La tienda que devuelve a la infancia a tres generaciones en Murcia

Los que jugaban en los 60 con la mítica peonza de madera, quienes en los 80 no podían parar de divertirse con los juegos de mesa, como 'La ruta del tesoro', o en los años 90 lo hacían con la consola que revolucionó el mercado, la Game Boy, podrán revivir su juventud gracias al local de Cazatesoros, Antiguedades y Coleccionismo, una tienda de Murcia que revive la historia de estos juguetes y videojuegos.

Ángel Lucas Herrero y su mujer Sonia son los 'culpables' de la revolución surgida de coleccionar antigüedades con un significado especial para el demandante. Comenzaron en 2011 vía 'online'; al año siguiente tuvieron su primer local en Los Dolores, hasta que en noviembre de 2019 dieron el salto y, actualmente, se encuentran en el centro de Murcia, donde disponen de un amplio catálogo.

«Tenemos un público multidisciplinar que está deseando recuperar su infancia, y como no hay máquinas del tiempo pues recurren a nosotros. Te gastas 20, 30 o 40 euros y te teletransportas directamente a esa época», confiesa el dueño. Se pueden encontrar libros de todas las categorías «para los bibliófilos más potentes», videojuegos, radios, películas en varios formatos y hasta juguetes del siglo XIX.

Ángel recalca la importancia de tener tanta diversidad, porque no solo acuden a su tienda adultos y mayores, sino que también existen niños que se interesan por algunos artículos, como videojuegos o consolas. De hecho, estos son unos de los objetos que más se consiguen vender: «Son muy potentes porque cumplen con un público de 1975 hasta chavales que tienen 10 años, es decir, tenemos dos o tres generaciones de personas que quieren volver a su infancia o que directamente son jugadores», recalca. Además, este tipo de antigüedades no paran de crecer, ya que cada vez más personas se interesan por obtener alguna pieza que les sea importante. «Los juegos que, por ejemplo, vendíamos hace tres años, ahora se han duplicado», afirma Ángel.

¿Y de dónde sacará Cazatesoros toda la colección que dispone? Según comenta Ángel, las fuentes para hacerse con estas antigüedades «son muy diversas»: desde familias que se deshacen de los objetos de un pariente que ha fallecido, coleccionistas que alguna vez venden sus propias compras, hasta personas que viven en la calle y que acuden a este tipo de comercios para poder sacar algo. «Hay una gran cantidad de gente que subsiste por tiendas como la mía, debido a que encuentran cosas en los contenedores y como no saben qué hacer nos lo traen aquí». A pesar de estar en la basura, «es sorprendente lo que a veces encuentran, como manuscritos del siglo XVIII, espadas, cuchillos o uniformes militares que tienen mucho valor», comenta el propietario.

En lo que se refiere a esa afición por retener objetos que apasionan, Ángel confiesa no tenerla «por suerte». Sin embargo, si tuviera que decidirse por algo lo tiene claro: «Las piezas más complicadas de conseguir, las más difíciles». Entre esas colecciones destacan las espadas y los libros muy antiguos, ya que «el contenido es especial o son muy complicados de obtener».

A pesar de tenerle un cierto aprecio a esos artículos, el dueño admite que «finalmente a los dos o tres meses los suelo vender».

En cuanto a la tasación, asegura que los datos en los que se fija para poner un precio son muy objetivos, como «los últimos artículos vendidos en páginas profesionales con un artículo en concreto, la competencia que tenemos, el estado, y luego la probabilidad que tenemos de venderlo en tienda física o en internet».

A pesar de fijarse en varios medios, Ángel sorprende al reconocer que no hay un método concreto como tal. «La fórmula es la mía, la que yo me he inventado. ¿Sabes cuando en las series o en los programas de televisión dicen que hay que llamar al experto? Pues ese soy yo», señala.

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