La revista 'Mundo Gráfico' publicó las fotografías de las dos falsificadoras, tras su detención en el Plano de San Francisco.

El curioso caso de las discretas falsificadoras de monedas de plata

La Murcia que no vemos ·

Dos cándidas mujeres, aunque solo en apariencia, gobernaban un negocio que distribuyó una auténtica fortuna

Domingo, 21 de abril 2024, 08:00

Si de verdad lloraba o solo fingía Caridad nadie puede asegurarlo. Pero en aquella fotografía quedó inmortalizada, llevándose su pañuelo moquero a la cara y ... apenada, casi ofendida la pobre mujer, instantes después de que la Policía la detuviera por falsificar moneda. Pese a sufrir semejante trance, mantuvo su bolso pegado al pecho, como si aún atesorara en él las monedas falsificadas que la llevaron al calabozo.

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Ocurrió en 1935 y supuso un escándalo en la sociedad murciana. Sobre todo, aparte de ser una mujer en aquella sociedad machista donde las hubiera, por la cantidad de monedas que Caridad había puesto en circulación, asistida por otra murciana, de nombre María Paz García y quien también miró al objetivo, en este caso esbozando cierta sonrisa de curiosidad.

La investigación comenzó gracias a la pericia de varios agentes de la Policía de Cartagena y de Murcia, quienes coordinaron su investigación tras constatar que circulaban en la Región una gran cantidad de monedas falsificadas de Alfonso XII y de Amadeo de Saboya. Y aquí reside la primera curiosidad.

El Rey más breve

Amadeo I fue Rey de España entre 1871 y 1873, hasta ahora el reinado más breve de toda la historia de nuestra monarquía. Llegó a España tras el estallido revolucionario que en 1868 causó el exilio de la Reina Isabel II. Y vino contra su voluntad, según los historiadores, sin haber pisado nunca ni conocer este país, por complacer a su padre, Víctor Manuel II de Italia, y al general español Juan Prim.

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El reinado poco duraría, pero aún tuvo tiempo de acuñar una moneda de cinco pesetas que hoy se disputan los numismáticos. Moneda que, al parecer, se mantuvo en circulación por ser de plata. En 1873 solo se acuñaron 46.000 piezas. Aunque eso desconocían los miembros de la banda de falsificadores.

En pleno corazón de la ciudad detuvieron a las responsables de la trama

A comienzos de 1935, la Policía detectó que circulaba gran número de ellas en la Región. Fue cuestión de días que localizaran su origen y a la persona que las distribuía. Se trataba de una cartagenera de Los Mateos y quien, con «relativa frecuencia, realizaba viajes a Murcia», como publicó el diario LA VERDAD en su edición del 16 de julio de aquel año.

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Un falso vinatero

El operativo policial fue espléndido. El guardia municipal Miguel Cegarra se hizo pasar por un vinatero y logró ganarse la confianza de la mujer, que no pocos reparos le puso al principio. Pero el dinero, que siempre fue y será el dueño del mundo, la hizo flaquear. Sería su perdición. Ella aceptó venderle monedas a cambio de la mitad de su valor real. El guardia aceptó el trato y recibió 200 pesetas «en monedas de cinco, dos y una, todas de cuño falso», publicó LA VERDAD.

Noticia. El periódico murciano 'El Tiempo' abrió su edición del 18 de julio con la noticia de las falsificadoras.

Durante la entrega, como consta en el auto judicial, la señora advirtió a su comprador de que podía proveerle de «una serie buena, también de billetes falsos». A pajera abierta. Días más tarde, se realizó otra nueva compra, en esa ocasión de 400 pesetas, una pequeña fortuna en la época. Hasta que la falsificadora fue detenida.

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Ocurrió en el Plano de San Francisco, frente al histórico Almudí. En ese instante, dijo llamarse Caridad Sánchez, que era vecina del barrio cartagenero de Santa Lucía, «en el sitio conocido como Los Mateos, calle de la Molineta». Al instante fue registrado su domicilio, donde los agentes encontraron otras 250 pesetas falsas. Durante el interrogatorio, Caridad aseguró que las había recibido de una anciana de 70 años, vendedora ambulante de loza en el paseo del Malecón murciano y con residencia en la calle Mariano Vergara. Se llamaba María de la Paz del Cerro.

En portada. Así contó el diario LA VERDAD el suceso.

Cuando los agentes registraron su domicilio, hallaron otras 156 monedas falsas «y una jarra que tenía unos polvos oscuros en cantidad de unos dos kilos». Junto a ella, una bola de cera y pez, todos materiales para la falsificación de monedas, según la Policía. Tampoco escaparon los dos hijos de la anciana, que ingresaron junto al resto en prisión.

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Noticia nacional

La historia de la banda capitaneada por dos mujeres, como era de esperar, pronto saltó a los medios nacionales, que publicaron las fotografías de todos los detenidos, así como de las monedas que se incautaron, un auténtico tesoro, entre las que figuraban no pocas de las acuñadas durante el reinado de Alfonso XII. De aquellos falsificadores nada más se supo, aunque es fácil concluir que el estallido de la terrible Guerra Civil al año siguiente disolviera sus memorias y quizá sus cargos y penas.

Pena, como la que mostraba a cámara Caridad Sánchez, quien «lloraba desconsoladamente» según la revista nacional 'Mundo Gráfico', tras su detención. Aunque para la historia queda el retrato de su compinche, la cándida abuela vendedora de loza María Paz, aquella inocente anciana que cada día casi mendigaba vender sus piezas y que miró tras la detención a la cámara, si no esbozando cierta sonrisa, como si dijera: «¡Que me quiten lo 'bailao'!».

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