Pedro García, un inconformista
JOSÉ SÁNCHEZ CONESA
Miércoles, 24 de abril 2019, 09:36
El discurso de los hechos está presente en él, tanto que es difícil de entender la delimitación entre vida personal y militancia. En otros, la verborrea cantinflera. Pedro García Moreno tuvo abuelos agricultores y pescadores en Isla Plana y La Azohía, dato biográfico con peso específico en su trayectoria. El chaval recogió almendra en Isla Plana, donde vivió hasta los siete años, cuando se trasladó a la barriada de San José Obrero. Por allí rondaba un amigo con el que gustaba marchar al inmediato campo para contemplar pájaros. Aquellas correrías, unidas al visionado de la serie 'El Hombre y La Tierra', de Félix Rodríguez de la Fuente, configuraron a un ecologista muscular y erguido. En 1983, con 18 años, vive el auge de los grupos ecologistas y su primera victoria: la conservación de las dunas del Cotorrilllo, en San Pedro del Pinatar.
Formaba parte de Aceda, una asociación dedicada a las aves con sede en una casa cúbica con techo de láguena en el Barrio de la Concepción. Ahí hundirá sus raíces ANSE. Al mismo tiempo la vida estudiantil le irá nutriendo de conocimiento que abonará su acción medioambientalista. Primero estudió FP en la rama de electricidad. Trabajó y estudió Magisterio, realizando un módulo de técnico especialista en salud ambiental y se matriculó en Biología. Finalmente obtiene la licenciatura en Geografía. Más tarde realizó los cursos preparatorios para el doctorado en Ecología. De toda su vida académica recuerda con admiración la entrega docente del catedrático Francisco López Bermúdez, con el que realizaron dos viajes de trabajo a Marruecos provechosos e inolvidables.
A lo largo de la conversación muestra su satisfacción por la labor de denuncia en base a la normativa legal como fue el caso de la protección de Calblanque, impidiendo la construcción de unas cuatro mil viviendas; el caso de Lo Poyo, la urbanización de Marina de Cope (macroproyecto de diez mil viviendas y veintidós mil plazas hoteleras), la declaración de reserva marina de Cabo de Palos o la primera reserva en España de tortuga mora.
Freno al urbanismo costero
En lontananza, la manifestación contra la contaminación que en Cartagena sacó a la calle 14.000 personas en 1992 y las convocadas por la coordinadora Murcia No Se Vende, en defensa del patrimonio natural y cultural de la Región, contra la especulación urbanística, la perdida cultura tradicional y la urbanización masiva, que entre 2008 y 2010 congregaron a miles de ciudadanos. Rebelión de más masas que escenificaban el aumento de la conciencia medioambiental. En mayo de 2007 fueron 20.000 los convocados. Aunque asegura que no son tanto de movilizaciones, gustando de orientarse más a resultados, no olvida la manifestación de dos mil personas contra la urbanización de Cala Reona.
Destaca la imprescindible cooperación con otros grupos, como Ecologistas en Acción en asuntos como Portmán y Mar Menor, con ellos y la plataforma Pacto por el Mar Menor elevaron una denuncia a la Unión Europea.
En el balance cuenta que se evitó la construcción de un puerto deportivo en La Azohía, los vertidos de cadmio en la bahía de Cartagena, o que el río Segura siguiese siendo conocido por sus malos olores y altos niveles de contaminación.
Colaboran con pescadores de la cofradía del San Pedro del Pinatar en la conservación de la anguila y con agricultores para la preservación de la canastera.
La otra línea que desarrollan consiste en investigar para obtener información y aplicarla a la conservación, contando con centros de investigación que reciben alumnos de prácticas procedentes de varios países, desde que lo hiciesen por primera vez hace dos décadas con alumnos colombianos.
Anse tiene un grupo de anillamiento de aves, realizando seguimiento de colonias de aves marinas y humedales, además de coordinar el atlas de mamíferos de la región y de seguir cetáceos.
Las tres dimensiones de la denuncia, la colaboración y la investigación están entrelazadas entre sí por la divulgación. En realidad, casi todos los proyectos incluyen un poco de todo y mucho trabajo. La financiación la obtienen por varias vías: aportaciones de las cuotas de socios, convenios, concurrencia a subvenciones y donaciones.
Agricultura y Mar Menor
Anse considera relevante la reducción de impactos negativos de la agricultura sobre las aguas de la laguna mediante la actuación de la Fiscalía, lo que supone un gran trabajo que ha visto aumentar desde 2016 la valoración del Mar Menor. Habría que regular el número de embarcaciones a motor, no permitiendo la entrada de nuevas y eliminando algún puerto deportivo.
Han recibido el Premio de la Fundación BBVA (2017) a la conservación de la biodiversidad por su compromiso con el Mar Menor con una importante dotación económica. En un acto le presentaron al rey Juan Carlos I, quien le comentó con la característica espontaneidad borbónica algo así: «Hay que luchar por el Mar Menor, que se lo han cargado». De aquellas palabras se hizo eco 'El País', saliendo al paso la Casa Real, que «ni las confirmaban ni dejaba de confirmarlas».
Critican el despilfarro de dinero público que supone el macropuerto de contenedores en El Gorguel, un proyecto que él cree inviable desde el punto de vista económico por su elevado coste de 1.622,7 millones de euros, y medioambiental que imposibilita la recuperación de la bahía de Portmán. Apuesta por cumplir las vigentes directrices que prevén la utilización de la dársena de Escombreras. Y ya han propuesto a todos los partidos su idea de una playa urbana en Santa Lucía.
Muestra un vídeo de un programa de Félix, emitido en 1972, advirtiendo proféticamente del problema de la basura, «un veneno disuelto en la sangre de los humanos». Por cierto, a su hija Odil le regalaron gallos y gallinas de raza castellana para su finca de Guadalajara.
Pedro García es el director técnico de una organización cargada de futuro, enriquecida con el saber de la ciencia. Quizá porque no quede otra posibilidad de historia: el futuro será verde o no será, además de socialmente justo y solidario entre los diversos pueblos de la Tierra. Un jadeante esfuerzo de héroe con una sonrisa que queda siempre en pie, propia de la militancia lúdica, de una resistente ética para acabar con un circuito cerrado: el desorden del conformismo, el conformismo del desorden. El paso del tiempo les ha dado a estos grupos la condición de necesarios.