La crudeza de vivir sin el calor de los focos
UN AÑO SIN CONCIERTOS ·
Artistas, músicos, promotores y dueños de salas constituyen uno de los sectores más castigados. «Hay mucho desánimo porque no sabemos qué va a pasar», comentanSin saltar, ni cantar, ni bailar. Sin poder pedir una cerveza en la barra, ni saludar con un abrazo a un colega. Sin calor, ni emociones. Sin conciertos. «Al principio de la pandemia no me creía lo que estaba ocurriendo. Tuve que hacer un proceso de asimilación cuando vi que el sector de la música no se reactivaba», confiesa la murciana Maryan Frutos, conocida artísticamente como Kuve. «Los días pasaban y no podía estar sin hacer nada, así que me puse a componer canciones y aproveché también para iniciarme en los procesos de producción. Este tiempo me ha servido para estudiar y aprender muchísimo, pero todo es muy extraño».
La pandemia cortó sin aviso ni piedad las ilusiones de los músicos en marzo de 2020, cuando los conciertos en directo se esfumaron por completo. Esa realidad se fue alargando en el tiempo y provocó un duro golpe para el sector de los espectáculos en vivo, que todavía deambula buscando una salida a esta crisis. El hecho de estar un año sin actuaciones ha obligado a un buen número de músicos y artistas a abandonar sus sueños. En cambio, otros han conseguido adaptarse a una nueva normalidad que, por el momento, no tiene fecha de caducidad.
«Estaba a punto de comenzar la gira del disco 'Castillos de fuego', con una treintena de conciertos que finalmente no se celebraron. De hecho, una de las cosas más duras fue ir quitando fechas de mi agenda y ver cómo se quedaba vacía», recuerda la cantante murciana. Durante meses, los días de la artista arrancaban creando y terminaban sumergidos en los secretos de la producción musical. Muchas horas de estudio y trabajo, pero pocos ingresos. «Los que formamos el sector de la música no hemos recibido ningún tipo de ayuda; la situación es bastante crítica», lamenta Kuve. «La SGAE me ha 'ayudado' un poco durante este tiempo en el que no he percibido nada. Antes de que se decretara el confinamiento, casualmente, monté una escuela de canto para niños. Pero las clases se paralizaron en marzo y volvieron en octubre. Esto también me ha echado un capote a la hora de sobrellevar la situación», apunta.
Para ella, «lo peor ha sido no pisar los escenarios, no disfrutar de la gente en los conciertos y no sentir la energía del público. Solo he dado un bolo, y ha sido extraño ver a la gente sentada, con la mascarilla puesta, sin bailar, sin oler a cerveza, sin abrazarse, sin moverse...». Añade que «también es complicada la incertidumbre a la que estamos sometidos ahora; no sabemos si vamos a salir a cantar hasta el último día, y eso es un sinvivir porque dependemos de los datos del virus».
En cambio, la llamada de Nacho Cano a Kuve para que cantara con él 'Un año más' de Mecano en la Puerta del Sol, antes de las campanadas de Nochevieja, es de las mayores alegrías que se lleva la artista de estos amargos doce meses. «Lo mejor que me ha pasado fue cantar junto a Nacho Cano. Ha sido lo más increíble y emotivo, ya que esa actuación con la plaza vacía fue un homenaje a las víctimas que se ha cobrado la pandemia y a la gente que ha trabajado en primera línea de batalla», rememora.
La frase
-
Kuve, cantante «Lo peor es no pisar un escenario, no sentir el calor del público ni su energía. Ha sido un año muy raro, pero me ha servido para componer»
Un sector hecho pedazos
Pero los afectados en la industria del espectáculo en directo no son solo cantantes y músicos. Detrás de los conciertos hay promotores, propietarios de salas de conciertos, mánagers, técnicos de sonido e iluminación y demás actores de la cadena que se han visto afectados duramente por la crisis del coronavirus. El presidente de la Asociación de Salas de Conciertos Murcia Live, Isaac Vivero, revela que «se han dejado de celebrar alrededor de 500 eventos de música en directo durante este año en la Región». Añade que «este año ha sido un auténtico desastre, sin ingresos y soportando un montón de gastos. Y lo peor es que 2021 no pinta nada bien para nadie del sector». Por suerte, confiesa, «ninguna sala de conciertos ha cerrado de forma definitiva, pero lo estamos pasando fatal».
En estos doce meses, los músicos suplieron la falta de conciertos en directo con nuevas composiciones que bombardearon internet. El archenero Pedro Contreras, pianista profesional, compositor y productor, aprovechó ese 'boom' de nuevos temas para sobrevivir al desastre.
«Tenía programados unos 50 conciertos para 2020. A unos 400 o 500 euros por actuación, imagínate lo que he dejado de ganar», confiesa en su estudio de grabación de San Pedro del Pinatar. «Todo era tan surrealista que llegó un punto en el que tuve que enfrentarme a la situación y decidí adaptarme a los nuevos tiempos», relata este músico, que estudió en Berklee College of Music de Boston y ha trabajado con artistas de la talla de Lolita, Pitingo, Chenoa, Xuso Jones y Ruth Lorenzo.
Contreras analizó el mercado y puso en marcha toda la maquinaria de su estudio de grabación para aprovechar la ola de nuevas canciones. La mayoría de artistas estaban «locos» por registrar sus nuevos temas. «Al principio la gente tiró mucho de grabaciones caseras, pero la situación exigía más calidad; el estudio me ha salvado», relata este pianista.
La cifra
-
500 es el número de conciertos que se han cancelado en salas de la Región, según la asociación Murcia Live.
De la música al supermercado
«Conozco a muchos que abandonaron la profesión y tuvieron que dedicarse a otros oficios, como por ejemplo, trabajar de reponedores en supermercados. El ambiente es de absoluta desilusión. Hay mucho desánimo porque no sabemos qué va a pasar», asegura mientras revisa los controles de la última producción en la que está inmerso. «La música no puede faltar, y los conciertos tampoco, porque dan vida a la sociedad y forman parte de la felicidad de las personas. Un bolo hace que la gente sienta, se teletransporte, se relacione y disfrute de un espectáculo único», sentencia.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión