El informe para la rehabilitación de la Catedral de Murcia sufre casi un año de retraso

La Dirección General de Patrimonio Cultural explicó que hasta hace unos días no habían recibido el proyecto, que debía remitirle el Ayuntamiento de Murcia, y que ahora lo enviará a los organismos a los que suele consultar sobre este tipo de trabajos para que emitan sus dictámenes: la Academia de Bellas Artes de la Arrixaca, el Colegio Oficial de Arquitectos de la Región de Murcia, y la Universidad de Murcia.

Una vez que estas entidades elaboren y trasladen sus informes a Patrimonio Cultural, esta Dirección General realizará su informe final, si bien no tiene porqué tener en cuenta las consideraciones de los consultados. En ningún caso, hay plazos que cumplir, por lo que no es posible dar una fecha de finalización de este proceso administrativo previo a las obras.

Cuando el informe de Patrimonio sea remitido al Ayuntamiento de Murcia, si no ha puesto pegas al proyecto, Urbanismo concederá la licencia. Si, por el contrario, hay alguna cuestión que cambiar en el mismo, el Consistorio lo remitirá al Obispado y el equipo técnico deberá incluirla en el proyecto definitivo. Y, de nuevo, de vuelta a la Dirección General.

«Sería muy raro que desde Patrimonio no se haga alguna consideración», reconoció el arquitecto y director del proyecto, Juan de Dios de la Hoz, quien lamentó que todo el proceso se estuviera demorando tanto. «Pero nosotros solo podemos esperar y desear que se agilicen los plazos», añadió el arquitecto, que encabeza a un equipo formado por más de 20 profesionales, especializados en diferentes materias (Arquitectura, Química, Geología, Historia y Biología) de despachos privados, de las universidades de Alicante y Murcia, y del Instituto Geológico y Minero de España.

La intención del Obispado era aprovechar la primavera y el verano, es decir, el buen tiempo, para avanzar en unos trabajos presupuestados en 1,2 millones de euros y cuyo plazo de ejecución era de alrededor de 10 meses. Además de las cornisas se restaurarán las esculturas.

Y mientras tanto, el riesgo a que se produzca algún desprendimiento de la fachada sigue existiendo, pese a que se la práctica totalidad del imafronte (que inutiliza dos de las entradas principales a la Catedral), tiene colocadas vallas que impiden a los ciudadanos acercarse demasiado.