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Sergio Ramos celebra un gol.
La doble cara de Sergio Ramos
Real Madrid

La doble cara de Sergio Ramos

Héroe de la 'décima', ejemplo de compromiso en el Mundialito y villano en la eliminatoria copera ante el Atlético.

Ignacio Tylko

Jueves, 22 de enero 2015, 18:14

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El fútbol es tan camaleónico que en apenas un mes un emblema del Real Madrid y de la selección española como Sergio Ramos ha pasado de ser el mejor jugador del Mundial de Clubes, donde demostró su compromiso con la causa al jugar la final ante San Lorenzo lesionado y con serio riesgo de agravar su dolencia, a ser señalado por buena parte de la crítica como el culpable de la temprana eliminación copera ante el Atlético y de algún roce en el vestuario. Como ocurre con casi todas las figuras, el camero despierta filias y fobias y pocas veces es valorado desde un término medio.

Cuando justo antes de las pasadas navidades el defensa sevillano fue elegido el MVP en el certamen celebrado en Marruecos, donde marcó el primer gol del duelo decisivo y se alistó a pesar de padecer una «roturilla» muscular en un gemelo, volvió a pedir su renovación. Se hacía acreedor a otro aumento suculento de sueldo por su calidad, importancia, liderazgo y valentía para jugarse el físico con tal de contribuir a las victorias de un club donde cumple ya su décima temporada y llegó con apenas 19 años, a cambio de 27 millones abonados al Sevilla.

«Tengo pasadores únicos pero no quiero quitarme mérito. Siempre me gustó hacer goles. A día de hoy, los jugadores que valen pasta también se reflejan por sus tantos». Esta reflexión de Sergio Ramos tras ese Mundialito supuso un guiño para Florentino Pérez con su su tercera renovación como telón de fondo. El sevillano acaba contrato en junio de 2017, tiene 28 años y sabe que es el momento de firmar el mejor acuerdo de su carrera.

Las negociaciones estuvieron muy avanzadas ya a principios de 2013 pero se estancaron y se habló incluso de que Ramos podría ser vendido por 65 millones. Salió a relucir entonces el interés del Barcelona y la relación entre el jugador y el presidente sufrió una crisis, con desplantes incluidos, aunque se encauzó en los últimos meses. Ramos, autor también de goles clave de cabeza en las semifinales de la pasada Champions ante el Bayern y en el duelo decisivo ante el Atlético, percibe 5,5 millones netos (como Kroos y James) y desea cobrar como Bale, Benzema o Iker Casillas, es decir percibir al menos 7,5. «Los que marcan goles, ganan pasta», soltó el de Camas en Marruescos, algo que a Florentino no le gustó aunque no evitó que haya buscado un acercamiento. El club, de hecho, le ha hecho una primera propuesta, pero la familia Ramos la ha declinado porque no cumple económicamente su idea para ampliar su vinculación.

Frivolidades

Quizá porque no se recuperó bien de esa pequeña lesión durante el parón invernal o por recrearse con ciertas frivolidades sobre el césped, el año 2015 comenzó mal para el Real Madrid y para Ramos, con derrota liguera en Mestalla (2-1), que puso fin a la extraordinaria racha de 22 victorias consecutivas, y el KO copero ante el Atlético. Ramos sucumbió ante los rojiblancos. En el Calderón cometió un penalti absurdo por agarrón a Raúl García que abrió el camino del éxito al Atlético. Y en el Bernabéu regaló los dos goles a los colchoneros en el primer minuto de cada tiempo por intentar pases casi imposibles que propiciaron sendos contragolpes definidos por Fernando Torres. Fue increpado por algún sector de su afición en el mismo estadio merengue, y a través de las redes sociales le acusaron de tratar de lucirse como si fuera el mítico káiser Franz Beckenbauer o el holandés Ronald Koeman a la hora de sacar el balón desde la zaga.

Incluido en el once ideal del año en la gala del Balón de Oro, donde lució palmito junto a Pilar Rubio, Ramos también recibió reproches por su actitud en el duelo matinal del pasado domingo en el Coliseum Alfonso Pérez de Getafe. Allí recibió con agrado la presencia de un nutrido grupo de los Ultras Sur a los que saludó al final del encuentro, según informó Cuatro. Ramos no sólo aplaudió a los radicales, vestidos con ropa oscura y tristes protagonistas de gestos fascistas, sino que también se dirigió a la denominada Grada de Animación del Real Madrid, a la que Casillas regaló sus guantes tras acabar el miniderbi.

Álvaro Arbeloa, fiel soldado de José Mourinho, sembró cierta inquietud sobre la falta de unión entre la plantilla cuando, en una reciente entrevista a Onda Cero, reveló que algún compañero le había afeado unos gestos públicos de apoyo a Karim Benzema para que los pitos del Bernabéu se tornaran en aplausos al francés durante un partido del curso anterior ante el Getafe. «Un compañero me recriminó cuando defendí a Benzema. Me preguntó si me creía el capitán, pero lo hice pensando en el equipo. Siempre he intentado ser el mejor compañero posible», lanzó Arbeloa. No añadió quién era ese jugador que le echó en cara su actitud, pero fuentes solventes apuntan precisamente a Sergio Ramos, no a Iker Casillas, Pepe o Marcelo, los otros 'jefes' de la cocina blanca.

Sospechas

También en la selección española ha sufrido algún problema reciente Sergio Ramos por poner en duda el compromiso de jugadores como Cesc y Diego Costa, ausentes por problemas físicos en la última convocatoria de Del Bosque para los duelos ante Bielorrusia, de clasificación para la Eurocopa de Francia 2016, y el amistoso ante Alemania. «Muchas veces, de las molestias que decimos a lo que tenemos hay un mundo. Hay que transmitir compromiso e ilusión pague tu club o la selección», espetó el sevillano en Radio Marca, donde extendió las sospechas sobre los jugadores del Chelsea de Mourinho, lo quiera o no, siempre en el fondo de los líos.

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