El Tiñosa, en tierra hostil
El equipo juega en San José de la Vega en un campo desnivelado y sin luz, y es el único federado sin un terreno con césped artificial
Raúl Hernández
Miércoles, 1 de abril 2015, 02:10
Unas botas de fútbol se levantan sobre una gruesa capa de barro. Ha llovido y el niño no ha podido evitar el enorme charco de agua que se ha formado tras la pequeña puerta de entrada a las instalaciones. Sentado en el suelo se afana en quitarse la masa de arena de las suelas mientras mira de reojo a sus compañeros que ya han comenzado el entrenamiento. Sobre el terreno fangoso 30 niños se ejercitan a la voz de sus entrenadores, cada uno lleva una camiseta diferente, de sus equipos y jugadores preferidos.
Pero en ese galimatias de indumentarias hay algo que les unifica. Todos llevan pantalón largo de chándal. Su uso es obligatorio y necesario para entrenar aquí.
«La lluvia ha contaminado el albero y ha provocado que se forme chinarro sobre el terreno. Caerse en esta superficie les raspa la piel, por eso hemos pedido a los padres que los niños vengan con pantalón largo», señala Martín Osuna, presidente del Fruyper-Tiñosa F.C.
En las instalaciones donde juega el club de la pedanía murciana de San José de la Vega, no hay luz, los vestuarios son casetas prefabricadas, el terreno está desnivelado y el campo es duro como la piedra. Es el único equipo federado del municipio que tiene un campo de tierra. Padres y directiva se han unido para pedir al Ayuntamiento que acondicione el terreno de juego e instalen césped artificial como han hecho en el resto de clubes.
El Fruyper-Tiñosa C.F. fue fundando hace cinco años por un grupo de vecinos que querían dar a los chavales de la zona la posibilidad de jugar al fútbol. En la actualidad cuenta en sus diferentes categorías con medio centenar de niños, de entre 4 y 10 años. «Hay clubes cuya prioridad son los éxitos. Nosotros somos una escuela donde lo importante, más que ganar, es que todos participen sin importar su nivel, por eso aquí juegan todos».
Muchas heridas
«Lo peor del campo de tierra son las caídas y las heridas que se hacen los niños. Muchos salen llorando. Para el club es un hándicap, ya que la mayoría de chavales se van a otros equipos donde hay césped artificial. Así es muy difícil crecer. Pero para mí lo prioritario es que nos pongan alumbrado. Este invierno hemos tenido que poner los entrenamientos a las cuatro y media de la tarde, con los críos recién comidos, para aprovechar las luz natural. El campo tiene un desnivel acusado y una de las porterías está cuesta arriba. Los vestuarios son deficientes, son casetas prefabricadas y no es lo que se merecen nuestros chicos, pero es que antes no teníamos nada», se consuela Osuna.
Desde hace varios meses, los padres de los niños han pedido al Ayuntamiento que ponga césped artificial y que ayude al club a avanzar, subsanando los problemas de las instalaciones. «En Murcia hay 33 campos de fútbol en los que juegan equipos federados, 32 son de césped artificial y el nuestro sigue siendo de tierra. Sabemos que no hay dinero, pero pedimos lo mismo que tienen los demás porque nuestros hijos no son menos que el resto», se lamenta Salvador Plaza, padre de uno de los niños que juega en el Tiñosa.
Miguel Cascales, concejal de Deportes, no ha querido hacer declaraciones sobre este asunto y se remite al pedáneo para atender las reclamaciones. «Hasta ahora estamos cumpliendo con lo que hemos prometido. A principios de este mes se aprobó una partida destinada al alumbrado del campo y en cuestión de tres semanas pondremos los focos. El césped artificial lo quiero poner antes de que acabe este año, así como arreglar la entrada a las instalaciones y hacer unos vestuarios de obra. Es algo que cumpliré si ganamos las elecciones y vuelvo a ser el pedáneo de esta localidad», asegura Álvaro Corbalán, pedáneo de San José de la Vega.
Por su parte, la Federación asegura que el campo cumple con las condiciones mínimas para la práctica del fútbol y recuerda que, el estado de las instalaciones, la gestión y el acondicionamiento son competencias del Consistorio.
En el municipal del San José de la Vega el entrenamiento está acabando y los chavales exprimen sus últimos minutos jugando una pachanga con sus pantalones de chándal manchados de la tierra hostil de la que se protegen.