Javier Yanguas: «La soledad no es una enfermedad y debemos ser capaces de afrontarla»

–¿Hay recetas para afrontar la soledad en los mayores?

–Hay que dedicarle tiempo a las relaciones y a la sociedad, con capacidades, habilidades, recursos y conocimiento para ser capaces de afrontar las situaciones de soledad que nos van a venir en el futuro. Ni es una epidemia ni una enfermedad; es una experiencia común de todas las personas, todos la sentimos de alguna manera y debemos ser capaces de afrontarla. Y junto a lo personal debe intervenir la acción comunitaria, con una ciudadanía más sensibilizada, y tener apoyos y entornos saludables que fomenten las relaciones, en una colaboración entre lo público y lo privado.

–¿Es importante prepararse desde jóvenes?

–Creo que necesitamos conformar el mundo en el que uno sepa estar solo, consigo mismo, desde pequeños. Esta vida en la que llenamos el tiempo de todo tipo de actividades 'para que el niño no se aburra', no es la adecuada. Es bueno habilitar tiempos que al principio pueden ser un aburrimiento, que luego se transforma en momentos de relación, de fantasía, de juego, de hablar con otros... Y eso, creo, ayuda a comprender los sentimientos del otro, a ponerse en su lugar, a vivir lo bueno y lo malo que le sucede al otro... Y esta sociedad no deja espacios para eso.

–Se está potenciando mucho el envejecimiento activo para este colectivo, ¿ayuda?

–Yo diría que de envejecimiento activo , ahora, es llenar la vida de actividades y estamos llegando al modelo del envejecimiento hiperactivo, lo que es terrible. Hay estar activo, pero también llenar la vida de cosas pero que sean satisfactorias y equilibren entre el hacer, lo personal, la ayuda, el tiempo para ti, compartir con los demás... Hay que equilibrar, porque ese envejecimiento activo se ha centrado mucho en lo físico y cognitivo y poco en lo social; hay que llenar de contenido todo ese tipo de vida que tenemos de más.

–¿Hay suficientes políticas que vayan más allá de lograr que la gente se sienta y esté, físicamente, mejor?

–En términos de vejez, se ha puesto mucho el énfasis en la prevención, en que estén atendidos, en que no tengan problemas de salud. Pero hay poco desarrollado en aumentar las posibilidades de tener una vida buena en general. En la Fundación nos pusimos a trabajar hace unos años en el proyecto 'Vivir bien, sentirse mejor' y no encontramos, en todo el mundo, nada de material ni herramientas que abordaran esto para los mayores. Lo encontramos para niños, adolescentes, para jóvenes. Y la prevención está muy bien. Pero si me posibilitas vivir más tiempo, me tienes que dar posibilidades de que sea un tiempo de valor y significativo. Si no, es un 'vivo, pero por qué, para qué'. Y muchos mayores se encuentran con dificultades para dar respuesta a esas preguntas.

–¿Hay que contar con ellos para ese desarrollo?

–Claro, pero necesitamos que participen de forma distinta. Por ejemplo, hay lo que se denomina 'edadismo' o discriminación por edad, pero el colectivo de mayores también tiene que implicarse sabiendo que ya no son los que mandan, por así decirlo, que ahora son otros. Porque cumplir años no es ningún salvoconducto ni para ser sabio ni para ser bueno. Y la verdad es que no sabemos qué hacer con el talento senior y en poco tiempo el 30% de la población estará en esta situación. En definitiva, en la historia de la humanidad nunca se ha dado esta situación y no viene con un manual de instrucciones.

–Entonces, no se está haciendo lo suficiente para hacer frente a una situación que va a ir a más.

–Efectivamente, y hay que ponerse a visualizar, a generar proyectos, aunque la vejez no tiene tanto glamour como otros campos (como la tecnología) y no invertimos, ni investigamos ni innovamos en este mundo en general. Hay que darle la vuelta porque tenemos una demografía que nos lleva a que seamos muchos mayores más en poco tiempo. No dedicamos ni el tiempo, ni los recursos ni personas inteligentes a abordar este reto que es de primera magnitud, porque creemos que son todos iguales; nos cuesta ver su heterogeneidad.