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Un hombre pidiendo en la puerta de un supermercado en el barrio de San Antón. Vicente Vicéns / AGM
Un estudio fija en 1.800 euros los ingresos mínimos para que un hogar llegue a fin de mes

Un estudio fija en 1.800 euros los ingresos mínimos para que un hogar llegue a fin de mes

La investigación de la Red contra la Pobreza, la UMU y el IMAS reconoce que el riesgo de vulnerabilidad en el municipio es aún alto a pesar del crecimiento

Manuel Madrid

Murcia

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Martes, 12 de diciembre 2017, 03:42

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A raíz de la crisis económica muchas personas que estaban en situación normalizada, de una manera bastante rápida, se han convertido en usuarios de ONG y beneficiarios de prestaciones. Lo cierto es que cada vez más murcianos están en riesgo de vulnerabilidad social, lo que demuestra que ni el crecimiento económico ni la perspectiva de mejora en las ratios de empleo son garantía para evitar las situaciones de exclusión. ¿A qué se debe entonces? Al aumento de los desequilibrios en las rentas y la disparidad salarial. La población con un perfil de riesgo más elevado es, por tramos de edad, la de 17 a 29 años; por el estado civil, los separados; por nacionalidad, los extranjeros; por número de personas en el hogar, los de un solo miembro o los de 5 o más miembros; los que no han trabajado; los que tienen contrato eventual o no tienen contrato; y los que tienen menor cualificación profesional. La Paz, el Espíritu Santo (Espinardo) y Los Rosales (El Palmar) continúan siendo los tres barrios más vulnerables, y también el centro de Murcia por el envejecimiento de población.

Estas son algunas pinceladas del paisaje que dibuja la Red de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social de la Región (EAPN-RM), que desde febrero de 2017 trabaja en un proyecto de investigación encargado a un equipo multidisciplinar de la Universidad de Murcia financiado por la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades, a través del IMAS.

Algunos de los resultados fueron presentados ayer en una jornada técnica en el Anexo del Ayuntamiento, a la que asistieron representantes de entidades del tercer sector y administraciones públicas. El objetivo era analizar la vulnerabilidad económica, jurídica, social y urbana, y conocer la situación en la que se encuentran las personas en situación de pobreza y exclusión en los 45 municipios. A final de diciembre se prevé que tengan las conclusiones, que servirán para orientar la acción política.

Empleo precario

El umbral para ser considerado en riesgo de pobreza es 8.209 euros anuales. El equipo indicó, citando una encuesta realizada, que el mínimo para llegar a fin de mes en Murcia es «de unos 1.800 euros», una cantidad asequible, según los investigadores, con que trabaje un miembro del hogar y gane 1.200 euros -este es el salario mínimo, por ejemplo, en Francia- y haya otro contratado a jornada parcial ganando 600 euros. Diego Cruzado, presidente de la EAPN-RM, sostiene que eso sería «un mínimo», «pero vemos que está siendo cada vez más difícil cumplirlo porque el empleo es cada vez más precario y llegar a un sueldo de 1.200 euros no es fácil en la Región, la gran mayoría de personas no lo consiguen. Y trabajar por 600 euros media jornada, menos, lo que se encuentran son trabajos peor remunerados». Cruzado añade que con menos de 1.800 euros al menos «es muy difícil vivir».

En el municipio -445.000 habitantes- hay un 17,6% de población en riesgo de pobreza, según este estudio, que mide varios parámetros, entre ellos los ingresos, la baja intensidad laboral o la privación material severa, es decir, que un hogar no se pueda permitir cuatro de los siguientes conceptos: una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días; teléfono, lavadora, un coche o una televisión; irse de vacaciones al menos una semana al año, mantener el hogar a una temperatura adecuada, no tener capacidad para afrontar un pago extraordinario de 600 euros o haber tenido retrasos en el pago del alquiler.

En estos hogares más vulnerables, pese a que haya miembros trabajando, asumir una subida de la luz, el inicio del curso escolar o el cambio de colchón se hacen «inasumibles».

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