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Un agente de la Policía Nacional custodia uno de los alijos de cocaína intervenidos por el Grupo de Estupefacientes en la época en que Juan José Ll. C. estaba al frente. GUILLERMO CARRIÓN / AGM

Ll&N Corporation: licencia para delinquir

La fiscal pide más de 275 años de prisión para los integrantes de una presunta mafia policial y sus compinches, que serán juzgados por supuestos robos de droga y joyas, entre muchos otros delitos

Domingo, 30 de septiembre 2018, 08:18

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Las Diligencias Previas 5.817/13, que a lo largo del último lustro ha impulsado el Juzgado de Instrucción número 5 de Murcia y por las que se acaba de abrir juicio, bien darían para inspirar una serie de televisión al estilo 'The Shield' o 'Luther'. Presunta corrupción policial, pero a la española: traficantes metidos a 'confites' que utilizan los soplos para vengarse o quitarse de encima a la competencia, asaltos a otros narcos para despojarles de los alijos o el dinero, sustracciones de drogas y joyas decomisadas en operaciones policiales, delitos provocados, diligencias falseadas, extorsiones, palizas, tenencia irregular de armas, cobros de dinero bajo mano, detenciones ilegales... Y para no dejar de ponerle un punto cañí al asunto, hasta el detalle de un policía nacional que tenía su casa enganchada clandestinamente a la red pública de suministro eléctrico.

¿Difícil de creer? Seguro. Pero pasen, vean y juzguen.

Un ex inspector jefe de Estupefacientes aparece señalado por presuntas sustracciones de cocaína, que un soplón vendía en el mercado negro para repartirse los beneficios

Para la Fiscal Antidrogas de la Región, María Isabel Neira, existen pocas dudas acerca del supuesto entramado delictivo que años atrás se habría montado entre un grupo de agentes de la Jefatura Nacional de Policía de Murcia, encabezados por quien era el máximo responsable de la Brigada Provincial de Estupefacientes de la Policía Judicial, Juan José Ll.C., y un supuesto delincuente de origen dominicano, Nelson M.N., alias 'Willy', que actuaba como soplón. Dicho en palabras de la representante del Ministerio Público, este era «un colaborador estable, aunque no siempre oficializado, de la Policía Nacional y de algunos agentes de la Policía Local de Murcia, que pasaba información sobre actividades delictivas varias y especialmente sobre tráfico de drogas, dada su estrecha proximidad» a esos entornos. Sus servicios, siempre según la fiscal Neira, eran tan amplios como pudieran necesitarse: «hacerse pasar por traficante, ofrecer prensas (para la droga), aparentar ser comprador de varios kilos de droga, cerrar citas o adquirir estupefacientes, provocar delitos, generar detenciones, facilitar datos que se volcaban en vigilancias o grabaciones... con una total falta de escrúpulos».

Merced a sus «evidentes relaciones con agentes policiales», de las que no dudaba «en alardear», no solo se habría dedicado al narcotráfico con total impunidad, sino que además habría «extorsionado a terceros, incluso de forma violenta para que le entregaran dinero bajo la amenaza de colocarles droga en su casa o en el coche y hacerlos detener».

En el sumario hay pruebas de que no hablaba en balde. Y si no que se lo pregunten a un tal Freiddy R.M., con quien se había enemistado y a quien se habría quitado de en medio por el efectivo método de colocarle una bolsa con heroína en su Opel Astra y avisar al 091. Mano de santo, oigan.

PRINCIPALES ACUSADOS

  • Nelson M N., alias 'Willy'. Acusado de 17 delitos, por los que la fiscal reclama 48 años de prisión.

  • Delio Miguelito M N. Hermano del anterior, se le piden casi 29 años por diez presuntos delitos.

  • Diego Antonio B B. Presunto integrante de la banda de Nelsón. Acusado de diez delitos, se enfrenta a casi 28 años de cárcel.

  • Rafael Emilio S G. Sospechoso de pertenencia al clan de Nelson. Le piden 24 años y medio por nueve supuestos delitos diferentes.

  • Denba W Ciudadano subsahariano supuestamente utilizado por Nelson para perpetrar los asaltos a otros traficantes. La fiscal reclama 21 años y medio de prisión por ocho presuntos delitos.

  • Juan José Ll C. Antiguo inspector jefe de Estupefacientes de la Policía Nacional. Se enfrenta a 20 años de prisión por cuatro supuestos delitos.

  • Francisco M M. Exinspector de Policía Judicial, está acusado de tres delitos, por los que se le piden casi 17 años de cárcel.

  • Manuel Alejandro S O. Agente de la Policía Nacional. Encausado por siete hechos delictivos, afronta 21 años y medio de petición.

  • Isamel S R. Agente de la Policía Nacional. La fiscal le pide 21 años y medio por cinco presuntos delitos.

Asaltos a otras banda, un innovador sistema

'Willy' habría creado en torno a sí «una auténtica organización criminal», integrada por una decena de miembros estables entre los que se encontraría su compañera sentimental y su propio hermano. Una de sus aparentes especialidades consistía en apoderarse de sustancias estupefacientes y grandes cantidades de dinero de otras bandas, para lo que había desarrollado dos eficaces sistemas. Uno consistía supuestamente en utilizar la intimidación o la violencia contra los miembros de otra organización, lo cual en verdad no tenía nada de novedoso. El otro método, mucho más innovador, pasaba por avisar a la Policía en plena transacción de estupefacientes, con lo que conseguían provocar la alocada huida de los integrantes de la otra red y quedarse para sí el alijo de drogas o el dinero que llevaban.

Las diligencias aportan datos de al menos siete 'vuelcos' de este tipo contra otras organizaciones delictivas, algunas realmente aguerridas, lo que ofrece una idea de la peligrosidad y osadía de la banda de Nelson. Unos elementos a los que se sumaba la sensación de seguridad e inmunidad que le otorgaba contar con la presunta protección de agentes de la Policía Nacional y, más concretamente, de quien era inspector jefe de Estupefacientes.

Juan José Ll.C. tenía registrado al dominicano como «colaborador de inteligencia» desde el año 2012, lo que según la fiscal le proporcionaba una excelente cobertura para mantener un continuo contacto con el supuesto delincuente, además de permitirle conocer cualquier investigación que pudiera afectar al soplón.

La relación entre ambos habría degenerado con el tiempo hasta derivar, siempre según la acusación pública, «en un consorcio criminal que se mantuvo durante años», en concreto, hasta diciembre de 2014, en que los agentes de la Unidad de Asuntos Internos (UAI) del Cuerpo Nacional de Policía pusieron fin a esa presunta alianza delictiva.

«El día 15 nos vemos aquí. Si yo tengo algo ya, buscamos algún sitio... Mi teléfono está intervenido», se le escuchó decir al mando policial pocos días antes de su arresto

La denuncia de un extorsionado abrió la caja de los truenos

Para ese momento, los especialistas en combatir la corrupción dentro del propio cuerpo llevaban ya un año siguiendo las comprometidas relaciones del jefe de 'Estupas' y su 'confite'. Las alertas se habían activado a raíz de que un buscavidas se presentara en el juzgado de guardia de Murcia y denunciara que un ciudadano dominicano, de nombre Nelson y 'Willy' por apodo, le había extorsionado bajo la amenaza de hacerlo arrestar por policías corruptos con los que trabajaba.

La investigación fue mucho más que complicada. De un lado, el inspector jefe conocía de la existencia de esa denuncia, lo que en apariencia le había hecho extremar las precauciones en sus contactos con Nelson; de otro, varios de los sospechosos eran agentes con un elevado conocimiento de las técnicas policiales de seguimiento, lo que hacía muy problemático mantenerlos bajo control sin ser descubiertos. Un auténtico batallón de especialistas de Asuntos Internos -hasta 65 funcionarios- se movilizaron para relevarse en las vigilancias y evitar que los presuntos malos llegaran a 'morderles'.

Lo que fueron averiguando los UAI les confirmó en la supuesta existencia de una trama de corrupción policial, de forma que los esfuerzos para desmantelarla se redoblaron. Estas son algunas de las operaciones sospechosas resumidas por la Fiscalía Antidroga en su escrito de calificación provisional.

Cocaína con efectos mutantes

En junio de 2014, la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco-Estupefacientes) liderada por Juan José Ll.C. detuvo a cinco presuntos narcos y les intervino siete kilos de cocaína. En el alijo figuraba una bolsa con 230 gramos de sustancia blanca en roca que dio positivo al test de cocaína, pero que cuando llegó unos días después al laboratorio de Sanidad ya no daba positivo alguno: había pasado a ser cafeína. La fiscal sostiene que se le dio el cambiazo a la droga. Los hombres de Asuntos Internos descubrieron al inspector jefe manteniendo un breve encuentro con Nelson al día siguiente de las detenciones. «No había otro motivo real que no fuera la entrega de la droga», afirma el Ministerio Público.

Los agentes anticorrupción constataban que las presuntas manipulaciones de los alijos intervenidos eran habituales. «Sustancias que no daban positivo en los test reactivos de cocaína, una vez analizadas sí lo eran, con índices de pureza muy elevados y al revés, y había alteraciones de peso ilógicas o con colores diferentes, lo que arroja la fundada sospecha de manipulaciones», insiste la fiscal Neira.

El secreto de la 'Operación Cerrajero': «alteraciones de peso»

El 20 de agosto de 2014, los 'estupas' de Murcia realizaron una nueva operación antidroga, bautizada como 'Cerrajero', que finalizó con seis arrestos, la incautación de varios kilos de cocaína y el cierre de un laboratorio clandestino. La Fiscalía sostiene que el inspector Ll.C- se apoderó de parte de la droga contenida en dos paquetes. Uno contenía en origen un kilo de cocaína, en dos bloques paralelepípedos que cuando llegaron al laboratorio de Sanidad estaban troceados, con algunos fragmentos en los que además no coincidía ni el color ni el grosor. Otro estaba en una bolsa, que contenía 62 gramos de una sustancia blanca en roca que había dado positivo a la coca y que, más tarde, ya en Sanidad, se encontraba en fragmentos dispersos de color beige que no se correspondían con esa droga detectada en origen.

A la vez desapareció un envoltorio con 33 gramos de lo que aparentaba ser cocaína en roca.

De esta forma, de los ocho paquetes intervenidos en la 'Operación Cerrajero', solo siete llegaron al laboratorio y de estos «una buena parte presentaba alteraciones de peso inexplicables»; concretamente, diferencias de 103, 37 y 20 gramos.

La fiscal sostiene que en el encuentro que el jefe de Estupefacientes mantuvo con Nelson el día 27 fue cuando se le hizo entrega a este de la droga que habría sustraído.

Días después, el 3 de septiembre, habrían vuelto a verse, en esta ocasión con el supuesto fin de que el confidente le entregara al policía la parte que le correspondía por la venta de la cocaína.

«Lo que importa es el peso». Sustancias de corte

Agentes de la Comisaría del Carmen de Murcia detuvieron el 1 de noviembre de 2014 a un presunto narco con casi medio kilo de cocaína, repartido en cinco bolsitas. El atestado fue traspasado al Grupo de Estupefacientes. Cuando un agente fue a llevar la droga al laboratorio de análisis, se dio cuenta de que en las diligencias figuraban cinco bolsas, pero él estaba llevando seis. Por alguna razón inexplicable, el alijo había aumentado a su paso por Comisaría. Llamó al inspector jefe y este le respondió: «Entrégalo así. Lo que importa es el peso. Peso y listo». Cuando la cocaína fue analizada, la sustancia de cuatro envoltorios tenía un índice de pureza prácticamente idéntico, pero en otro había caído hasta el 16% y el último apenas llevaba un 1% de cocaína. Era todo almidón.

En tales circunstancias, el Ministerio Fiscal sostiene que el mando policial acusado «se apoderaba también se sustancias de corte con las que engrosar el peso de los decomisos que manipulaba en su beneficio, motivo por el cual se detectaban alteraciones inexplicables en los pesajes de esas sustancias». Hasta el extremo de que en ocasiones acababa apareciendo más 'droga' de la que en un principio se había incautado.

Para ratificar esa sospecha, los agentes de Asuntos Internos recuperaron una bolsa que el inspector jefe había tirado a un contenedor, junto a su domicilio, y constataron que tenía restos de almidón, una sustancia de corte habitual.

Nuevamente, tras esa intervención, el policía y su confite volvieron a quedar para una aparente transacción de la droga sustraída.

'Operación Guayaquil o Tucumán', las oquedades del raspado

A medida que transcurrían los meses, las medidas de seguridad en los contactos entre Juan José Ll. y Nelson M. se intensificaban. Ya prácticamente solo hablaban desde cabinas telefónicas y establecían citas a largo plazo. «El día 15 nos vemos aquí. Si yo tengo algo ya buscamos algún sitio... mi teléfono está controlado... Salvo que sea una cosa muy gorda, el día 15 nos vemos aquí», se le escuchaba decir al inspector jefe, en tono evidentemente preocupado, en una conversación captada en noviembre de 2014.

En esos días se estaba desarrollando precisamente la 'Operación Guayaquil o Tucumán', en la que Guardia Civil y Policía Nacional intervinieron casi 6 kilos de cocaína. Los paquetes, perfectamente sellados, fueron fotografiados por los agentes de la EDOA de la Benemérita y luego los dejaron en manos del Grupo de Estupefacientes de la Jefatura de Murcia. Pues bien, en los dos días que estuvieron bajo su custodia, Juan José Ll. habría procedido a practicar sendas incisiones en forma de U en dos de ellos y a raspar parte del bloque de cocaína, tras lo cual volvió a cerrarlos con film transparente.

Un par de días después habría hecho lo mismo con los cinco paquetes restantes, esta vez con incisiones longitudinales. De tal guisa, envueltos en plástico transparente de cocina, llegaron al laboratorio, con una apariencia bien distinta a la que habían plasmado en fotografías los guardias civiles.

La fiscal estima que la cantidad de cocaína de la que se habría apoderado y entregado más tarde a Nelson superaba los 100 gramos, con un valor por encima de los 6.200 euros.

Venta de joyas decomisadas: «Vamos a tomar un café»

«El consorcio criminal que unía a los acusados Juan José Ll. y Nelson M. se extendía a la venta de joyas, que el agente entregaba previa sustracción de las que tenía en depósito», sostiene la representante de la acusación pública. Las alhajas acababan en un comercio de compraventa de oro donde, conscientes del presunto origen ilícito de las joyas, no las inscribían en el registro. Para tal propósito, Nelson quedaba con la dueña del establecimiento utilizando la fórmula de «vamos a tomarnos un café».

EL 16 de diciembre de 2014, Asuntos Internos explotó la operación y detuvo a los principales sospechosos por una decena larga de presuntos delitos. Nelson tenía en su poder casi 100 gramos de cocaína que el inspector le había entregado presuntamente la noche anterior.

Después de un lustro de investigación judicial, la Fiscalía pide 275 años de prisión para los 17 acusados, cuatro de ellos agentes de la Policía Nacional. La juez ya ha abierto juicio por 27 presuntos delitos, que van desde el tráfico de drogas al cohecho, pasando por casi una decena de robos con violencia e intimidación, denuncia falsa, pertenencia a organización criminal, detención ilegal, malversación de caudales públicos, falsedad documental, tenencia ilícita de armas...

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