Murcia rendirá honores al primer urólogo con dos siglos de retraso
La Murcia que no vemos ·
José Meseguer Huertos, además de aclamado cirujano, fue el fundadorde la Cruz Roja en la Región, en 1873Al cirujano Diego Sánchez, allá por el siglo XV, lo contrató el notario Alfonso Palazol para extirparle a su mujer Isabel un cáncer de mama. ... Pero en aquella época donde tantos charlatanes embaucaban al personal, le exigió una condición para pagarle. El galeno tendría que devolver lo cobrado si en el plazo de un año aquel mal se reproducía. Diego Sánchez no solo aceptó el trato, sino que además añadió otra condición: al año exigido añadió 40 días más. Cumplido ese tiempo, si acaso Isabel seguía sana, el taimado notario tendría que entregarle otros mil maravedís en pago de su incredulidad. Incluso el Concejo murciano terció en el acuerdo apoyándolo. Pasó de largo el plazo y, como el buen lector lo ve venir, el cirujano cobró su apuesta.
Es solo un ejemplo que ilustra cómo esta tierra siempre disfrutó de grandes médicos, en gran medida judíos, árabes y conversos. Y también alguna mujer, como aquella histórica, que no legendaria, Jamila, a quien el Ayuntamiento autorizó en 1371 para que ejerciera la profesión tras la muerte de su esposo, de quien había aprendido el oficio.
Descendiente de tan noble lista de médicos fue José Meseguer Huertos, a quien el Consistorio quiere entregar su Medalla de Oro a título póstumo. Y tan póstumo. Este año hace dos siglos, que pronto se escribe, que nació el ilustre galeno. Aunque más vale tarde, tardísimo, que nunca, ensalzar a un hijo de esta tierra tan bella como reacia a reconocer la valía de sus hijos. José nació un 18 de noviembre de 1824. En la capital cursó su bachillerato y luego se trasladó a Madrid, donde optó por los estudios de Medicina en la Facultad de San Carlos. Siete años después y tras licenciarse, el flamante doctor regresó a Murcia para desempañar su pasión: curar a los demás. Y no andaba la urbe en aquella época muy sobrada de grandes galenos.
En 1853 decidió presentarse a una plaza en el antiguo Hospital Provincial. Los examinadores se quedaron atónitos al comprobar la destreza con la que manejaba el bisturí. Sobre todo, en su especialidad: el aparato urinario. Consiguió la plaza.
Operación en París
Pronto se convirtió en un maestro de la llamada talla perineal. Se trata de una operación para extraer los cálculos a través de una incisión en el vientre del paciente. Sobrevivía la mitad de quienes se sometían a ella. Pero solo había dos caminos: correr el riesgo o morir de cálculos.
El sufrimiento que causaba esta dolencia era bien conocido por el doctor Meseguer. De hecho, lo sufrió en sus carnes desde la adolescencia, tuvo que practicarse no pocos cateterismos e incluso le costaría la vida. Aquellos terribles cólicos nefríticos le animaron a viajar hasta París, donde fue operado por la eminencia médica del momento: el doctor Civiale. Este cirujano había inventado una sonda que llegaba hasta la vejiga, de donde extraía la piedra mediante una pinza que la sujetaba.
Y ojo: sin anestesia. Sin embargo, el paciente salía por su propio pie tras la intervención gracias a esa cirugía poco invasiva. José Meseguer descansó cuando le libraron de un auténtico pedrusco de varios gramos en 1860. El mismo año, la Real Academia de Medicina y Cirugía de Murcia lo admitió como académico.
Los cólicos reaparecieron en 1876, cada vez causándole mayores dolores. Hasta que volvieron a operarlo en Madrid. La intervención fue un éxito, aunque una gangrena en la vesícula segó su vida con apenas 57 años. La noticia tardó unos días en llegar a Murcia. 'El Semanario Murciano' envió sus condolencias a «la esposa, hijos y dilatada familia del reputado y antiguo médico de esta localidad D. José Meseguer y Huertos». José Martínez Tornel, en su célebre 'Diario' publicó que el cadáver llegó a la ciudad en el tren correo del día 7. Fue depositado en la parroquia de San Bartolomé. El entierro fue muy concurrido «a pesar de no haberse citado especialmente». Tornel también lamentaba que este fallecimiento suponía «una gran pérdida para la ciencia».
«Eminente operador»
También se hizo eco del fallecimiento un curioso periódico cartagenero: 'La Unión de las Ciencias Médicas'. Se subtitulaba «periódico mensual de Medicina, Cirugía y Farmacia». En sus páginas lamentaba el deceso del «eminente operador», cuya «habilidad operatoria» era justamente reputada no solamente en Murcia, «sino en toda la provincia».
Su familia no lo olvidaría nunca. Incluso una década después de su muerte seguían publicándose esquelas que recordaban su fallecimiento. El legado del doctor Meseguer se extendió a otros ámbitos sociales. Así, fue uno de los fundadores en la Región de la Asamblea Provincial de la Cruz Roja. Ocurrió un 30 de julio de 1873 y la presidió hasta 1879.
Varios diarios de la época anunciaron la inauguración en Murcia de la institución, entre ellos 'El Ideal Político' y 'El Noticiero'. 'La Paz', en cambio, lamentaba la noticia «porque echamos de menos aquellos tiempos en que esta capital y su provincia eran la norma de la tranquilidad y el reposo».
Junto a Meseguer, que ejerció como presidente, había otros ilustres murcianos ocupando el resto de cargos. Por ejemplo, el escritor Ricardo Sánchez Madrigal y el médico y diputado Miguel Jiménez Baeza, como secretarios. Todos ellos, por cierto, igualmente merecedores de distinciones similares como auténticos murcianos de dinamita. Tiempo al tiempo.
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