El pladur salvó dos murales históricos
La Murcia que no vemos ·
El pladur y un estor salvaron esta colorida representación de la entrada de Alfonso X el Sabio a MurciaNi leyes protectoras del patrimonio. Ni sentencias que condenen a sus destructores. Ni miles y miles de denuncias en la prensa. Nada. Lo que ha ... salvado dos valiosas obras de arte ha sido el pladur y un estor. Ambos, en esta Murcia que tantas salvajadas comete contra los vestigios de su Historia, han resultado salvadores de una parte de nuestra memoria amenazada. Porque lo que estaba condenado a la piqueta se ha salvado, sin que sus verdugos se lo propusieran, ocultándolo tras una endeble pared y una vulgar cortina.
Eso contó hace poco el compañero Miguel Rubio en LA VERDAD, donde daba cuenta de que en el Museo Arqueológico así taparon, no hace tres siglos sino en el 2005, anteayer, dos espléndidos murales de Hernández Carpe. El pladur y un estor salvaron la colorida representación de la entrada de Alfonso X el Sabio a Murcia.
Cuentan desde Cultura que nadie se explica la sorprendente decisión de ocultar así estas obras. Bien podrían explicarlo quienes lo decidieron, que igual andan vivos, pues aún no hace ni veinte años desde que adoptaran tan terrible decisión. Al menos, ahora aseguran que le devolverán su esplendor, después de que la Fundación de Arte El Mural, que encabeza Celina Hernández-Carpe, hija del artista, denunciara con razón tal despropósito.
No parece un caso aislado. Mientras Alfonso X aguarda su reentrada triunfal en la ciudad que tanto amó, otros murales de Carpe esperan su puesta en valor. Son los que se salvaron, de milagro, cuando derribaron el antiguo Hospital Provincial, aquel que se llamó de San Juan de Dios durante siglos y lo renombraron, otra cosa inexplicable, como Reina Sofía.
Para conocer el lugar donde se conservan no es necesario ser Indiana Jones. Están donde acaban tantas obras de arte públicas: en un oscuro almacén. Quizá el mismo donde dormirá el sueño de los injustos parte del Monasterio de la Luz que quieren desmontar. En este caso, al menos y por suerte, solo se invertirán en los trabajos 70.000 euros. Con ese dinero, visto lo que cuesta una cuadrilla, poco van a despiazar el histórico cenobio.
Andan los técnicos viendo a ver cómo instalan el mural del Provincial en el Reina Sofía. Y advierten de que el proyecto está atascado. Tanto como si hubiera dado buena cuenta de una docena de higos de pala. Al parecer, el trabajo es «complejo».
Hagamos historia. En el año 2009 se consiguió trasladar casi en un verbo el espectacular mural de Párraga que adornaba el antiguo Ateneo de Algezares. Fue necesario extraerlo de la pared, con la precisión de un bisturí, para luego montarlo en el flamante Auditorio de la pedanía.
Treinta metros cuadrados de mural fechado en 1965 y dedicado a la música, el teatro y la danza. El traslado, que también resultó harto complejo, se culminó en seis meses, incluido el expediente de donación de la obra al Consistorio. Seis meses desde que la dirección del Ateneo pidió ayuda para salvar la pieza.
Y no hizo falta una legión de restauradores. Ni un camión de informes. Bastó la maestría de dos expertos en restauración y en Bellas Artes: Manuel Menárquez, y Marisel Garrido Martín. En dos años ya lucía la obra de Párraga como recién pintada en su actual ubicación. Yo, aunque esté feo escribirlo, gestioné el proyecto. Y no me creo el hijo de la polla roja.
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