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Encarna y Fulgencio, padres de unas alumnas, ayer, debajo de la ventana de quinto curso que se cerró para evitar el frío dentro del aula.
Con el termómetro a clase

Con el termómetro a clase

Denuncian que los alumnos de quinto de Los Álamos pasan frío porque la tutora deja la ventana abierta por su alergia a los químicos

Jorge García Badía

Miércoles, 11 de febrero 2015, 01:21

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Pese a estar en clase, llevaban tantas capas de ropa que se asemejaban al muñeco de Michelin. Tal era la situación de los alumnos de quinto curso de Primaria del colegio Los Álamos, en el Callejón del León del barrio de El Carmen, que algunos miembros del Ampa y padres de alumnos acudieron ayer al centro para sacar a sus hijos de clase. «Mi hija me dice que tiene frío todo el rato», comentaba Fulgencio Navarro, uno de esos padres. Encarna Mira, vocal del Ampa y madre de otra estudiante, exponía que «desde primera hora tienen que estar en clase con guantes, gorro, chaquetón...».

Las bajas temperaturas comenzaron a notarse en el aula el 23 de enero, cuando una profesora que se ocupaba del refuerzo tuvo que asumir una suplencia como tutora de quinto de Primaria. Al parecer, la docente padece una sensibilidad química múltiple, que le provoca distintos síntomas cuando se expone a compuestos químicos de desodorantes, perfumes o productos de limpieza.

Dificultades para escribir

«Los críos nos contaban que daban clase con las ventanas abiertas y pasaban frío», comentaba ayer Encarna. «Los pupitres de los niños están apretujados desde la mitad de la clase hacia el fondo y la profesora nunca se acerca a los alumnos para evitar los perfumes».

Algunos padres decidieron hacer un seguimiento de las ventanas del aula, y cada día, tras dejar a sus hijos, se daban una vuelta para comprobar si estaban abiertas. «Cuando tenían clase de Inglés, las ventanas, cerradas y los abrigos fuera, pero cuando llegaba su tutora, ventanas abiertas y abrigos puestos», relataba Fulgencio. «Si no hacía viento abría todas las ventanas y, claro, no estamos en primavera».

Con tanta capa de ropa y guantes los alumnos tenían dificultades hasta para escribir y el Ampa notificó la situación a la Consejería de Educación. «Nos dijeron que la normativa de riesgos laborales establece una temperatura de 24º centígrados en el aula. ¿Cómo lo va a cumplir si en la calle no pasamos de 2º?», se preguntaba Encarna.

Así pues, algunos escolares empezaron a ir a clase termómetro en mano para luego informar en casa de la temperatura. Al comprobar que no se cumplía la legislación, según esas mediciones, algunos padres y miembros del Ampa amenazaron ayer con sacar a los niños de clase y no llevarlos hoy al colegio. Hubo reunión de emergencia con la dirección de Los Álamos y se evitó esa medida, según fuentes del centro, «porque hemos llegado a un acuerdo». El pacto consistió en garantizar que estarán cerradas las ventanas y habrá 24 º en clase. «La profesora sufre este problema, pero lo está solucionando como puede».

La Consejería de Educación desmintió las críticas de padres y Ampa. «La Inspección, en una visita sorpresa, comprobó el pasado lunes que la temperatura en el aula era de 29 grados y los radiadores estaban encendidos». Añadieron que «solo estaba abierta un trozo de la ventana que está junto al escritorio de la profesora. Y solo hay cuatro metros de distancia entre la maestra y la primera fila. El aula tiene una distribución normal y las clases se imparten correctamente».

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