La Catedral de Murcia empieza a mostrar su cara original

Aún quedan días, semanas y meses (el calendario previsto inicialmente es que los trabajos se prolonguen durante un año) hasta que se dé por concluida la intervención y desaparezcan la lona y los andamios, tanto los que utilizan los trabajadores como los visitantes; pero el avance empieza a notarse. De hecho, ya hay esculturas limpias que han sido cubiertas por plásticos para evitar que vuelvan a ensuciarse, sobre todo por los excrementos de las palomas, que es uno de los elementos que más han deteriorado, por su residuo corrosivo, los elementos escultóricos del imafronte catedralicio.

Un equipo de siete restauradores especializados en rehabilitar el patrimonio histórico se encuentra inmerso actualmente «en un meticuloso proceso» para eliminar el mortero que no estaba originalmente, explican fuentes de la empresa Orthem, encargada de la restauración.

Las labores se realizan de arriba hacia abajo «empleando métodos avanzados de limpieza y consolidación para retirarlo sin dañar la piedra». La duración estimada de esta fase es de varias semanas y son las áreas superiores de la fachada las que presentan mayores alteraciones.

Las herramientas utilizadas en este proceso, como martillos, cinceles, cepillos y espátulas, son de dimensiones reducidas, «para garantizar un trabajo preciso y delicado que evite cualquier afección al material original».

Tras la retirada del mortero, se comenzará con la consolidación de la piedra y de los elementos que puedan estar disgregados. Seguirá la revolumetrización de los elementos arquitectónicos y escultóricos que faltan debido a diferentes factores.

El proyecto general de restauración, recuerdan desde la empresa, consiste en la limpieza, protección y consolidación de todos y cada uno de los elementos que componen los cerca de mil metros cuadrados de la fachada, tanto escultóricos como arquitectónicos y ornamentales. Muchos de ellos elaborados en su día con tal detalle que el objetivo es que vuelvan a mostrarse como cuando fueron esculpidos.

A día de hoy y desde que se comenzó a trabajar en la Catedral, la empresa ha terminado el análisis de la fachada (un proceso que ha llevado más de dos meses y que comenzó a principios de octubre), en el que se hizo la toma de muestras para saber los tipos de mortero y los posibles revestimientos superficiales que tenía el imafronte original.

Tras este análisis, a mediados de noviembre, se inició la reparación de las cubiertas. Para ello se utilizaron diferentes métodos de limpieza, se aplicaron consolidantes como el agua de cal y se llevó a cabo la revolumetrización de elementos deteriorados.

También se ha concluido el desmontaje de los sistemas antipalomas; la reparación de la cubierta de la cúpula del trascoro; y el arreglo de la cubierta de la trasera del tímpano, incluyendo los accesos a ambas.

Asimismo, se han retirado las vidrieras centrales, en proceso de restauración, y se colocaron piezas de poliespán para cubrir los huecos que han dejado. El mismo proceso de limpieza, protección y restauración se hará con las rejas y portones de acceso.

Para evitar que las palomas aniden, ya se están instalando varios sistemas disuasorios que sustituyan los pinchos que se colocaron hace casi 30 años.

Los trabajos a pie de andamio comenzaron después de que el restaurador Pablo Molina, la arqueóloga María Haber y el jefe de obra, Ismael Moreno, realizaran un detallado mapa de las alteraciones de esculturas, frisos y del resto de los elementos, y tomaran muestras para realizar «un análisis exhaustivo».

Hasta el momento y debido a los meticulosos y minuciosos trabajos previos de investigación, que comenzaron hace dos años, los restauradores no se han encontrado con ninguna sorpresa, apuntan desde la empresa. Los trabajos también «llevan un buen ritmo», por lo que se sigue manteniendo el calendario previsto de finalización de la obra.

Orthem, compañía del Grupo Hozono Global, es la encargada de acometer esta restauración del imafronte de la Catedral de Murcia, siguiendo el proyecto diseñado por Juan de Dios de la Hoz, de Lavila Arquitectos. El plazo de ejecución es de al menos doce meses y el presupuesto es de 1,2 millones de euros.