Zahira Larios se baja del coche de una vecina en el instituto Peñalver de El Algar. Pablo Sánchez/ AGM

Vecinos taxistas para que Zahira estudie

Los amigos de una alumna del instituto de El Algar se turnan para llevarla desde Los Urrutias, tras perder su plaza en el autobús escolar

Juana Martínez

Martes, 23 de enero 2024, 00:36

Zahira Larios ve peligrar su sueño de ser asesora financiera, solo porque no tiene cómo llegar a su instituto. Esta joven de 18 años, que cursa segundo de Bachillerato en el Pedro Peñalver de El Algar, perdió su plaza en el transporte escolar a la vuelta de Navidad. «Fue de un día para otro y todo un trauma. Nos dijeron que lo habían intentado solucionar pero que no era posible», detalla.

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Zahira, como Luisa Giménez, otra estudiante en esta situación, perdió su plaza porque se incorporaron nuevos estudiantes de la ESO y estos menores están cursando enseñanza obligatoria, donde el transporte escolar es gratuito. Lo atribuye a «una clara mala organización y falta de empatía» por parte de la Consejería de Educación.

Hasta ese momento, Zahira había cursado sus estudios, sin problema, desplazándose hasta su centro educativo en el autobús escolar. Su madre, María Dolores Monte, carece de carné de conducir. La distancia desde su casa al instituto es de tres kilómetros, pero como «hay solo dos líneas al día de autobuses, no le da tiempo a acudir a clase, porque el día que coge el urbano llega a la tercera clase, sobre las diez y media de la mañana», asegura su progenitora.

Otros alumnos, también perjudicados, aseguran que hay «mala organización y poca empatía» en la Comunidad

Esta joven, a la hora de volver a su casa, debe esperar hasta casi las cinco de la tarde. Eso le supone perder tiempo para comer, estudiar e incluso asistir a las clases particulares que imparte a niños para ganarse algo de dinero. Por ahora acude a clase con una madre que también tiene que llevar a su hija al Peñalver, aunque «no podemos estar pidiendo ayuda continuamente», lamenta su madre. Para conseguir que Zahira estudie, un grupo de vecinos se han unido y se turna para llevar al instituto a esta joven a diario. Porque «debe de ir todos los días, no es un problema puntual, tiene que terminar su curso en el instituto y acabar en junio», insistió su progenitora.

A Zahira todavía le quedan varios meses de hacer malabares para lograr ir a su centro educativo a diario. Su madre espera que este problema se solucione cuanto antes, «poniendo un autobús más grande, para todos los críos que se han quedado fuera».

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María Dolores agradece la solidaridad y el apoyo que le muestran constantemente sus vecinos de Los Urrutias e incluso algunos de El Algar, porque gracias a ellos su hija puede seguir estudiando. «Son los que la están llevando a diario», señala.

«Me agobia la incertidumbre»

Una de las cosas que más le preocupa es que esta situación pueda acarrearle problemas en su rendimiento académico. «Ella tiene unas notas excepcionales y si falta a clase le perjudica en sus calificaciones», comenta con tristeza su madre. Aún así justifica que estas ausencias al instituto no son voluntarias, sino por «esta falta de transporte, no porque quiera».

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A esta joven, la situación le está afectado a nivel psicológico también. «A mí me agobia mucho este tema», declara compungida. Aunque agradece a sus vecinos que se ofrezcan a llevarla y traerla, reconoce que «me agobia y me inquieta bastante esa incertidumbre que se ha generado». Este estrés se lo provoca el «no saber a qué me expongo esta semana o qué me va a tocar hacer al día siguiente para ir al instituto». Sabe que la ayuda de sus conocidos es temporal y solo un parche para esta situación en la que se ha visto envuelta.

«Muchos se están ofreciendo, pero, la semana que viene tengo un examen y tengo que ir. Si es a una de las primeras horas, y por lo que sea, no me pueden llevar, ahí ya me trastoca también bastante mis estudios», afirma con pesar. Sabe que para entrar en la Universidad de Murcia a estudiar la carrera de Economía necesita una buena nota en Bachillerato.

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Alteración

Este imprevisto en el transporte escolar le esta suponiendo una gran alteración de su vida cotidiana, organizada hasta ese momento. «Este asunto me trastoca en todos los sentidos, en lo educativo, en lo personal, lo psicológico, lo emocional, lo laboral, en todos los aspectos de mi vida», mantiene Zahira.

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