Cultura descarta conservar a la vista el pavimento de adoquín del Puente Viejo de Murcia

El informe, que este martes fue comunicado al Consistorio y a la empresa adjudicataria de los trabajos, aconseja también una limpieza manual del empedrado aparecido y documentar «fotográfica y planimétricamente» los restos.

Los técnicos apuntan que el adoquinado del Puente Viejo presenta «importantes destrucciones» y lo fechan a mediados del siglo XX, igual que hicieron con el empedrado aparecido en la vecina plaza de Camachos. Esa cronología «aleja este conjunto de otros casos, bien conservados y con calidad de ejecución, que pudieran aconsejar su conservación como testimonio de un sistema de pavimentación muy frecuente en nuestras ciudades y vías interurbanas durante una época», según el informe.

El dictamen de Cultura señala que «no se ha detectado ninguna evidencia» que permita poner en relación el pavimento del Puente Viejo «con la instalación del tranvía en Murcia, entre los años 1896 y 1926». «Por el contrario -añade- el empleo de mortero de cemento en las juntas remite a unas fechas más recientes». Además, argumenta que el empedrado «es similar al documentado en la Gran Vía, a la altura de la calle Madre de Dios, que no pudo haber sido pavimentada antes de la década de los años cincuenta del siglo pasado», cuando se abrió esta arteria principal.

La aparición de los bloques de adoquín del también llamado Puente de los Peligros movilizó a colectivos que velan por la conservación del patrimonio, al tratarse de un elemento que goza de la máxima protección cultural. Así, Huermur pidió la recuperación de ese pavimento retirando para ello «todo el asfalto». Dicha asociación reclama desde hace tiempo que el Ayuntamiento aborde un proyecto de rehabilitación integral del viaducto, «visto su pésimo y preocupante estado de conservación», y apoya la limitación del tráfico, dando prioridad al uso peatonal.

Tras conocer la decisión, Huermur lamentó que el «historíco adoquinado no se vaya a conservar a la vista». «Resulta una contradicción que se reconozcan sus valores obligando a adoptar medidas de conservación, pero se vaya a ocultar bajo un capa de asfalto que imita los adoquines históricos de debajo», subrayó la entidad conservacionista.

Aún así, valoró que se adopte algún tipo de protección para que no sea «destruido como en la plaza Camachos». «Como Huermur había exigido, el adoquinado se queda, no a la vista, pero no será destruido como los demás. Esperamos que otras generaciones futuras más ilustradas, y con gobernantes más valientes, sepan recuperar este histórico adoquinado del monumento BIC», señaló el presidente de Huermur, Sergio Pacheco.