Ordenan a Potalmenor sacar toda su uralita de Calblanque
El Ayuntamiento insta a la concesionaria del agua en La Manga a eliminar un cementerio de tubos de amianto en Los Chaparros, como exigió Podemos
«Se ha de requerir al titular de las edificaciones existentes, la Compañía de Abastecimientos de Aguas Potables La Manga del Mar Menor SA (Potalmenor) la retirada de los residuos, aportando un plan que incluya una caracterización y cuantificación de los residuos existentes y las diferentes operaciones de gestión previstas para cada residuo». Esta es la conclusión del informe técnico del área de Medio Ambiente que ha llevado al Ayuntamiento de Cartagena a exigir a la empresa concesionaria del servicio municipal de aguas en La Manga que saque de unos terrenos de su propiedad unos tubos de fibrocemento acumulados desde, al menos, el 25 de enero de 2017.
Ese día, agentes de la unidad de Calidad de Vida de la Policía Local levantaron acta sobre la presencia de tubos y placas de amianto en el Cabezo Los Conesa, situado en el interior del Parque Regional de Calblanque, Peña del Águila y Monte de las Cenizas. Dos años después, el pasado 15 de enero el Grupo Municipal Podemos-IU-Equo denunció que este material contaminante seguía allí. Todo ello, ante la pasividad municipal y de la Comunidad Autónoma a la hora de cuidar este enclave protegido por sus valores medioambientales y de evitar riesgos para la salud de los vecinos de Los Chaparros.
La batalla del grupo que lidera la concejal Pilar Marcos dio, a finales de febrero, un primer fruto a través de una resolución donde el Consistorio instó a Potalmenor a presentar el plan de limpieza de las planchas de fibrocemento. El informe previo de los servicios técnicos municipales incluyó la necesidad de informar a la Dirección General de Medio Natural de la Comunidad de la situación de la zona, «por estar dentro de los límites del Parque Regional y contravenir la norma establecida en el Plan de Ordenación de Recursos Naturales (PORN)»; y también a la Dirección General de Medio Ambiente, «como competente en materia de residuos».
«Nos preguntamos qué ha hecho la Consejería de Medio Ambiente para hacer efectiva la descontaminación por amianto en el Parque Regional de Calblanque; cómo es que no tenían conocimiento de su existencia, cuando hay un órgano directivo que regula y controla la gestión del parque regional; y si toda esta inacción por parte de las administraciones públicas no es un delito por prevaricación medioambiental, al dejar que Calblanque y su entorno estén amenazados por dejación y desidia», manifestó Marcos a LA VERDAD.
La portavoz de la coalición lamentó que el Ayuntamiento también ha actuado con dejadez durante dos años, a pesar de que se trata de «material altamente tóxico y cancerígeno, localizado en unos terrenos situados muy cerca del poblado de Los Chaparros; en el corazón de un espacio supuestamente protegido por la normativa regional y europea; y en los antiguos almacenes de la concesionaria del servicio de aguas de La Manga».
Este grupo político espera que la orden de la Concejalía acabe con la imagen de decenas de «tubos abandonados, en situación de ruina y totalmente accesibles para los vecinos y viandantes».
Pasividad local y regional
Según Podemos-IU-Equo, el examen detallado del expediente demuestra que «la única gestión» que realizó el Ayuntamiento en 2017 fue solicitar a una empresa que restaurara. Tras las alegaciones de esta compañía, que adjuntó documentos oficiales del Registro Catastral para probar que la parcela no era de su titularidad, la institución municipal siguió sin mover un dedo contra Potalmenor. Hasta ahora.
Escombros, vertidos, ruidos, malos accesos y falta de alumbrado
«La población de Los Chaparros no solo sufre el cementerio de tubos de amianto, sino también un abandono histórico: déficit en infraestructuras y servicios básicos, accesos improvisados al pueblo y residuos de toda clase», denuncia la concejal portavoz de Podemos-IU-Equo, Pilar Marcos. La edil exige atender las quejas vecinales sobre los desagües de la desalobradora de Arco Sur, la inestabilidad de las balsas situadas junto al caserío, los ruidos y malos olores de la depuradora municipal, la falta de alumbrado público, los escombros de obras públicas como la de la autovía de La Manga y las ruinas de los edificios de dos empresas hormigoneras: Beton y Hopremasa.
