Curioso caso. LA VERDAD publicó la noticia de un supuesto avistamiento en la pedanía de Sangonera la Verde en una edición de julio del año 1979.
La Murcia que no vemos

«Medía más de dos metros, con un casco y rayas en el pecho»

Domingo, 5 de mayo 2024, 08:36

Fue, según publicó LA VERDAD a toda página, «un posible encuentro OVNI en la tercera fase». En realidad, sucedió en Sangonera la Verde. Aunque para ... muchos lectores, en aquellos tiempos de carreteras aún de tierra, les sonara en el quinto pino. Pero, fuera lo que fuese, ocurrió. Y sus protagonistas eran cuatro adolescentes, no sobrados de formación y que sufrieron aquella noche el susto de sus vidas.

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Viajemos hasta julio de 1979. Esos jóvenes, mientras se disponían a asaltar nidos de tórtolas, descubrieron un extraño artefacto en lo alto de un cabezo. Era pasada la medianoche. El aparato irradiaba un potente haz de luz amarilla.

Ellos, resguardados debajo de un pino en el paraje conocido como Cabezo Colorao, observaron el objeto durante unos minutos. El más valiente dirigió la luz de su ciclomotor hacia el aparato, dándole destellos que fueron correspondidos por «un rayo de luz que cambiaba de intensidad», según la crónica de Antonio López en este diario.

En diciembre de 1792 miles de murcianos vieron otra extraña «danza de luces»

Fue entonces, para qué quieren ustedes más, cuando los chicos sintieron el crujido de unas ramas secas. Detrás encontraron, según describirían más tarde, un humanoide de unos dos metros y medio de estatura, con «una especie de gabardina, algo plastificado, con cremallera y bolsillos con rayas en el pecho. De color negro u oscuro. Y una especie de careta o casco en la cabeza».

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A duras penas lograron sortear con sus motocicletas el espacio que los separaba del bar del pueblo, donde unos hombres entretenían la noche jugando al dominó. Al principio, escucharon el relato entre bromas. Pero al comprobar que los jóvenes estaban aterrados, algunos subieron a la sierra para comprobar la historia.

Quienes se quedaron en la puerta del bar, en cambio, declararon después que vieron elevarse «una cosa, lo que fuera, que despegaba de encima del monte». Esta versión fue corroborada por otro testigo, un pastor que había observado tan extraño fenómeno en otra ocasión y que vivía en las llamadas Casas Altas. En la cima solo se encontraron las huellas de unas profundas pisadas, de las que nadie dio explicación.

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Más casos extraños

La investigación posterior se redujo a comprobar que aquellos chiquillos parecían decir la verdad. O, cuando menos, era improbable que ellos, los testigos del bar y el pastor hubieran sufrido una alucinación colectiva. Además, los jóvenes apenas sabían leer y desconocían siquiera qué significaba la palabra extraterrestre.

El maestro decano de investigadores de lo paranormal, el murciano Joaquín Abenza, reputado director del programa 'El último peldaño' de Onda Regional, entrevistó más tarde a Francisco Martínez, uno de los testigos que comprobaron desde la puerta de aquel bar «cómo esa cosa, lo que fuera, despegaba de encima del monte, daba una vuelta y tomaba rumbo a Cartagena. Fue lo único que vimos, porque los que se fueron en los coches no encontraron nada».

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Por aquel tiempo, también en la ciudad portuaria se produjo el Caso del Butanero Tamanes, un navío que se vio cercado por medio centenar de luces extrañas durante toda una noche. La noticia del supuesto ovni de Sangonera saltó a los medios nacionales y atrajo la atención del ufólogo Jesús Sancho, quien encontró en la zona vegetación aplastada, tres huecos de un enorme trípode y, lo más curioso, una huella de bota de 38 centímetros de longitud.

Apenas unos meses después, otros vecinos de Moratalla describieron un supuesto ovni, de luces rojas y equipado con antenas, unas tres veces más grande que un autobús. Desapareció, según informó el diario 'Línea', «en la perpendicular de Sangonera».

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La pedanía, mire usted por dónde, se puso de moda entre los extraterrestres. Cuatro meses más tarde, hasta 14 vecinos de La Alberca presenciaron otro extraño baile en el cielo, en esta ocasión protagonizado por un objeto «como una naranja, que bajaba de color y volvía a engrandecerse».

Vista con unos prismáticos, la nave se situaba sobre la vertical de Sangonera. Incluso algún lugareño precisó que no era «ni un planeta ni una estrella. Estoy acostumbrado a mirar a Venus y aquello no lo era –señaló un testigo–. Además, el cielo estaba despejado y, de repente, desapareció».

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El primero que fue reflejado en la prensa

Si rebuscamos en la historia, una tarea solo grata para cronistas desocupados, encontramos quizá el primer supuesto avistamiento registrado por la prensa local. Y sucedió en una fría tarde del 26 de diciembre de 1792, cuando miles de murcianos quedaron atónitos contemplando sobre sus cabezas una extraña danza de luces. Provenían de un objeto, que entonces se definió como un meteorito, pero cuya descripción casaría con cualquier avistamiento ovni al uso.

La crónica fue publicada en 'El Correo Literario de Murcia'. Del supuesto platillo «se veían salir como de un punto» varias luces «bastante densas e iluminadas por alguno de sus bordes». Lo sorprendente es que estos rayos, que se dirigían al oeste, «se reunían en otro centro común». Por la parte del sur, contaba el redactor, eran «más raras y resplandecientes y todas ellas formaban con el horizonte unos segmentos de círculos inmensos». El fenómeno fue visible en el cielo durante 50 minutos. Suficientes para que muchos concluyeran, como hoy tantos lo harán, que existen cosas bajo el cielo que no tienen explicación.

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