La UPCT construye su futuro digital

«Después de cinco años de duro trabajo, en este 2019 queremos subirnos al fin a esta red mundial. En España solo hay una veintena de centros con la etiqueta del Instituto Tecnológico de Massachussets (cuyas siglas en inglés son MIT) y, en la Región de Murcia, aún no hay ningún Laboratorio de Fabricación Digital o 'fablab' con esta acreditación. Así que sería un gran paso conseguirla», explica entusiasmada Lola Ojados, directora del Servicio de Diseño Industrial y Cálculo Científico (Secit) de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT). Esta doctora ingeniera industrial y profesora asociada del Departamento de Expresión Gráfica dirige un área enmarcada en el Servicio de Apoyo a la Investigación Tecnológica (SAIT) y cuyas instalaciones se trasladarán, en parte, del campus de la Muralla del Mar al de Alfonso XIII, en un proyecto considerado estratégico por el rector, Alejandro Díaz.

Básicamente, un 'fablab' es un lugar que reúne máquinas, en su mayoría controladas por ordenador, para la producción de objetos físicos a escala personal o local. La idea de la UPCT es que estudiantes, investigadores, ingenieros y técnicos de empresas e instituciones públicas puedan acceder, previa formación, a técnicas como impresión en 3D (tres dimensiones), fabricación aditiva, tecnologías convencionales de fabricación (fresas, tornos y taladros), corte y grabado láser, fresadoras y microimpresión de circuitos, y escaneado 3D. Las aplicaciones son innumerables: construir prototipos de ingeniería, para fabricar cascos de moto y barcos; confeccionar maquetas de arquitectura; reproducir objetos para exposiciones arqueológicas...

«Trabajamos con este tipo de tecnologías desde hace muchos años desde el SAIT, porque somos un servicio central de investigación. Unificamos recursos para poder dar servicio a todos los centros de investigación, departamentos, empresas e instituciones públicas. Y ahora queremos dar el salto y abrir nuestros servicios a la comunidad universitaria», señala Ojados. Y detalla que la zona de talleres situada junto a la biblioteca de Alfonso XIII será acondicionada como 'fablab', donde «nuestro personal se dedicará sobre todo a supervisar las tareas que se realicen en el laboratorio de fabricación digital, para poder controlar el mantenimiento de la tecnología».

Gracias al 'fablab', que ahora solo disfrutan en Sevilla, Toledo, Barcelona, Alicante y algunas otras ciudades, la UPCT espera aumentar el número de contratos con el sector privado y ponerse a la vanguardia internacional de la llamada cuarta revolución industrial o industria 4.0.

La sede del Cedit seguirá estando en el edificio de Investigación, Desarrollo e Investigación (I+D), y el 'fablab' dará sobre todo cobertura a los estudiantes. Estos y los grupos de investigación ya se benefician de desarrollos tan variados como una caja electrónica que mide el crecimiento de una lechuga, encargada por un equipo de Agrónomos, y una antena de emisión de señales pedida por especialistas de la Escuela de Telecomunicación.

Con ayuda de especialistas de centros como el Fab Lab León, una organización sin ánimo de lucro fundada por la empresa familiar Telice, la Politécnica busca dar un nuevo impulso a los servicios que ofrece a nivel interno y externo. Una treintena de empresas privadas y entidades públicas, por ejemplo ayuntamientos, recurren cada año a la Universidad para hacerse con elementos de robótica, exoesqueletos, mecanismos de control de tráfico y recreaciones virtuales.

En el ámbito de la ingeniería naval, el Cedit confecciona bibliotecas digitales de los distintos tipos de modelo de una embarcación. Y en el ámbito de la construcción, crea maquetas con corte y montaje de láminas; y en el de la automoción, facilita la ingeniería inversa.

«A partir de un prototipo u objeto, los ingenieros realizan modificaciones. Por ejemplo, una empresa nos trae un casco de motocicleta, lo escaneamos y ellos modifican el diseño, porque es más fácil trabajar sobre una digitalización que sobre una superficie, sobre un objeto», indica Ojados. Y añade que «una vez hecha la variación técnica y validada por el correspondiente departamento de diseño de la compañía, se consigue un molde y se lleva a cabo la fabricación del nuevo objeto».

Entre los hitos de este departamento de la Politécnica están el escaneo y la reproducción de monedas de oro y plata de la fragata 'Nuestra Señora de las Mercedes', para el Ministerio de Cultura y el Museo Nacional de Arqueología Subacuática (Arqua). Esta institución que tiene su sede central en el Muelle de Alfonso XII de Cartagena exhibe también los cañones del buque de la Armada Española hundido frente las costas de Cádiz en el siglo XIX. «Al digitalizarlos, vimos cómo estaban alineados y cómo los construyeron. Y los reprodujimos a escala», cuenta Ojados.

Y apunta que, en el caso del Anfiteatro Romano de Cartagena, las técnicas digitales permiten recoger cómo evoluciona la excavación arqueológica: «Tenemos la secuencia de excavación y los arqueólogos, supervisando imágenes, pueden comprobar si sus previsiones coinciden con el resultado. También se evalúa el proceso de deterioro de las piezas, porque el escaneo da una copia exacta de cómo están las piezas en cada momento. Vemos si han sufrido una erosión, si han aparecido poros y grietas. Podemos validar así procedimientos de conservación».

En el ámbito museográfico, la Universidad también ayuda a la muestra «no solo de los objetos físicos en una vitrina, sin también a través de monitores». La impresión 3D permite que el objeto «se pueda tocar, lo que está pensado por ejemplo para los invidentes». Además, el diseño virtual permite que la pieza gire y se vea con detalle cómo es en todas sus partes.