«La ciudadanía no aceptará recortes»

Antes de que la expansión del virus modificara la rutina de todo el país, «habíamos normalizado –llama la atención el responsable de Cepaim– muchas situaciones que no podemos seguir aceptando, como el hecho de que hubiera personas sin hogar», una realidad, insiste, «que habíamos interiorizado y que formaba parte del paisaje urbano», pero a la que «no debemos volver». Todo lo contrario: «Tenemos que caminar –afirma Segura– hacia una nueva normalidad que no invisibilice las situaciones de los colectivos más vulnerables y que ponga a las personas en el centro de las políticas públicas».

La labor de Cepaim desde la declaración del estado de alarma, explica el responsable, se ha centrado en «garantizar la atención a las miles de personas que tenemos en nuestro dispositivo de acogida», en «asistirles en sus necesidades básicas» y en «informarles y asesorarles de lo que estaba ocurriendo, puesto que no todas las personas a las que atendemos hablan español». Añade Segura que esta labor, para la que han contado y siguen contando con la generosidad de «muchas empresas murcianas que nos han apoyado con la donación de alimentos, mascarillas y productos higiénicos», ha sido y está siendo «muy intensa». Esta crisis, reconoce, «nos pone en cuestión porque tenemos que saber dar respuesta, y la sensación que tenemos es que por más horas que le dediquemos nunca terminamos de llegar a todas las necesidades que tenemos abiertas».

A la atención de las personas y familias de su dispositivo de acogida han sumado la asistencia a los asentamientos chabolistas en zonas rurales y cercanas a explotaciones agrícolas, donde, denuncia, «viven seres humanos sin acceso al agua y en condiciones totalmente deplorables e infrahumanas». Para cuando la amenaza de la Covid-19 haya decaído, la reubicación de estas personas y la erradicación de estos asentamientos, sostiene Segura, «debe ser una prioridad». Y, por ello, considera, «hay que construir políticas estables de empleo, vivienda e integración social, y no exclusivamente asistencialistas». La Región, recuerda Segura, cuenta con «una de las tasas de pobreza y de exclusión social más altas del país».

Al margen de las consecuencias sociales y económicas que está desencadenando esta pandemia, su irrupción, considera el responsable de Cepaim, ha puesto de manifiesto «con rotundidad el valor y la importancia de servicios públicos como la sanidad, la educación y la asistencia social, de la que participamos las entidades del tercer sector, esenciales en este momento». Cree, además, que estos «saldrán reforzados» porque «la ciudadanía no va a volver aceptar un recorte en los servicios públicos; no va a aceptar que, en aras de determinados objetivos de déficit público o económicos, se vuelvan a aplicar recortes en nuestros sistemas sanitarios, educativos y sociales. Son servicios esenciales que necesitamos reforzar, al igual que necesitamos seguir apostando por la ciencia y reforzar la investigación. No son un gasto, sino una inversión en beneficio de toda la ciudadanía».