Casi 80 robos en un mes siembran la preocupación en Los Garres
Los afectados se plantean organizar patrullas nocturnas con sus propios vehículos por los carriles de la huerta para poner fin a la oleada
MINERVA PIÑERO
Murcia
Martes, 14 de agosto 2018, 01:36
Alguien intentó colarse en la casa de Francisco Javier mientras pasaba el día en Valladolid, antes de recoger a su hijo de un campamento. «El vecino de enfrente pegó un grito a tiempo y no llegó a entrar», comenta al recordar el suceso, ocurrido el 27 de julio. No se trata de un episodio aislado. En menos de un mes, en la senda de Los Garres y en los carriles colindantes -caracterizados por la cantidad de huerta que presentan-, los vecinos han sufrido casi 80 robos en viviendas. Una cifra superior al año pasado que ha provocado la alarma entre los residentes. «Y los robos parece que van en aumento», remarca, preocupado.
Para poner punto y final a esta oleada de hurtos, medio centenar de vecinos de la Senda de los Garres, ubicada entre el barrio del Progreso y Los Garres, se reunieron ayer en la Ermita del Rosario con el fin de establecer las medidas necesarias. Entre ellas, se planteó la posibilidad de realizar patrullas nocturnas a cargo de los ciudadanos con sus propios vehículos. A la reunión también asistieron los pedáneos de Los Garres y del barrio del Progreso. Los residentes utilizan, de momento, un grupo de WhatsApp, formado por casi cien personas, en el que se comunican al percibir actividades extrañas en los carriles. «No es que la Policía funcione mal, ya que cada vez que tenemos un problema acude en cuanto le avisamos, pero debemos actuar lo más rápido posible», explica Francisco. «Hay que atajar la inseguridad de alguna manera; la cantidad de robos en menos de un mes es alarmante».
Bicicletas, televisores, ordenadores, tabletas y teléfonos móviles son algunos de los objetos que más suelen sustraer. «Buscan, sobre todo, material y aparatos electrónicos», especifica este vecino. Sospechan que los amigos de lo ajeno «cogen este tipo de enseres para venderlos lo antes posible en el mercado negro».
«Han empezado a colarse en las casas incluso con los dueños dentro», denuncia un vecino
Móviles, televisores y ordenadores son algunos de los objetos que se llevan con más frecuencia
En su caso, su vivienda se encuentra en un carril sin salida. Las rejas, las cámaras y las alarmas que tiene instaladas no le proporcionan la suficiente seguridad como para dormir tranquilo. El pasado domingo, a las cinco de la mañana, «me puse a dar vueltas por la casa porque los perros no paraban de ladrar», relata. «Aquí, como vivo en una calle sin salida, o te acercas a esa hora a robar algo o no tiene sentido». Dos días antes, Francisco cuenta cómo presenció, desde su domicilio, una persecución entre dos coches de Policía y algunos ladrones.
Los vecinos alertan de que en el 'modus operandi' de los saqueadores entran en juego dos vehículos. Uno de ellos lo usan unos días antes para estudiar los carriles. Otro, «un vehículo más ligero», recoge a los ladrones en puntos estratégicos tras realizar sus 'hazañas'. «Parece que conocen la zona bastante bien», añaden. «Lo que nos hace sospechar que hay alguien que les informa de las casas que se van quedando vacías, aunque los ladrones han empezado a colarse incluso con los dueños dentro». Los robos ocurren, sobre todo, los viernes.
Para evitar que el número de asaltos aumente -y para prevenir las posibles situaciones de violencia que podrían desatarse entre los ladrones y los dueños de las casas- los vecinos proponen que el Ayuntamiento se implique y establezca los medios necesarios. «Tenemos el miedo metido en el cuerpo», sentencia Francisco. Hace poco, los cacos entraron en la casa de una señora «que está impedida». En el momento del suceso, según explican los residentes, ella se encontraba dentro del hogar. «Se están cebando en nuestra zona», lamentan.
Antes de que acabe la temporada estival, una época en la que «siempre ha habido robos, pero no tantos», los afectados esperan poder adoptar los planes oportunos para frenar esta masiva ola de robos. «Que entren en tu casa es un fastidio», remarca Francisco.
Más allá de los botines que puedan sustraer los delincuentes, este grupo de vecinos combate para devolver la tranquilidad a la zona. «Queremos garantizar la seguridad de las familias».