Vallan el foso de la Muralla del Mar de Cartagena por la caída de cascotes
El Consistorio corta el paso a la zona «más frágil» y encarga un proyecto para delimitar ese espacio después con postes de madera
Pasear al perro por el foso de la Muralla del Mar se ha convertido oficialmente en un peligro. Así lo oficializó esta semana el Ayuntamiento tras los requerimientos de la edil no adscrita María Dolores Ruiz. La ex de MC, que ha llevado dos veces este asunto al Pleno municipal, alertaba el mes pasado de que el pretil adosado a la parte superior de la muralla estaba empezando a resquebrajarse fruto del paso de los años y del ambiente marino.
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Tan solo un paseo por la calle de la Muralla del Mar da buena cuenta de que el hormigón rojizo que corona este conjunto protegido está empezando a desmoronarse. Los cantos del mismo lucen desgastados y, en algunos puntos, dejan asomar la varas de hierro que lo atraviesan, cubiertas ya de óxido. Juntas que, al dilatarse, acaban haciendo precipitar piedras de considerable tamaño muro abajo hasta la zona por la que deambulan los cartageneros entre la grava y el césped.
El Ayuntamiento, responsable de velar por la seguridad de los viandantes, ha decidido señalizar el peligro con sendas vallas en los accesos al foso, concretamente junto a las escaleras que conectan el Muelle con la residencia logística de la Armada, junto al busto del ilustrado rey Carlos III; a la postre, artífice e ideólogo del Arsenal y de buena parte del sistema defensivo de la ciudad en el siglo XVIII.
Los servicios jurídicos del Ayuntamiento entienden que el muro no es propiedad municipal, sino que es del Estado
La solución a este problema, sin embargo, no es para nada sencilla a ojos del Ayuntamiento. A que la muralla es un conjunto protegido y que cualquier actuación debe estar visada y aprobada previamente por la Consejería de Cultura, se junta otra vicisitud nada menor. La balaustrada que remata el muro de traza italiana en su paso por la calle Muralla del Mar se hizo en contra de los criterios de restauración que rigen hoy día. La actual normativa exige que cualquier reparación no resulte en un postizo moderno y distorsionante con el conjunto en el que se inscribe,. Por el contrario, se buscan materiales y técnicas contemporáneas a la época en la que se construyó el edificio que se pretende intervenir y siempre diferenciando lo que es original de lo que es posterior. En este sentido, María Dolores Ruiz recordó que el pretil, diseñado por al arquitecto ciezano José María Torres Nadal, fue objeto de una investigación judicial. Un proceso que desembocó en una sentencia del Tribunal Supremo. «Sin embargo, la obra no fue retirada por el alto coste de demolición y reposición», valoró.
Otro asunto a tener en cuenta es que existen dudas sobre su propiedad. Según indicó el concejal de Patrimonio, Pablo Braquehais, a resultas de la moción presentada el pasado 9 de octubre por la propia Ruiz, la opinión de los servicios jurídicos municipales es que la muralla es propiedad del Estado. La moción salió rechazada por este motivo con los votos del gobierno PP-Vox, aunque Braquehais, no obstante, reconoció que esto no impedía al Consistorio tomar medidas preventivas y evaluar las posibles patologías.
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Segunda pregunta
Disgustada por ese voto desfavorable, Ruiz volvió a llevar el tema al Pleno municipal de la semana pasada y preguntó al concejal de Patrimonio si iba a tomar medidas urgentes para evitar accidentes por desprendimientos. Cuestión a la que Braquehais replicó que las vallas ya se estaban poniendo «en la zona más frágil». Asimismo, avanzó que se había encargado un proyecto para delimitar con postes de madera ese mismo espacio, en la misma base de la muralla, y, de este modo, no interrumpir el paso de peatones por todo el foso.
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