Urbanismo clausura terrazas en Las Dunas para acabar con peleas y aglomeraciones
Seguridad Ciudadana comprobará la instalación de vallas más sólidas en zonas vedadas al paso por daños estructurales
Otra vuelta de tuerca contra las aglomeraciones de jóvenes de marcha y botelleo y los estallidos de violencia que han aflorado en las últimas semanas ... en Cabo de Palos y su entorno. El Ayuntamiento decidió ayer clausurar las terrazas al aire libre del primer piso del centro comercial Las Dunas. Técnicos de Urbanismo, acompañados por el concejal de Seguridad Ciudadana, Juan Pedro Torralba, visitaron este emplazamiento y advirtieron también a los propietarios de establecimientos de la planta baja de que seguirán el mismo camino si no colocan vallas sólidas que impidan realmente la acumulación incontrolada de personas.
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La decisión viene motivada por el apelotonamiento de clientes en las explanadas que hay tanto en la parte superior como en la inferior del área comercial, en los tres últimos fines de semana. Según las fuentes consultadas, no solo se incumplía la distancia de seguridad y era imposible controlar quién llevaba la mascarilla y quien no o si había intercambio de botellas, de vasos y de cigarrillos, con el consiguiente riesgo de contagio de la Covid-19. Además, ha habido incidentes violentos que antes eran esporádicos.
LAS NUEVAS MEDIDAS
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Cierres Clausura de veladores por falta de medidas sanitarias, ausencia de licencias de actividad y otras irregularidades.
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Barreras más sólidas Obligación de colocar vallas 'ciegas' a modo de mamparas que eviten la entrada a zonas en mal estado.
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Mayor control Establecimientos abiertos que generen aglomeraciones se exponen al cierre.
La medida aplicada ayer forma parte del endurecimiento del plan de control del ocio nocturno que entró en vigor hace una semana, también a raíz de los reiterados incidentes referidos por los vecinos del entorno. Asimismo, personas que salieron de noche a tomar una copa notaron la llegada de grupos con tendencia a montar bronca que otros años no existían. Lo más sonado fue la paliza denunciada por dos hermanos gemelos, que el pasado sábado fueron presuntamente agredidos por seis o siete personas, en una urbanización junto a la Playa de Levante Ambos tienen heridas en la cara y la cabeza, uno sufrió una fisura en un dedo y el vehículo en el que iban tiene rota la luna trasera. Además, explicaron cómo les fue sustraída una mochila. Todos estos hechos están siento investigados por la Guardia Civil.
Torralba ya confirmó el lunes que la conflictividad ha ido en aumento. «Hemos detectado la presencia de individuos que acuden a Cabo de Palos y a La Manga desde puntos alejados o incluso desde otros municipios, con actitudes hostiles y violentas y que provocan conflictos y peleas», reconoció el concejal. Todo ello pese a haber contado con 22 agentes de la Policía Local en servicios especiales solo para el control de este fenómeno nocturno, y de que el pasado sábado se incorporaron también efectivos de la Benemérita al dispositivo.
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Este despliegue consiguió que no hubiera botelleo en la zona en la que era más habitual en los últimos años, la explanada del mercadillo dominical, entre el centro comercial y la Gran Vía de La Manga. Sin embargo, no pudo evitar el desperdigamiento de grupos de personas para beber en otros puntos del litoral, como la Playa del Vivero y la de Levante.
Un esperado refuerzo
El próximo fin de semana tendrá lugar un nuevo refuerzo, según informó el instituto armado. En Cabo de Palos habrá cuatro agentes adicionales, y en El Algar y Cartagena dos más, respectivamente. En el caso de Las Dunas, los propietarios de bares del piso superior pusieron hace tres fines de semana un servicio de seguridad privada con control de accesos y siete guardas. Pretendían con ello cribar a los menores y controlar a las personas que entran y salen. Sin embargo, una vez dentro, la separación entre mesas y sillas brilló por su ausencia. «Además, hay bares que no tienen su funcionamiento en regla, porque carecen de licencias o tienen otros problemas», según Torralba.
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De todo lo sucedido levantaron acta, el pasado sábado, policías locales, así como un equipo de técnicos de Salud Pública. También acreditaron que un establecimiento de kebabs de la planta baja acumulaba múltiples incumplimientos por servir alcohol a menores y no tener regulados ni el suministro de agua ni los aseos. El domingo ya había dejado de funcionar y así seguirá por el momento, confirmaron ayer fuentes municipales.
Durante la inspección de ayer, Torralba y los técnicos de Urbanismo advirtieron al resto de empresarios de que es necesario garantizar la separación de los clientes de los establecimientos, en mesas separadas. Y si se encuentran de pie, no pueden concentrarse en espacios de paso, de manera que se forme una muchedumbre difícil de controlar.
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Vallas opacas
Será obligatorio utilizar «vallas ciegas», según Torralba, a modo de biombos o mamparas que separen físicamente las zonas transitables del centro comercial de las que no lo son. Estás últimas son las que presentan problemas estructurales y se pretende evitar a toda costa que pueda entrar nadie en ellas. A principios de este mes, el Ayuntamiento proporcionó varias barreras móviles de plástico, de las que se utilizan habitualmente para hacer balizamientos. Algunos propietarios de establecimientos dijeron que no era suficiente y que ellos pondrían otras más difíciles de desplazar. Eso no les ha servido para evitar el cierre de sus terrazas.
Ahora el Ayuntamiento quiere vallados más sólidos de esas zonas vedadas, desde abajo y por arriba, para evitar la entrada a los locales vacíos y ruinosos y a sus terrazas.
«Si nos cierran, el botelleo se va a multiplicar en todas direcciones»
Los empresarios de ocio nocturno del piso superior del centro comercial Las Dunas consideran que el cierre de sus terrazas supone «un trato desproporcionado respecto al piso inferior, que no está mejor, ni mucho menos. Nosotros controlamos el acceso: en la planta baja hay menores y otra gente a la que nosotros no dejamos pasar», según indicó uno de los encargados de un establecimiento que no podrá montar su terraza. «Además, cuando nos quiten las mesas, les va a tocar correr porque toda la gente que no podremos atender se va a tirar al botelleo, que se va a multiplicar en todas direcciones», añadió.
Los responsables de esos negocios estudian las medidas que pueden adoptar para defender su actividad. «Haremos lo que tengamos que hacer ante el Ayuntamiento y ante la Comunidad», aseguró el empresario consultado. Informó de que si parte del problema son los defectos estructurales de las terrazas, como les han dicho, «abajo la cosa no está mejor que arriba, porque todo se construyó el mismo año y con el mismo proyecto. Además, nosotros dimos opciones de apuntalamiento y reparaciones, pero no nos lo han aceptado. Parece que haya una 'mano negra' en nuestra contra».
Los empresarios también niegan que el problema sea la falta de permisos y licencias. «Es una triquiñuela, Lo tenemos todo en regla», indicaron porque, de no ser así, no podrían haber abierto desde el principio del verano.
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