Temor en La Albatalía por una ola de robos nocturnos en casas de huerta
Los ladrones rompen las alambradas de los terrenos para acceder a las viviendas; «aquí estamos vendidos», se lamentan los afectados
Fulgen Bermejo, una vecina del carril Torre Molina de La Albatalía, no puede dormir por las noches. «En menos de una semana han intentado ... robar dos veces en mi casa. Lo hacen de madrugada, cuando no hay nadie en la calle. Rompen las alambradas y entran», relata esta residente. El chivatazo de estos intentos se lo dio su perro, que «ladra siempre que nota alguna presencia extraña».
Los residentes de esta pedanía sienten temor después de que se hayan producido varios robos –al menos cinco– en las últimas dos semanas. Según denuncian, «el toque de queda es perfecto para los ladrones, porque las calles se vacían a las diez de la noche y no hay ni una patrulla de la Policía que vigile», coinciden los vecinos.
En la parcela de Carmen Robles, que vive en el mismo carril que Fulgen, hay dos viviendas. Ella duerme junto a sus padres en una, mientras su abuela y su hermano están en la otra casa. «Fue en la madrugada del 5 de febrero. Me despertó mi hermano muy temprano. Me llamó y me dijo: 'Asómate; han entrado a robar'. Cuando salí vi las dos rejas de la ventana reventadas. Una, en el suelo; la otra, forzada. Habían usado un gato hidráulico y otros objetos que encontraron en el huerto», relata esta vecina. Los ladrones accedieron a la vivienda y se llevaron solo una escopeta de caza, ya que no encontraron otros elementos de valor. «Lo peor es que entraron cuando mi abuela y mi hermano estaban durmiendo. Ellos ni se enteraron. Accedieron por el huerto y arrancaron las dos rejas de la pared sin hacer ruido, porque el perro tampoco ladró; pensamos que lo habían matado», se sorprende esta vecina. Los agentes de la Policía Nacional se desplazaron hasta la casa para inspeccionarla. Al llegar, explicaron a Robles que «son ladrones expertos; saben el momento oportuno para entrar, que es entre las cuatro y las cinco de la madrugada. A esa hora todo el mundo duerme, tanto los que se acuestan tarde como los que se levantan temprano».
Residentes de la pedanía, que exigen más presencia policial, instalaron el fin de semana alarmas para frenar los hurtos
«Es un sinvivir»
«En la huerta estamos vendidos. Es un sinvivir, porque los cacos acceden a las casas a través de los limoneros», relatan los vecinos. Uno de ellos, Francisco López, asegura que «en esta época del año siempre hay robos. Es como si empezara la temporada. Rompen las alambradas para entrar en los terrenos de huerta, y ahí se pierden entre las plantaciones; es difícil encontrarlos». De hecho, las vallas de dos terrenos se han visto afectadas en los últimos días a escasos metros de donde vive este anciano. Además, los cacos también entraron a robar a una casa del carril Bonaches a principios de la semana pasada, y en otra casa de campo junto al puente de San Basilio.
A raíz de esta ola de robos, muchos han decidido instalar cámaras de seguridad y alarmas en sus viviendas. El pasado sábado alguien contrató los servicios de una empresa de alarmas y los comerciales, al enterarse de que se estaban produciendo hurtos, aprovecharon para llamar puerta a puerta e ir instalando alarmas en diversos puntos. «Necesitamos que haya más presencia policial», exigen los vecinos.
LA VERDAD se puso en contacto con la Policía Nacional. Desde el Cuerpo no detallaron el número de denuncias interpuestas por robos en casas de huerta en las últimas semanas. Sí manifestaron que «cuando hay un robo se abre una investigación y tratamos de encontrar al autor».
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