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No tienen nada que ver con los antiguos y escasos pipicanes, aquellos rincones pequeños y malolientes en los jardines para que las mascotas hiciesen sus necesidades que no gustaban ni a los dueños de los perros ni a los padres que llevaban a sus hijos al parque. Ahora se les llama zonas de esparcimiento canino y son superficies mucho más amplias, con vallado perimetral, doble puerta de seguridad para evitar la salida de los perros, juegos de agility, fuentes bebedero, bancos y carteles señalizadores. En los tres años de legislatura, la Concejalía de Calidad Urbana, que dirige José Guillén, ha pasado de las 10 que había en 2015 a 55 en la actualidad, multiplicando por cinco el número de espacios y creando una auténtica Red de Zonas de Esparcimiento Canino (ZECA), que se ha extendido por la ciudad y ha llegado a numerosas pedanías.
Guillén explica que la creación de esta red surge de la necesidad de luchar contra la suciedad en las calles, plazas y jardines. «En colaboración con otras concejalías, no solo hemos llevado a cabo campañas para concienciar a la gente con mensajes tan claros como 'no seas marrano' y se ha recurrido a la Policía Local, incluso con agentes de paisano, para sancionar a los dueños de mascotas que no recogían las deposiciones de sus perros, sino que además queríamos que hubiera una estrategia global para proporcionar espacios adecuados para los perros».
La red se ha ido extendiendo por barrios y pedanías, «siempre en colaboración con las juntas de vecinos, buscando lugares idóneos en jardines o habilitando solares para que los perros puedan correr, jugar y relacionarse con otros. Además los hemos dotado de sombra, bolsas para la recogida de excrementos y fuentes para que beban agua». Guillén añade que «ha surgido todo un movimiento de convivencia vecinal porque se han creado grupos de amigos y las zonas de esparcimiento canino se han convertido en un punto de encuentro para los dueños de las mascotas».
El jardín de La Fama, también conocido por 'jardín de los perros' fue uno de los primeros en contar con una zona de esparcimiento canina, junto con el del jardín de las Tres Copas, en La Flota, y el Jardín Chino. Situado frente al quiosco bar Talula, es uno de los más grandes, con 1.500 metros cuadrados de superficie. El viernes, en torno a mediodía, se daban cita en el de La Fama media docena de perros con sus dueños. Juan Martínez Lage, vecino de Alfonso X, es uno de los asiduos, junto a su podenco Rocco. Reconoce que la idea es buena «aunque no estaría mal que pusieran un toldo para que tuviéramos más sombra y algo de hierba en el suelo». De hecho, él tiene vestimenta de faena cada vez que baja al perro y se coloca los mismos pantalones y zapatos, que se llenan de polvo. Carmen lleva a su galgo Tirso para que juegue con otros perros. Vive en Vistalegre y aunque en La Flota hay otra zona de esparcimiento canino, asegura que «es más pequeña». Añade que «Tirso tiene aquí sus amigos». Entre ellos están Pippa y Lolo, un pastor alemán. Andrés, dueño de Lolo, se desplaza desde Platería: «Esto es un gran invento, el problema es el mantenimiento. Deberían poner un cartel que dijera 'cuida el jardín por tu salud y por la de tu perro', porque hay que gente que viene de paso y no recoge». Tienen otra pega: el agua del bebedero sale demasiado caliente. Pero, en general, saludan la idea de estas zonas de esparcimiento caninas, siempre mejorables en su mantenimiento, pero en donde los dueños de las mascotas echan sus ratos de charla, en muchas ocasiones con temas relacionados con sus perros. Juan Martínez confía en que el Ayuntamiento les proporciones más sombra y zonas verdes porque «le pedimos que el día de San Antón no tiraran cohetes en la ermita para no asustar a los animales durante la bendición y nos hicieron caso», explica agradecido.
Desde la Concejalía de Infraestructuras, que dirige Rebeca Pérez, junto con Ferrovial Servicios, se toman medidas para mantener limpia la vía pública y atender las quejas de los vecinos, sobre todo los que no tienen perros. El año pasado incorporaron la aplicación de un producto para acabar con las manchas de las micciones de los perros en esquinas, fachadas y mobiliario público. Se trata de un producto que contiene una sustancia que repele a los canes para que no vuelvan a orinar en dichas zonas. También continúan con campañas de concienciación.
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