Sue Lyon y James Mason, en una escena de la película ‘Lolita’.

Desmontando el mito de Lolita

Lola López de Mondéjar escribe una novela en la que defiende que la niña creada por Nabokov es la víctima de un "delincuente sexual"

Antonio Paniagua

Sábado, 27 de febrero 2016, 08:33

Vladimir Nabokov quedó disgustado con la acogida de 'Lolita'. Muchos la tomaron por una novela de amor, cuando en realidad es la historia de la obsesión de un cuarentón pedófilo por una niña de doce años. La escritora Lola López Mondéjar también erró. Y eso que su oficio de psicoanalista la prevenía contra equívocos. Solo cuando la leyó por segunda vez se percató de que la obra de Nabokov encerraba un gran malentendido, porque la novela era, ante todo, la "narración de un abuso".

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López Mondéjar rinde un homenaje a Vladimir Nabokov, quien escribió una obra maestra a partir de un personaje literariamente perfecto, como es Humbert Humbert. Al cabo de los años la autora ajusta cuentas en su novela 'Cada noche, cada noche' (Siruela) con este personaje, un "delincuente sexual" que somete a una cría a abusos y violaciones. "Salvo algunos escritores como Martin Amis y Juan Villoro, que ven en 'Lolita' una historia de violación y secuestro, la mayoría de los críticos la interpretaron como una historia de amor, movidos por la necesidad de justificar una fantasía sexual masculina".

La novela de Nabokov cuenta la historia de Dolores Schiller, una mujer que parece un cáncer incurable y antes de acudir al suicidio asistido revela su mayor secreto. A la luz de los diarios de su madre, que murió al dar a luz a su hija, Schiller saca como conclusión que su madre no es otra que la Lolita de Nabokov. Para confirmarlo viaja a Suiza para entrevistarse con Humbert Humbert. López Mondéjar atribuye la hegemonía de esa lectura sesgada a que "sigue siendo muy reconfortante para los hombres".

El libro de Mondéjar es también una declaración de amor a la madre muerta y una revisión del mito de Lolita, uno de los más poderosos que han surgido en la literatura del siglo XX. Tanto que muchos apelan a este nombre propio para aludir a una preadolescente seductora sin haber leído siquiera la novela de Nabokov.

"Popularidad artificiosa"

Al escritor de origen ruso y con pasaporte estadounidense le sublevaba que su relato fuese malinterpretado, que se viera en Lolita a una niña perversa cuando ella era víctima de la corrupción masculina. En una entrevista con Bernard Pivot para el programa 'Apostrophes', uno de los más influyentes de la televisión francesa, Vladimir Nabokov lo dijo bien claro: "Lolita, la nínfula, sólo existe a través de la obsesión que destruye a Humbert. Éste es un aspecto esencial de un libro singular que ha sido falseado por una popularidad artificiosa".

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La autora, que alterna la publicación de novelas con ensayos, considera que la Lolita es víctima de un doble ultraje: primero a manos de Humbert Humbert y luego por los propaladores de una versión oficial que pinta a la niña como una chica demoníaca y seductora. "El personaje de Humbert Humnbert me parece detestable. Pero literariamente es poliédrico y con una verborrea que le hace encantador. Y justifica el imaginario de muchísimos hombres. En el comienzo de la novela, tan espectacular, está el origen de la confusión: Que uno ame al objeto de deseo no quiere decir que lo ame".

La atracción de un hombre adulto por una niña es un asunto recurrente en la literatura de Nabokov. Primero apareció en un cuento y luego en una novela corta, 'El hechicero', que rescató de las llamas su esposa Vera. Esto habla de la relación ambivalente del escritor con su obra. "Nabokov era un hombre extremadamente inteligente y un genio como escritor. Odiaba el psicoanálisis porque, sospecho, no quería entrar en las motivaciones internas de las cosas. En el fondo sabía que como lectores podíamos preguntarle: '¿A ti qué te pasa con las niñas?'".

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'Cada noche, cada noche' incluye varios homenajes: a la novela policiaca, a Cortázar por su cuento 'La continuidad de los parques' y James Joyce por su relato 'Los muertos'. La escritora ha disfrutado mucho con estas evocaciones. Podía haber escrito un ensayo, pero eligió la novela por la libertad y licencias que le procuraba. "De esta manera podía especular más. Como ensayista no podía decir que Nabokov reprimía su homosexualidad como pedófilo, como psicoanalista no me autorizo a mí misma para afirmar tal cosa, pero sí lo puedo aventurar en una ficción".

'Cada noche, cada noche' aborda también los temas de la vida y la muerte. Dolores Schiller se prepara para recibir la muerte, persuadida de que las palabras que ha dejado escritas, así como las que le dejó en herencia su madre en forma de diario, servirán para desmontar un terrible malentendido.

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