La futura ciudad digital toma forma en Espinardo

El documento técnico con las líneas básicas de la actuación, realizado por el arquitecto Félix Santiuste, prevé intervenir, en dos fases, sobre una superficie de 20.670 metros cuadrados. Ya está en proceso de contratación el proyecto de ejecución, y también se ha solicitado al Ayuntamiento de Murcia la licencia de obras. Patrimonio Histórico ha dado su visto bueno a los trabajos. La inversión asciende a 23,5 millones, para que los trabajos estén acabados a finales del próximo año.

Con un plazo de ejecución de quince meses, la primera fase abarcará la restauración de los tres edificios que en su día acogieron el denominado pabellón residencial mixto. Aquí se ubicará la sede de la Agencia Digital. La Consejería prevé trasladar a Espinardo la Dirección General de Informática y Transformación Digital y la Subdirección General de Tecnologías de la Información del Servicio Murciano de Salud (SMS), además del personal de informática y telecomunicaciones de todos los entes públicos regionales, como la Fundación Integra.

Serán unos 350 trabajadores, repartidos en espacios interiores diáfanos «con el fin de potenciar la creatividad y el trabajo en equipo». El objetivo es que la futura sede «unifique todas las competencias para una gestión más sostenible y eficiente». En esta primera fase también se actuará en el bloque de la antigua oficina de administración, que se convertirá en centro de seguridad y control, y en los nuevos accesos peatonales, que se abrirán en el lado sur del complejo, mediante un ascensor y un sistema de rampas.

La segunda parte del proyecto incluye la rehabilitación de dos de las joyas arquitectónicas del complejo: el teatro (que se destinará a salón de actos, con capacidad para 150 espectadores) y la iglesia, que servirá como lugar de descanso y actividades fuera del horario de trabajo de los funcionarios. No obstante, también se baraja que pueda funcionar como centro de datos. Las obras también llegarán a la antigua lavandería, que pasará a ser el edificio de mantenimiento y almacén; además se construirá un aparcamiento en el extremo oeste, más próximo al campus universitario. Según los análisis técnicos, el templo es el inmueble del conjunto que precisa un mayor refuerzo estructural.

El complejo residencial de Espinardo se levantó en los últimos años del franquismo, impulsado por los tecnócratas del régimen, como uno de los nuevos equipamientos para la asistencia integral a ancianos y otros colectivos desfavorecidos. El arquitecto Sancho Ruano (algunos de sus planos se conservan en el Archivo General de la Región) se acompañó de artistas de la época para completar su obra. Así, González Moreno realizó las esculturas, en madera y piedra natural, del altar mayor de la iglesia, mientras que Francisco Toledo se encargó de la fachada, con un monumental friso. El recinto también luce dos murales cerámicos de Carmen Escorial y del pintor y escenógrafo murciano Vicente Viudes. Todas estas piezas de arte (también las vidrieras) se restaurarán, al igual que muchos de los materiales y acabados originales.

El recinto de Espinardo, junto a la rotonda de Isla Grosa, en la carretera de Molina de Segura, se abandonó hace dos décadas. Una parte se reaprovechó después para el Parque Científico, al que ahora se unirá la Agencia Digital en los inmuebles que siguen sin uso. Su proximidad al campus universitario de la UMU servirá para «generar sinergias con los centros académicos, de investigación y de empresas» que hay en las inmediaciones.