David Samper: «El consumo ha registrado un crecimiento exponencial durante la pandemia»

–La rentabilidad y los precios, ¿siguen siendo el gran reto de la agricultura ecológica?

–La crítica que ha tenido siempre la agricultura ecológica es el hambre en el mundo y que se trata de un sistema de producción caro que provoca que el consumidor encuentre precios más altos. Pero la realidad es que la agricultura ecológica no es más cara. Es que tenemos que acostumbrarnos a saber qué cuesta lo que consumimos. Si comparamos una oferta en el supermercado con un precio muy bajo porque lo utilizan como técnica de marketing, con el producto ecológico, es más caro. Pero la realidad es que ese precio de la oferta no es real. Y el consumidor tiene que saber qué cuesta producir ese producto. El sector primario es el que se encarga de alimentarnos. Y al final somos muy básicos, y tenemos que alimentarnos tres veces al día.

–¿Entonces es una leyenda que sea más cara?

–Cuando se inició la agricultura ecológica en los años 80 los costes de distribución eran muy altos porque el consumo era bajo. Se vendían cajas, no camiones, y sí, era más caro. Ahora ya no es así.

–¿Y la rentabilidad para el productor es más baja?

–Cuando el agricultor tradicional tiene que hacer esa transición, que dura unos tres años, tiene que limpiar el terreno y vender su producto en el mercado tradicional. Durante ese período de tiempo tiene menor rendimiento y compite en un mercado que no le corresponde. Ahí sí que hay que apoyar al productor, en la transición, que es cuando tiene menos rentabilidad.

–La Región ha alcanzado ya el objetivo de la UE para 2030 en cuanto a superficie ecológica, que representa el 25% del total. ¿Sigue en crecimiento?

–Seguimos creciendo, y la tendencia es lineal al alza. Estamos creciendo alrededor de un 10% anual.

–¿Dónde queda margen de crecimiento: viñedos, cítricos, frutas...?

–Los viñedos y los cítricos es donde más ha crecido la agricultura ecológica en el último año.

–El 85% de la producción ecológica de la Región se dedica a la exportación... ¿Interesa reducir ese porcentaje?

–Esto debe seguir así, porque en Centroeuropa en invierno no se puede producir. Si lo hicieran, lo harían con unos costes energéticos mucho más altos de los que implica el transporte. Lo que tenemos que hacer es incrementar el margen de consumo nacional. Tenemos que llegar a él, ya que tenemos la suerte de que se produce en nuestra Región; el consumidor debería ser consciente de que se trata de invertir en nuestra tierra.

–Hay cierta resistencia...

–Los consumidores de otros países, cuando ven un producto con la bandera de su país en el embalaje, ya no siguen buscando. Nosotros tenemos que valorar más lo nuestro, porque además tenemos muy buen producto.

–¿Nos ha llevado la pandemia a mirar más hacia el medio ambiente y a lo que comemos?

–Sí, ha habido un crecimiento exponencial con la pandemia, hasta el extremo. Pero vamos con las mareas y los vientos, y el consumidor debe acostumbrarse a pensar y decidir por sí mismo.

–Hemos terminado por convencernos de que somos lo que comemos...

–A veces no le damos importancia a lo que comemos, tenemos prisa, pero luego le dedicamos mucho tiempo a elegir a qué restaurante ir o qué ropa comprar. Y si no estás bien alimentado, nada de eso vale para nada. Y es lo más importante, que el tiempo que estemos aquí, estemos bien.

–¿Es la agricultura ecológica la solución al Mar Menor?

–La agricultura ecológica no puede ser la única solución al Mar Menor. Son los técnicos y científicos quienes deben resolver la cuestión. En el Consejo estamos dispuestos a ofrecer todas la ayuda necesaria para colaborar en lo necesario con la experiencia acumulada de más de 21 años.