Cien años de la omnipresente CHS
La Confederación Hidrográfica del Segura, uno de los organismos públicos con más poder en la Región, se prepara para celebrar por todo lo alto el centenario de su creación
Como sucede con los carteles de carretera que delimitan los límites autonómicos y provinciales, las confederaciones hidrográficas también marcan ahora sus territorios al borde ... de las autovías para avisar al público en qué dominio fluvial se está adentrando. Y si se trata de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS), este deslinde resulta más que pertinente. Ahora se prepara para cumplir los 100 años de su creación, afrontando los desafíos de siempre, y otros que se van sumando, a pesar de disponer de una escasa plantilla de funcionarios, técnicos y vigilantes, que se encuentran a menudo desbordados.
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Debido a sus amplias competencias, la CHS es uno de los organismos públicos que más poder tiene y ejerce en la Región de Murcia, que representa el 59% de toda la demarcación, que suma casi 19.000 kilómetros cuadrados. Le siguen Castilla-La Mancha (25%), Andalucía (9%) y Comunidad Valenciana (7%). Este desajuste entre los límites autonómicos e hidrológicos contribuye a generar fricciones territoriales entre la zona cedente y receptora del Trasvase Tajo-Segura; así como entre las reivindicaciones de los municipios de la cabecera frente a las demandas de agua de las tres vegas. En el siglo actual es mayor la sensibilidad y atención del organismo de cuenca hacia las reclamaciones y protestas de los habitantes de la zona de cabecera, que sienten y viven de forma diferente el nacimiento del Segura y de los ríos que lo alimentan.
El factor Trasvase
La cuenca del Segura, líder en depuración y desalación, es una de las demarcaciones más complejas del mapa hidrológico nacional. Es la más difícil de gestionar por todo cuanto rodea a su acuciante déficit estructural (hay quienes no lo reconocen como tal) y al enorme estrés hídrico que soporta.
A ello se suma el conflictivo Trasvase Tajo-Segura, símbolo de la descoordinación que existe entre los planes hidrológicos de ambas cuencas, lo cual deriva en una fuerte controversia política y territorial. Un problema irresoluble hasta ahora que algunos partidos creen poder afrontar con un nuevo plan hidrológico nacional que tendría como clave de bóveda a la cuenca del Segura.
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Los directivos de la CHS se mantienen al margen de este debate, aunque eso no ha evitado algunos encontronazos, sobre todo con el gobierno de Castilla-La Mancha. Se limitan a reflejar técnicamente la necesidad del Trasvase para poder atender todas las demandas actuales. Desde finales del siglo pasado, la CHS amplió su registro con el desarrollo de la desalación y sus concesiones, junto con Canales del Taibilla y Acuamed; un recurso que va a más y que ha convertido a la cuenca en el territorio con el mayor parque desaladoras de Europa.
Relaciones complicadas
La Confederación, casi omnipresente en la actividad socioeconómica, también tiene que hacer frente a las tensiones urbanísticas derivadas de los mapas de inundabilidad, así como a la lucha contra las riadas. Un ejemplo del papel determinante que desempeña en los desarrollos urbanísticos son sus informes vinculantes sobre la disponibilidad de agua. Aquello provocó un agrio debate político y social a principios de siglo, cuando no se pudo garantizar el recurso para nuevas urbanizaciones, a la espera de que aumentara la producción de agua desalada. De ahí, y de la derogación del Trasvase del Ebro, surgieron roces con el Gobierno regional. Como principal brazo ejecutor del Ministerio, la CHS y el Ejecutivo autonómico discrepan a menudo y se toman el chocolate de espaldas cuando una está en manos del PSOE y el otro del PP, con alguna excepción.
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En estos cien años ha habido de todo en las relaciones, generalmente tensas, con los regantes tradicionales y del Trasvase. Uno de los episodios más tristes fue la agresión en 1995 a los expresidente de la CHS y del Scrats, Juan José Parrilla y José Joaquín García Yelo, por varios agricultores incontrolados. En el otro extremo figura la concesión de la medalla de oro del Scrats a José Salvador Fuentes Zorita, en 2009.
Es una de las cuencas más complejas y mediáticas por el Trasvase, la desalación, las recurrentes sequías y riadas, y el Mar Menor
Las facultades de la CHS son más amplias a través de la Comisaría de Aguas. Desempeña una tarea ingente en el control del dominio público hidráulico, con todo lo que conlleva para preservar el estado cuantitativo y cualitativo de las masas de agua, amén de la contaminación de cauces y las extracciones ilegales. Y como guinda, la extrema vigilancia y las restricciones a la actividad agrícola y ganadera en el Campo de Cartagena y su impacto en el Mar Menor. La CHS dispone de la herramienta más disuasoria y coercitiva: le corta el agua a quien incumple las normas. Su pretensión es que no se mueva un metro cúbico de agua (de particulares, comunidades de regantes, empresas e instituciones) sin su autorización.
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La CHS tiene muchas sartenes en el fuego, y otra de las que están en ebullición son las medidas para afrontar la sobre explotación de los acuíferos en el año 2027, que ya está levantando sarpullidos entre las comunidades de regantes.
La efemérides del centenario de la CHS se cumplirá el 23 de agosto del año próximo, aunque el organismo de cuenca ya ha iniciado los trámites para celebrarlo por todo lo alto. A través del BOE, el presidente del organismo, Mario Urrea Mallebrera, ha licitado por 384.909 euros los servicios de asesoramiento y apoyo técnico para la organización, coordinación y desarrollo de las actividades de divulgación y eventos relativos a la celebración del centenario. Las ofertas se pueden presentar hasta el 1 de septiembre. Hay siete lotes que incluyen el apoyo en la organización de los eventos; suministro de merchandising y otros artículos; diseño y ejecución de la exposición del centenario; publicaciones (libros del centenario y del patrimonio y facsímil conmemorativo); publicidad institucional; servicios de catering; y realización de un documental.
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Éxitos y retos pendientes
En sus cien años, la CHS ha ejecutado hitos importantes en una cuenca sometida a sequías e inundaciones, empezando por la terminación de los embalses Fuensanta, Cenajo, Camarillas, Talave, Argos, Quípar, De la Cierva y Valdeinfierno. Otro de los grandes retos fue minimizar el impacto de las grandes riadas, para lo cual, el Gobierno central ejecutó el primer Plan de Defensa Frente a Avenidas que se aprobó en 1987. El siguiente aún sigue pendiente, junto a otros proyectos que se eternizan.
También fue destacable la recuperación del río Segura, que dejó de ser el más contaminado de Europa gracias a la red de depuradoras que se impulsó y construyó en gran parte en la etapa de Ramón Luis Valcárcel, lo cual otorgó a la Región el liderazgo en regeneración y reutilización.
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En los últimos años, el esfuerzo se ha dirigido también a la conservación del entorno natural y la mejora de la calidad de las aguas, además de fomentar la participación e implicar a todos los agentes sociales. La cuenca del Segura ha sido y es un banco de pruebas y un ejemplo en la gestión de la escasez y del mix de recursos hídricos. Un modelo que atrae la visita de delegaciones técnicas de numerosos países.
Una plantilla escasa para una ingente labor
Desde su constitución por real decreto ley el 23 de agosto de 1926, la Confederación Hidrográfica del Segura ha tenido 26 presidentes y delegados del Gobierno, según este organismo. Por el Palacio Fontes de Murcia también han pasado 14 comisarios de Aguas, 16 directores técnicos, 10 secretarios generales y 5 jefes de planificación. El actual equipo directivo está integrado por Mario Urrea, Carlos Javier Marcos, Ana María Arenas, Jesús García y Mónica Gonzalo. La Confederación reparte su actividad en 14 áreas, que trata de cubrir con 183 funcionarios y 140 puestos de personal laboral. Una plantilla escasa para las amplias labores y competencias encomendadas.
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