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El exconsejero Antonio Cerdá, junto al letrado Aurelio Llanes, llegando ayer al juzgado. Edu botella / AGM
Contaminación del Mar Menor: Cerdá achaca a la lluvia y a las cremas solares la degradación del Mar Menor

Cerdá achaca a la lluvia y a las cremas solares la degradación del Mar Menor

El exconsejero admite ante el juez haber dicho en la prensa que la laguna estaba «mejor que nunca, porque es lo que me transmitían los pescadores»

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Jueves, 1 de enero 1970

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Como ya hizo días atrás a través de un escrito presentado por su defensa, Antonio Cerdá, exconsejero de Agricultura y -por épocas- de Medio Ambiente de varios gobiernos de Ramón Luis Valcárcel, optó ayer por negar la mayor en su declaración como imputado por el 'caso Topillo', que investiga posibles responsabilidades penales por la degradación del Mar Menor. Buena parte de su relato, que se extendió a lo largo de casi tres horas de interrogatorio, supuso un esfuerzo por rechazar que los nitratos procedentes de la actividad agrícola sean una de las principales causas de la grave contaminación de la laguna, que en 2017 alcanzó una situación casi irreversible.

Así, señaló que en 1999, cuando tomó posesión de su cargo de consejero, «no me llegó ninguna preocupación por el tema de los nitratos. No vimos peligro inminente en ese momento. El problema eran las medusas». Sí indicó que en 2001 ya tuvo una cierta conciencia sobre esa cuestión y que, por eso, desde su departamento se comenzó a fomentar el riego por goteo y la 'ferti-irrigación'.

Pese a ello, indicó que nunca tuvo conocimiento de que hubiera denuncias de los ecologistas de Anse por incumplimiento de la directiva de nitratos, como tampoco conoció ni conoce «ninguna publicación científica contrastable de que los nitratos sean la causa del estado del Mar Menor». Es más, insistió, «el informe pericial que he aportado lo descarta».

«Oí que había una red de salmueroductos [en el Campo de Cartagena], pero como oigo otras noticias»

Igualmente, señaló que no había tenido conocimiento de las analíticas de nitratos en la laguna, pese a su condición de miembro del órgano de gobierno de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS), y que nunca llegó a discutir por ese asunto en 2010 con el entonces presidente de esa entidad, José Salvador Fuentes Zorita.

«Falta de rigor científico»

Sí tuvo que admitir que ese año declaró a 'La Verdad' que «el Mar Menor está mejor que nunca» y que habló de «falta de rigor científico» ante las informaciones, publicadas en los días previos por este periódico, de que treinta mil toneladas anuales de nitratos y fosfatos procedentes de la agricultura estaban matando el Mar Menor. «No sé si dije entonces que no se iban a reducir los regadíos -sí lo dijo, como consta en el diario-, pero yo no tenía competencias a esos efectos», aclaró ayer ante el titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Murcia, Ángel Garrote.

Tampoco se acordaba muy bien de si le habían informado de la existencia de un colosal entramado de conductos en la zona del campo de Cartagena, por los que se evacuaban los desechos de cientos de desalinizadoras particulares ilegales. «Oí que había una red de salmueroductos, pero como oigo otras noticias», indicó, y aseveró que «no tenía conocimiento cierto del vertido de la rambla del Albujón».

Sobre una propuesta impulsada por los agricultores, a través de Coag, con el fin de promover una asociación para un uso sostenible del agua en esa zona, tampoco nadie le comentó nada.

Después de tantas negativas consecutivas sobre el aparente efecto de los nitratos en la degradación de la laguna salada -una cuestión que en la causa aparece avalada por varios informes técnicos y científicos-, Cerdá apuntó a otras posibles razones. «Pienso que se han de considerar las lluvias torrenciales, con arrastres de tierras arcillosas y arquetas desbordadas, así como las elevadas temperaturas que hubo esos inviernos. También han de considerarse las aportaciones de cremas y los desperdicios de los turistas».

Tanto el magistrado Ángel Garrote como el fiscal de delitos contra el medio ambiente, Miguel de Mata, interrogaron a Cerdá acerca de las razones por las que no se habría procedido, desde su departamento, a garantizar el cumplimiento de los códigos de Buenas Prácticas Agrarias y de los Programas de Actuación aprobados en los años 2003, 2009 y 2011. Algo que explica que se le atribuyan presuntos delitos de prevaricación por omisión y contra el medio ambiente.

A este respecto, el exconsejero indicó que, durante años, la principal preocupación fue atajar los vertidos urbanos, mediante la construcción de depuradoras, y los arrastres de las lluvias, a través de tanques de tormentas, y señaló que si no llegó a aprobarse de forma definitiva ningún plan de gestión del Mar Menor fue por su gran complejidad, pero también porque no hubo la necesaria continuidad en la labor de los diferentes consejeros por los que pasaron las competencias de medio ambiente.

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