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Sardineros del grupo Apolo tomando el Paseo Alfonso X en el desfile matutino del Entierro, donde repartieron juguetes.
La lluvia no amarga el Entierro de día

La lluvia no amarga el Entierro de día

El mal tiempo acortó el desfile por la mañana, pero los murcianos se echaron a la calle para bailar con los sardineros al ritmo de charangas y batukada

M. C. RAMÍREZ

Domingo, 12 de abril 2015, 01:14

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Seguro que no hubo murciano que ayer se levantara y no mirara al cielo. Y serían muchos los que lamentaron el ambiente plomizo con el que amaneció la ciudad por ser uno de los días grandes de las fiestas murcianas. Pero parece que en esta tierra al mal tiempo siempre se le pone buena cara y a pesar de la lluvia, de la mañana gris y del continuo chispeo que iba y venía, la mañana del día del Entierro de la Sardina volvió a ser de calles llenas de gente con ganas de apurar las últimas horas de fiesta. En cuanto cesó la lluvia, cerca de las 12 de la mañana, empezaron a salir los murcianos de sus casas a ver qué les deparaban las fiestas.

La Agrupación Sardinera tenía previsto un desfile que partiría desde el Cuartel de Artillería, donde está el Espacio Sardinero, y pasaría por La Glorieta, Belluga, Trapería, Alfonso X y final en la plaza Circular. La lluvia les cambió el plan. Ante la amenaza, porque a esa hora, al mediodía, el cielo estaba totalmente encapotado, los sardineros tomaron la decisión de reducir el recorrido para minimizar así también los riesgos.

De esta forma, Doña Sardina, Pastora Soler, y los miembros de la Agrupación recorrieron los metros que separan el Cuartel de Artillería de Belluga subidos en uno de los trenecitos turísticos que estos días recorren Murcia. Allí esperaban los grupos. Doña Sardina se mantuvo subida en el tren y tras ella circuló el desfile. Una banda rusa abría el cortejo con marchas casi militares y caras muy serias. Tras ella, las majorettes checas, que ya han participado en otros desfiles estas fiestas y lo hicieron también en el Entierro.

Después de las chicas, que impresionaron con sus coreografías y sus malabarismos, marchaban los grupos, cada uno con su charanga o sus grupos de batukada. Ellos pusieron la nota de alegría a la nublada mañana. Cantaron, bailaron, saltaron y despertaron una sonrisa en los espectadores que no se arrugaron con el mal tiempo y presenciaron el desfile sardinero. Ataviados con brillantes trajes y capas, regalaron pequeños juguetes y bisutería a todo aquel que se cruzaba en su camino. Los niños estaban encantados con los regalos y los padres animados con el ritmo que traían.

Pocas colas, pero bares llenos

Con los sardineros en la calle la mañana empezó a coger color. Las barras comenzaron a tener comensales y la cerveza ya corría por los grifos. Bien es cierto que no fue un día tan concurrido como en años anteriores, cuando lucía un solazo primaveral. Pero también es cierto que a pesar de las condiciones atmosféricas, muchas familias y jóvenes no quisieron desaprovechar esta mañana tan especial. No hubo muchas colas en los bares, pero todos estaban llenos. Y el casco histórico celebró de nuevo, a pesar de las adversidades, una estupenda mañana del Entierro.

Conforme fue avanzando la jornada, la cosa se fue animando. Aunque fueron muchos los que se preguntaban si con el Espacio Sardinero la calle Pérez Casas sería este año de nuevo el centro de la fiesta, la respuesta llegó bien temprano. De nuevo, la calle peatonal fue un hervidero de personas que disfrutaron de una agobiada tarde de copas. Apenas cabía nadie en la calle y Alfonso X también anduvo llena de gente con ganas de fiesta. Para pena de los vecinos, que ven impotentes cómo cada año pasa lo mismo; la zona fue de las más populares de la tarde sardinera. Pero no fue la única, la plaza del Cristo del Rescate acogió también a muchas personas que no dudaron en apurar la tarde por ahí, con o sin niños y sin miedo a la lluvia.

Otras personas, sin embargo, dedicaron la tarde a irse a la zona desde donde verían el desfile para guardar sillas y disfrutar de un buen sitio. Desde primera hora, tanto en El Carmen como la zona de la Plaza Circular, donde no hay venta anticipada, fue un ir y venir de gente buscando su sitio y tratando de reservarlo.

El día del Entierro de la Sardina es uno de los más populares del calendario festivo de la ciudad y ni la lluvia ni el frío pudieron con la alegría sardinera. Durante todo el día sonaron los pitos y pasearon mujeres con sardinas colgando del cuello y los niños contaban las horas para que llegara su noche más esperada.

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