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José Juan Aniorte, segundo por la izquierda, arropado por el consejero Fernando de la Cierva, Mar Aniorte, Jesús Pereda y Paco Sastre, en el Nuevo Teatro Circo. J. M. RODRÍGUEZ / AGM
Noche taurina en el Teatro Circo

Noche taurina en el Teatro Circo

ÁNGELA DE LA LLANA

Jueves, 1 de enero 1970

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El Teatro Circo se convirtió el pasado viernes en un improvisado coso taurino. Una plaza grande y estable repleta de público, una banda de música que interpretó pasodobles, un capote acompañado de banderillas, mujeres bellas ataviadas con claveles y mantones, el comisario de la ciudad en primera fila y un diestro de lujo encarnado en la figura de José Juan Aniorte.

El consejero de Hacienda, Fernando de la Cierva, comparó el acto con «una auténtica jornada taurina. No falta ningún elemento», dijo al presentar el libro 'Cuesta del Ángel. Plaza de Toros de Los Antiguones (1854-1986)', una obra detallada y perfectamente documentada con información, curiosidades, anécdotas y material gráfico de la Plaza de Toros de Cartagena, escrito por su gran amigo Aniorte.

Lleno total en un evento muy entrañable, en el que el autor, convaleciente de una reciente operación, se vio desbordado por las innumerables muestras de cariño. La trayectoria profesional de José Juan, fundador de la Escuela de Turismo de Cartagena, se quedó relegada a un segundo plano. Los organizadores del evento destacaron en sus discursos su generosidad, su corazón y su carácter sencillo.

En la entrada del teatro, Carlos Díaz, de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), y Juan Orts, del Santo y Real Hospital de Caridad de Cartagena, vendían ejemplares del libro, de una gran calidad de impresión. Su escritor ha donado todos los beneficios a estas dos instituciones, a las que está muy ligado. Ambos destacaron «su generosidad», al igual que lo hizo el oncólogo Pablo Cerezuela, presidente de la AECC en Cartagena.

El acto fue conducido por el doctor Jesús Pereda, gran amigo del protagonista desde los años de estudiantes en el colegio Mayor Belluga de Murcia. Hizo una semblanza del autor de lo más emotiva, destacando su capacidad humana, su niñez en la Calle Balcones Azules, su amor por sus hijas, Inés y María del Mar, que estaban en el acto, por su mujer, Paula de Haro y por sus amigos.

Entre pasodobles taurinos, interpretados por 'Las Musiquitas' de la Asociación Cultural Sauces, el presidente del Foro Taurino, Paco Vera, señaló la calidad de un libro perfectamente documentado, en el que narra toda la historia del coso, hasta su cierre en el año 1986. Asistieron, entre otras personalidades, la consejera de Transparencia y Portavoz del Gobierno Regional, Noelia Arroyo, el comisario de Policía Nacional, Damián Romero, el hermano mayor del Hospital de Caridad, José Vera, el director del hospital Los Pinos, Baltasar Pereda, y la delegada de Hacienda en Cartagena, María Dolores Ortega.

Tampoco faltaron amigos como Tomás Fajardo, Marian Latorre, María José Jiménez, Catalina Martínez, Julio Mínguez, Vicente Lozano, Jesús Llamas, María Jesús Aznar, Conchi Yus, Rosa Mungia, Ángeles Sánchez, Paloma López, Sandra González, José Agustín Jara, María Pereda, Víctor y Domingo Navarro y la pintora Lola López.

Aniorte y el coso local

Durante el evento, en el que estaban las dos suegras de Aniorte, Ángelita Beltrán y Antoñita Senise, fueron proyectados dos documentales: uno de Alfonso Santos y otro que nos dejó imágenes de la última corrida de Ortega Cano en Cartagena. Curiosamente, conocimos durante la presentación que el escritor nunca se ha sentido taurino, «aunque siempre me han gustado las tardes de toros, de fiesta, de alegría, de meriendas, de risas y de charlas».

Entre los muchos asistentes, estaban Paco Sastre y Piedad Molina, del Hospital de Caridad y organizadores del evento; José Díaz y su mujer, Juana Martínez, Inma Galera, su incondicional amigo José Vicente Albaladejo, Ana Bellón, María Luisa Merlos, Ginés Fernández, Signy Silgeström, José Bobadilla, Pilar Galindo y el pintor Francisco Solana. Emocionado, y dando las gracias en la voz que le prestó su mujer, Aniorte cerró el acto levantando la montera de una manera triunfal.

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