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Un manojo de cables eléctricos cruza parte de la fachada de un edificio, en la calle Morería Baja con Puerta de Murcia. Antonio Gil / AGM
'Nidos' de cobre en las fachadas

'Nidos' de cobre en las fachadas

El amasijo de cables eléctricos y de telecomunicaciones afea los edificios del centro, deteriora la imagen turística y preocupa a vecinos y comerciantes

RUBÉN SERRANO

CARTAGENA

Lunes, 5 de febrero 2018, 08:31

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Cuadros al descubierto, oxidados, descolgados o amontonados sobre el letrero de un bajo comercial, con el riesgo de que caigan sobre un viandante. Un vistazo a los edificios del casco histórico basta para comprobar que son pocas las fachadas que se escapan de estar afeadas por un amasijo de cables (algunos destrozados, pelados y sin cobre). Vecinos y comerciantes lo critican, los turistas se llevan una mala impresión y el Ayuntamiento sigue sin impulsar un plan de soterramiento.

Esta imagen es especialmente preocupante en la calle San Fernando. Los propietarios de tiendas exigen desde hace años arreglos en el alumbrado y meter bajo tierra los cables, para que la zona sea más vistosa y atractiva para el cliente. El lugar que les enerva es el callejón San Esteban, rodeado de establecimientos y situado junto a un solar. Allí hay un poste semicaído, con ocho largas conducciones embarullados. «Está todo que se cae. A esos cables les hemos hecho fotografías y hasta se han puesto denuncias», critica la presidenta del área comercial, María José Rodríguez.

La estampa de esta vía, con cables como lianas para trepar de un edificio a otro, tampoco pasa desapercibida para los vecinos, como Ángel Yus. «Todo debería ir soterrado, pero el problema es que nadie se pone de acuerdo. Además, la mayoría de los cables ni siquiera funcionan, se juntan los viejos con los nuevos de fibra óptica. Es una chapuza. En cualquier ciudad medio decente, no pasaría esto».

Sin plan de soterramiento

La situación se agrava en zonas como el barrio universitario y aledañas, donde el deterioro va a más. En la calles de la Serreta, Caridad y Plaza del Risueño algunos están cada vez más caídos, por su peso. «Esto es tercermundista, es muy triste ver las calles así y encima aquí, que viene mucha gente a ver la iglesia de la Caridad», lamenta José Luis Monleón.

Este vecino tiene un tendido eléctrico entre ceja y ceja: el de un solar de la calle Serreta que une tres inmuebles. «Paso por aquí siempre y hay muchísimos. Tantos, que se han mezclado los cables nuevos con los viejos y es muy difícil distinguirlos. Está igual desde que derribaron uno de los edificios y dejaron el terreno sin urbanizar». Juan Ardil opina que «es una vergüenza» el cableado que presentan los inmuebles de la calle Beatas, echa en falta «algún tipo de control o normativa» y critica que esto acentúa «el ya de por sí estado de deterioro» de viviendas y comercios.

El paisaje también se repite en las calles Caballero, Tomás Subiela y Cuatro Santos, por las esquinas. Los cables que hay en el cruce de la Plaza del Risueño con la Duque sí están más a la vista de viandantes y automovilistas.

En cuanto al eje principal del casco histórico (calle del Carmen, Puerta de Murcia y Mayor), el revoltijo de plásticos, cuadros de luz y cobre también invade las fachadas de edificios, los rincones de la iglesia castrense de San Domingo, la Morería Baja, Canales, Santa Florentina y hasta inmuebles que están siendo rehabilitados.

Ley para zonas históricas

«Los cables rompen completamente la estética para hacer una fotografía. En otras ciudades hay una normativa para regularizar esto, y los técnicos controlan que todo está bien. Si no se pueden soterrar, al menos que instalen una regleta con el mismo color de la fachada, para disimularlos», explica Gonzalo Soler, que viene de Lugo.

A preguntas de 'La Verdad', fuentes municipales indicaron que Cartagena se rige por la Ley General de Telecomunicaciones de 2014, que permite a los operadores efectuar despliegues de cables y redes públicas. El documento no obliga, sino que recomienda, «en la medida de lo posible, utilizar las canalizaciones o equipos previamente instalados», que en el caso de los edificios antiguos o solares no existen.

En uno de los subapartados de esta legislación, en cambio, sí se especifica que «los despliegues aéreos y por fachadas no podrán realizarse en casos justificados de edificaciones del patrimonio histórico-artístico o que puedan afectar a la seguridad pública». La realidad, sin embargo, es muy distinta.

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