Vecinos de La Albatalía denuncian «botellones y amenazas» en la huerta

Abandonados se sienten los vecinos del carril de los Polos, en La Albatalía, ubicado muy cerca del límite con la Ronda Oeste. Sus quejas sobre cuestiones como la limpieza viaria, el estado del firme o de la señalización no es nueva según relatan residentes de la zona como Bernardino. «Las cañas llegan a la mitad de la carretera en una calzada muy estrecha, la acequia que pasa por aquí se llena de basura y de bichos, y las señales de tráfico o brillan por la ausencia –falta una de calle sin salida– o presentan un mal estado de mantenimiento, como aquel espejo roto», señala acompañado de su hijo Sergio. «Hasta tenemos un coche abandonado que nadie lo retira», añaden, incidiendo en que, «si tenemos un incendio en la zona, el camión de bomberos no pasa».

Sin embargo, todas estas deficiencias que han reclamado con numerosos escritos a los diferentes alcaldes pedáneos y al Ayuntamiento, se han agravado con una nueva deficiencia que perturba su paz: el botellón recurrente que soportan desde hace unos meses en un terreno adyacente a sus viviendas. Molestias propias, por desgracia, de zonas como el ZigZag, trasladadas a la huerta. «A entre 10 y 20 jóvenes, no sé a cuento de qué, les ha dado por venir a beber aquí todas la semanas desde el pasado verano», relata Sergio. Esta cuestión genera los inconvenientes habituales: montones de basura que nadie recoge, ruido con música incluida y orines en la zona, incluso en la fachada de las viviendas. Los problemas generados por estos chavales, muchos de ellos menores de edad, han ido sin embargo más allá.

«Y no puedes decirles nada porque se rebotan y se te ponen violentos; de hecho la Policía Local nos ha dicho alguna vez que no nos enfrentemos con ellos porque podría ser peor». Esta actitud ha desembocado, por ejemplo, en las amenazas a personas mayores que viven en la zona, como Lucía, de 72 años. «Hemos tenido enfrentamientos, porque, además, vienen a darnos golpes en la verja y en la venta, y nos ensucian las paredes», añade la vecina, señalando que después les toca retirar los desperdicios, al menos en el entorno de las viviendas. «Vidrios rotos y condones hemos sacado del callejón», insiste.

Estos vecinos aseguran que no sirve de nada llamar a la Policía porque «siempre les da tiempo a salir corriendo y nunca son siquiera identificados, lo que luego les lleva a volver nuevamente», puntualiza Sergio. De hecho, fuentes municipales constatan que «en el Servicio de Atención y Relación con el Ciudadano de la Policía Local se tiene constancia de esta queja, pero los agentes han actuado hasta en 20 ocasiones sin detectar esta problemática». «Eso es porque siempre logran huir sin problemas», apostillan los vecinos. Por su parte, el alcalde pedáneo de La Albatalía, Juan Antonio Ros Ortuño, asegura que «se está en trámite de resolución del problema tras informar a la Policía».

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