Adiós a las grietas de la iglesia de San Bartolomé de Murcia

Con la retirada de los andamios, la céntrica parroquia luce ahora sin fisuras ni humedades. La restauración también ha devuelto el color a los murales que pintaron el malagueño Pío Augusto Verdú y el murciano Manuel Muñoz Barberán en 1960 para decorar el presbiterio después de los daños ocasionados en la Guerra Civil. Francisco Javier Lérida Molina e Isabel Sánchez Prieto, de la empresa Restauración y Conservación de Bienes Culturales (RYC), no solo han recuperado la luz y la policromía de esta obra religiosa, que ocupa una superficie de 80 metros cuadrados, sino que también han podido atribuir su autoría. Así que mientras que las pinturas de la bóveda llevan la firma de Verdú (un autor bastante desconocido en la Región de Murcia), la participación de Barberán se limita a los tres frescos del altar mayor: una exaltación de San Bartolomé (centro), la elección del santo como apóstol (izquierda) y la escena de 'La pesca milagrosa' (derecha).

El final de los trabajos permitirá la vuelta en los próximos días de la rica imaginería que atesora la iglesia, como la Virgen de las Angustias, de Francisco Salzillo, custodiada durante las obras en la sede religiosa de la Cofradía de Jesús, y los pasos del cortejo del Santo Entierro, depositados en diferentes estancias de la propia parroquia. Roberto Burgos, el sacerdote encargado del templo, confirma que todos los tronos saldrán el próximo Viernes Santo de esta iglesia y que su intención es que los cultos regresen el Domingo de Ramos. «Está deslumbrante; ahora hemos descubierto esa iglesia de estilo neoclásico que no se veía debido a los desperfectos», indica el párroco, satisfecho con el resultado. Destaca «el buen hacer y la profesionalidad» de los diferentes equipos, desde albañiles a restauradores, que han trabajado en la rehabilitación.

La iglesia de San Bartolomé es una de las parroquias históricas del casco antiguo de Murcia. Aquí, por ejemplo, fue bautizado el conde de Floridablanca. Levantada sobre una mezquita, ha sufrido importantes cambios desde el siglo XVII. Su portada ecléctica, acabada en 1883, responde a un diseño del arquitecto Justo Millán. Para la parroquia, la rehabilitación de la fachada (y del lateral donde está la hornacina de las Ánimas) es el siguiente reto, para lo que espera contar con ayuda del Ayuntamiento y la Comunidad Autónoma.