«Nos han dejado en la estacada»
Un desempleado con discapacidad denuncia que el servicio de empleo no tramita una prestación que tiene aprobada, con la que cubre las necesidades básicas de su familia
El hijo pequeño de Antonio, de 12 años, no desayunó nada ayer. En la exigua despensa de la familia, no había ningún alimento que pudiera echarse a la boca sin que su organismo se retorciese. Su intolerancia a la lactosa no le permitía, por ejemplo, comer las magdalenas que su padre recogió el día anterior de Cáritas. «Necesita sus alimentos específicos, pero no tengo dinero para comprarlos».
Antonio Sánchez no puede trabajar por una enfermedad degenerativa en las piernas y su mujer está en el paro. «Tengo dos niños menores de edad y la única comida que entra ahora mismo en mi casa es la que nos da la organización caritativa». El miércoles recogió dos cartones de leche, un bote de tomate frito, espaguetis y un par de botes de habichuelas. «Mi hijo no puede comer casi nada de eso, y a veces se va con el estómago vacío a la cama», asegura.
Antonio, vecino de la pedanía murciana de Cabezo de Torres de 48 años, lleva un mes sin poder comprar comida ni medicamentos y con la letra de la hipoteca y las facturas de la luz y del agua, pendientes de pago. «Los empleados del banco me llaman todos los días para reclamarme la cuota, y las compañías me han dicho que no me van a cortar el suministro durante el estado de alarma, pero una vez que acabe...».
«El Sepe tenía que haber renovado mi ayuda en marzo, pero me dijeron que el servicio estaba saturado por los ERTE»
Antonio no acaba la frase porque teme lo que le puede venir encima. A pesar de que tiene aprobada una prestación para desempleados, la Renta Activa de Inserción (RAI) de 431 euros, por una discapacidad del 48%, reconocida por el Instituto Murciano de Acción Social (IMAS), Antonio no ha ingresado ningún euro en su cuenta.
Explica que cuando se dispuso a entregar la documentación para renovar la ayuda el pasado mes de marzo, se encontró con las oficinas de empleo cerradas debido a la crisis sanitaria. «Llamé durante varias semanas al teléfono del Servicio Público de Empleo Estatal (Sepe) para pedir información sobre cómo podía entregar los papeles y reactivar la prestación, pero me dijeron que no podían atenderme porque el servicio estaba saturado por la avalancha de los ERTE», recuerda.
Finalmente, logró una cita a través de la página web del organismo público, y estaba previsto que le llamaran el pasado martes 12 de mayo, pero nadie se puso en contacto con él. Fue entonces cuando contactó con los servicios sociales y expuso su situación de extrema necesidad, y solicitó la Renta Básica de Inserción. «Cumplo con los requisitos para percibir esa ayuda y cubrir las necesidades esenciales, pero me dijeron que como estaba recibiendo la RAI, no me la concedían».
El vecino de Cabezo de Torres denuncia que tiene acceso a dos prestaciones, pero no percibe ninguna de las dos «por la inoperancia e incompetencia» de la administración. «Decían que no iban a dejar a nadie atrás, sin embargo a nosotros nos han dejado en la estacada; si mi hijo quiere desayunar algo mañana, solo puede comerse unas lentejas, porque no tenemos nada más», lamenta.
