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Davide Morana, a la carrera.

Davide vuelve a correr gracias a sus nuevas prótesis

El joven italiano residente en Murcia que sufrió la amputación de sus cuatro extremidades a causa de una meningitis asegura haber «cumplido un sueño»

La Verdad

Murcia

Miércoles, 18 de julio 2018, 21:04

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«Hoy se ha cumplido un sueño. Estoy muy emocionado. Es difícil expresar todo lo que tengo dentro». Así se expresaba este miércoles a través de su cuenta en la red social Instagram Davide Morana, el joven italiano residente en Murcia que sufrió la amputación de sus cuatro extremidades a causa de una meningitis que derivó en un shock séptico.

Davide adjuntaba este mensaje a un vídeo en el que se le puede ver estrenando a la carrera las nuevas piernas protésicas que le han colocado y que está aprendiendo a utilizar en su país natal, donde está llevando a cabo los ejercicios de rehabilitación. Davide, que siempre había sido un joven deportista, considera así que este supone un paso importante en sus intentos de lograr volver a una vida lo más normal posible tras su trágica enfermedad.

«Pero lo tengo claro: ¡este sueño lo cumplimos juntos! Porque a pesar de mi determinación y fuerza de voluntad, jamás habría sido posible sin toda vuestra ayuda y apoyo. Es el primero de muchos. ¡Vamos a por más! Arriba la vida», agradecía además el joven.

Lucha contra las secuelas

A sus veinticuatro años, Davide Morana, era la viva imagen de un joven saludable y feliz. Tenía trabajo, amigos, estaba enamorado y contaba con un físico envidiable moldeado a base de deporte y un estilo de vida muy activo. Su situación dio un vuelco en enero, cuando acudió a urgencias aquejado de fiebre y malestar general. Los médicos le advirtieron de que este año la cepa del virus de la gripe podía provocar vómitos, así que no dudó de ese diagnóstico hasta que al día siguiente se despertó muy débil y con manchas por la cara y los pies, que además le dolían intensamente. Estaba claro que aquello no era gripe.

Pocas horas después, Davide fue ingresado en la UCI. Las manchas se habían extendido por todo su cuerpo, habían crecido y se habían tornado de color morado oscuro. Los calmantes apenas conseguían aliviar el intensísimo dolor provocado por una meningitis bacteriana fulminante que rápidamente le causó un fallo multiorgánico. En ese punto las posibilidades de supervivencia eran mínimas, por lo que el equipo médico preparó a sus familiares y amigos para lo peor.

Contra todo pronóstico, Davide consiguió superar el shock séptico y, después de una semana en coma inducido, recuperó la consciencia. El muchacho consiguió sobrevivir, pero su lucha contra la sepsis meningocócica se había cobrado un alto precio. Sus riñones no funcionaban y una necrosis obligó a amputarle brazos y piernas. Los médicos pudieron evitar daños mayores en su cuerpo gracias a la extirpación de tejido afectado y a varios injertos de piel.

A finales de abril, Davide recibió el alta. Sin embargo, su lucha contra las secuelas de la enfermedad está lejos de haber acabado. «Con las prótesis adecuadas va a poder tener una vida normal, o lo más normal posible, y va a poder hacer todo lo que quiera», asegura su pareja. Sin embargo, las que le ofrece el sistema sanitario, particularmente las de las extremidades superiores, son toscas y anticuadas.

Él quiere recuperar la movilidad y su estilo de vida, algo que solo es posible a través de alternativas biónicas de última tecnología, cuyo precio es inasumible para una familia de clase media. El coste de un equipo completo puede situarse entre los 100.000 y 130.000 euros para las cuatro extremidades. Para reunir esa cifra, su entorno ha puesto en marcha una recogida de donaciones a través de la web davidemorana.com.

Además, espera que su caso ayude a concienciar sobre la necesidad de vacunarse contra el meningococo C. Esta vacuna se administra de forma sistemática desde el año 2000, aunque debido al desconocimiento aún hay muchos adultos que no están inmunizados. Las consecuencias pueden ser terribles por la rapidez con que evoluciona la enfermedad.

Esta amenaza microscópica es capaz de extinguir una vida en cuestión de horas. Davide tan solo perdió sus brazos y sus piernas. Ahora se aferra a sus ganas de vivir y confía en la solidaridad del prójimo para caminar y abrazar a sus seres queridos.

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