Emilio Llamas: «La procesión de Viernes Santo es una impronta de posguerra»

–¿La diferencia escasa de 18 votos entre la candidatura de Juan Dólera (522) y la suya (540) refuerza el argumento de división en el seno de la cofradía?

–No necesariamente. Se presentaban dos proyectos y, al final, hay muchos puntos que nos unen. Nada más conocer el resultado, hice una invitación a Dólera para trabajar en unidad, se nos presenta una oportunidad de poder trabajar juntos en un proyecto que va a ser de todos y para todos. Es una obligación y un sentir propio de la candidatura. Tenemos que sentir que la cofradía es la casa de todos.

–La imagen que se transmitió meses atrás era preocupante y hasta el obispo tuvo que hacer un llamamiento a «la pacífica convivencia»...

–Es inevitable que las personas se preocupen por aquello que aprecian y quieren. Ha sido una situación diferente, anómala, que se ha trasladado a la sociedad, a veces con un tratamiento exagerado, y ha habido que dar soluciones a situaciones extraordinarias y no deseables. Pero se han solucionado y hemos conseguido celebrar las elecciones.

–¿Su proyecto es renovador frente a un planteamiento continuista?

–No creo que sea renovador porque simplemente es fiel y garante a nuestras raíces y principios constitucionales, basados en mayor culto a Nuestro Padre Jesús, formación a los cofrades y las obras de caridad, que es nuestro gran reto y compromiso.

–¿Han votado más o menos cofrades que en otras ocasiones?

–El censo era de 2.250 y han sido 1.077 las personas que han votado, un 50%, que es una participación muy buena, con un porcentaje similar a las últimas.

–¿Qué quiere transformar o actualizar?

–Vamos a poner en marcha aquello que sea necesario para que los fines se cumplan. En aras de la transparencia, nos autoimponemos dos comisiones de seguimiento de la junta, una económica, para el control del presupuesto, y otra para los bienes de la cofradía, tanto pasos como ajuar y enseres. Queremos que la gente sepa cómo van nuestras cuentas y qué planes de restauración vamos a poner en marcha para que el legado de nuestro genial Salzillo está protegido. Y para que la caridad llegue a todos los rincones, tendrá que haber un equipo y un comisario de medios que ponga en marcha los perfiles en las redes sociales.

–¿En qué consistirán los programas específicos para niños?

–Son un patrimonio vivo. Queremos hacer una misa infantil los domingos por la mañana. Vamos a hacer cuentos, talleres y programas de catequesis en Cuaresma alrededor de los pasos, para que los más jóvenes se sientan que están en su casa, y que la iglesia de Jesús no solo es un museo magnífico.

–¿Qué hará para revalorizar el patrimonio de los 'salzillos'?

–Una medida importante es impulsar el expediente de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la Unesco.

–¿Qué plantea respecto a la adquisición de bienes?

–Hay experiencias a lo largo de la historia que demuestran que se adquirieron bienes que no están al nivel de una iglesia del siglo XVIII con el legado de Salzillo. Hay que facilitar que expertos en la materia decidan qué y a quién adquirir y la idoneidad de esos bienes.

–¿Es necesario algún cambio en la procesión de Viernes Santo?

–Como todo, es mejorable. La cofradía, tal y como sale, es una impronta de posguerra. Tras el esplendor de los siglos XVII, XVIII y XIX hay ciertas cosas que se han perdido. Para que la procesión sea más digna y darle mayor gloria a Nuestro Padre Jesús hay que recuperar el acompañamiento al titular. Hay que enriquecerlo recuperando fórmulas que ya existieron y que se abandonaron en la época de la guerra y la posguerra porque no había medios (monaguillos, ciriales, un ajuar específico). Y La Dolorosa debe ir acompañada musicalmente.

–Después de dos años sin salir, en 2019 por la lluvia y en 2020 por la pandemia, ¿Habrá procesión en 2021?

–Esperemos que sí. Vamos a esforzarnos en contener al virus entre todos y pedir al Señor que nos salve de esta pandemia.

–¿Y hay un plan B?

–Articular fórmulas para ser creativos y vivir desde la fe y la espiritualidad la Semana Santa si no hay procesión. Dios no lo quiera.