Ginés Ruiz, este viernes en el Puente Viejo. Ros Caval / AGM
Nuevo portavoz del Grupo del PSOE en el Ayuntamiento de Murcia

Ginés Ruiz Maciá: «Vengo de la oposición; no he necesitado tiempo para asumir el golpe de perder un gobierno»

El que fuera líder de Podemos en el Consistorio se convierte en la voz de los ediles socialistas con la intención de volcarlos «hacia la calle» y «construir un proyecto de municipio»

Viernes, 9 de febrero 2024, 18:36

Lo suyo han sido históricamente las causas difíciles. Abogado de cabecera de Ecologistas en Acción, Ginés Ruiz Maciá (Murcia, 1975) se ha peleado con vertidos y casos de corrupción antes y durante su vida en la política. Arrinconado por la formación en la que comenzó esta andadura, Podemos, saltó al PSOE durante las pasadas elecciones municipales para seguir defendiendo sus ideales desde donde cree que puede ser más útil. Su empuje le ha llevado a afrontar otra complicada tarea: la de liderar un grupo en reconstrucción. «Vivo en Barriomar», señala para recordar que mantiene un pie, si no los dos, en los barrios y pedanías cuya vida aspira a mejorar.

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-Lo de que la vida da muchas vueltas no deja de ser un tópico pero, ¿qué queda del abogado idealista que entró en política hace casi cinco años?

-Pues sigue aquí. Creo que tenemos como sociedad la obligación de hacernos corresponsables de la esfera donde desarrollamos nuestra vida, ya sea desde las organizaciones sociales, grupos ecologistas o desde nuestra profesión de abogado he intentado aportar y ahora intento aportar desde aquí. Pero en todas esas facetas lo que hay detrás es lo mismo: asumir la responsabilidad de tomar parte en construir el sitio en el que vivo yo y sobre todo en el que va a vivir mi hija.

-En cambio, y pese a ese idealismo, parte de los problemas que encontró en su anterior partido derivaban de su pragmatismo. ¿Es este el que le ha conducido al PSOE?

-Yo no hago un paso de Podemos al PSOE, yo de Podemos me voy a mi casa. Pero es cierto que yo tenía un modelo de municipio muy claro, que es el que estuve defendiendo y que las fricciones con mi anterior partido, que no se sentía representado por mí, me hacían muy difícil de defender. Es verdad que al poco tiempo el Partido Socialista me llamó, porque compartía ese mismo modelo de municipio y se me invitó a seguir trabajando por él. No he tenido que hacer un ejercicio de adaptación ideológica ni un cambio de propuestas; me siento cómodo porque es un proyecto de partido.

-No obstante se incorpora al PSOE como independiente y no sé si eso generó recelos entre algún compañero. ¿Se había convertido la afiliación en un paso necesario?

-Es verdad que después de un tiempo trabajando con ellos y después de ver la implicación y la generosidad que se dedica a defender un modelo de municipio que comparto, me parecía el paso normal el de entrar a colaborar también en esa vida un poco más interna y en ese sentimiento sobre todo de pertenencia y de identificación con un proyecto. Pero nunca he visto el carné como algo que me dé mayor legitimidad o compromiso.

-¿Esta circunstancia le lleva también a asumir ciertas mochilas de las que se había desmarcado hasta ahora?

-Cuando entras a un proyecto colectivo no se borra tu esfera personal, pero ni a mí ni al que lleve 20 años militando en él. Creo que un partido es más grande cuanto mejor gestiona ese posible enfoque diferente, que siempre es de matiz, porque al final se asumen la gran mayoría de las cuestiones y todos los principios. Además, en mi caso, mi actividad está muy circunscrita a la actuación municipal. Pero creo que el PSOE puede estar muy orgulloso de sus 140 años de historia y de lo que ha hecho por este país, por esta Región y por este municipio.

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-¿Y qué cree que puede aportar a la dirección de un grupo político que cuenta, además, con ediles que han tenido responsabilidades de Gobierno?

-A lo mejor, precisamente, esa es una cosas que puedo aportar: no haberme visto envuelto en ese duro golpe de perder un gobierno y volver a la oposición, donde yo siempre he estado. No he necesitado ese tiempo para asumir la situación como concejal y cambiar de chip, algo que sí he tenido que hacer como ciudadano. Pero realmente puedo aportar lo mismo que otro concejal, mi trabajo del día a día es la portavocía y comunicar hacia afuera lo que hacemos, pero mi visión es que el grupo se tiene que volcar a la calle, mirando tanto a la gente que está de acuerdo con tu proyecto, como a la que no lo está y a la que puede estarlo en un momento dado; para mirar hacia dentro ya están los órganos internos. Somos ocho concejales progresistas entre 470.000 personas y debemos ser la voz de esa gente, ofreciendo un horizonte con diferencias para aquellos a los que no les gusta la Murcia que se está construyendo, porque desde la oposición se puede levantar un proyecto reconocible y participado. No hay que olvidar que estamos sometidos a muchas incertidumbres porque vemos decisiones contradictorias continuamente y la ciudadanía merece saber dónde quieren llevar al municipio.

Movilidad y participación

-Habla de participación pero, precisamente, una de las principales críticas formuladas al plan de movilidad de Serrano pasa por esa falta de participación.

-Yo aquí hablaría de dos planos diferentes. El primero, el de la financiación, que condicionó totalmente el proceso de participación y obligó primero a hacer las obras sin un nuevo modelo de transporte y sin parkings disuasorios, cuando ambos deberían haber ido de la mano. Pero hay que reconocer la valentía del equipo de Serrano, porque hubiera sido una irresponsabilidad dejar pasar esa línea de financiación de casi 40 millones de euros, aunque habría sido más cómodo y dar un patada hacia adelante al modelo de municipio. En otro plano, parece que olvidamos que en 2012 este Ayuntamiento aprobó un Plan de Movilidad Urbana Sostenible a futuro que recogía prácticamente todo lo que se está empezando a hacer ahora: ejes estructurantes de norte a sur, multiplicar los carriles bici o de un modelo de transporte público que se priorice al coche. Y entonces, se metió en un cajón, lo que ha obligado a hacerlo todo de golpe. Y, además, nos encontramos con una nueva ordenanza de movilidad que va en esa dirección, en dar más espacio al peatón y al transporte público, y se acaban tomando decisiones que van en otro sentido, como quitar carriles bus o hacer parkings subterráneos en el centro en vez de disuasorios. Todo el entorno te dice que todas las ciudades van caminando en un sentido, el que se está promoviendo y financiando, y tú vas en otro.

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-La sensación que se percibe es que el eje conductor de la labor de oposición será por tanto, durante esta legislatura, la movilidad.

-Lo que pasa es que es el elemento más visible, pero la movilidad, que es irrenunciable, sólo es uno de los pilares de nuestro municipio, algo que el actual equipo de gobierno no tiene, o no ha contado o no está actuando en consonancia, por la incoherencia de sus actuaciones. Pero nuestro modelo lo que pretende es acabar con las enormes desigualdades que hay en este municipio dependiendo del sitio donde uno viva, y eso es terriblemente injusto. ¡Y no estamos hablando de igualar por abajo descuidando el centro! Otro pilar puede ser la defensa de los servicios públicos.

-Si tienen tan claro que el modelo de movilidad que defiende es el correcto, ¿cómo se explica el rechazo que generó en los pasados comicios? ¿Se perdió el pulso a la calle y a las necesidades diarias de esta?

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-Insisto en que otra decisión habría hecho perder 40 millones de euros y para mejorar el transporte público es necesaria la infraestructura. Con los plazos existentes, no sé si se podría haber hecho de otra manera. Quizá el problema es que, por delante del interés del municipio, se ha utilizado políticamente un descontento normal y habitual en los procesos de cambio de cierta envergadura, algo muy repetido, por ejemplo con los proyectos de peatonalización, y que un tiempo después se acaban aceptando como una mejora. De hecho, yo le preguntaría a esa gente descontenta si realmente, antes de la obra, la movilidad era la que a ellos les gustaba, ya que antes tampoco se podía parar en Gran Vía ni se encontraban aparcamientos. Si lo que pretendemos es llegar a un modelo con un continuo aumento del número de coches, o anexionamos Albacete o no tendremos sitio donde meterlos. ¿Hay una identificación de la libertad personal y casi del estatus con el coche? Si la hay, está cambiando con las nuevas generaciones.

Pedanías y «desigualdad»

-Otro discurso recurrente de su partido ha sido el abandono de las pedanías, sin embargo, ha perdido apoyo electoral en ellas. ¿Hay un fallo estratégico ahí?

-Lo que es indiscutible es que se han perdido las elecciones en todos los sitios. Quizás hay un error en cómo hemos transmitido esta reivindicación. Pero el día después de esas elecciones, tú preguntas a la gente de las pedanías si está contenta con el modelo de desarrollo de los últimos 30 años y te van a decir que no y que es evidente que hay desigualdades. A lo mejor el problema es que la gente está acostumbrada a que se hable de ellas, pero no desaparezcan. También es cierto que en dos años no se puede acabar con ellas, pero se pueden sentar las bases y se intentó con el transporte público o descentralizando celebraciones, pero no se fue capaz de generar un vuelco. Habrá que seguir escuchando a los habitantes de pedanías para que nos digan qué esperan de nosotros. De hecho, la gran mayoría de este grupo es vecino de ellas.

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-¿Y cómo se compagina esa reducción de la desigualdad y la gestión del día a día con los grandes proyectos que a veces han sido tachados de megalómanos desde la oposición?

-Yo no tengo una idea 'a priori' en contra de los grandes proyectos, que no son malos 'per se'. El problema es que se trate de propuestas económicamente muy costosas y con escasa repercusión social. El Guggenheim fue un proyecto megalómano, pero sirvió para que Bilbao dejara de ser una ciudad oscura. La Ciudad de las Artes y las Ciencias, más allá de los problemas ambientales, también abrió Valencia por ejemplo. Son desarrollos que pueden funcionar como palanca de cambio alrededor de un proyecto de ciudad. Pero aquí anunciamos toboganes que bajan al río, para darle un aire de parque de atracciones y colocar una placa. Encima, se hacen grandes anuncios, aislados, que luego ni siquiera se ejecutan y desaparecen sospechosamente hasta la siguiente campaña electoral. Aquí un proyecto necesario y estructurante puede ser el Parque Metropolitano de Barriomar.

-Hasta ahora ha compaginado su labor profesional como abogado, en casos conocidos y complejos, con la política. ¿Cómo va a compaginar esta portavocía?

-Entiendo que la portavocía del principal grupo de la oposición exige una dedicación y un tiempo que le quiero dar. Entonces la idea es hacer una transición hacia la exclusividad, cerrando temas y pasando otros a compañeros, para hacer un paréntesis profesional.

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-¿Vislumbra la posibilidad dentro de cuatro años de una candidatura encabezada por usted?

-Yo ya encabecé un proyecto y conozco el orden y el trabajo que hay que hacer antes. Ahora estamos centrados, porque somos ocho concejales, en construir un proyecto de municipio identificable con un partido, no con una persona, y con sello progresista. Después, en su momento, ya vendrá la cara que lo defienda.

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