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Un joven es introducido en una ambulancia, para su traslado. p. s. / agm
Con móviles y sin zapatos

Con móviles y sin zapatos

Los teléfonos son más comunes cada vez entre personas rescatadas, mientras a otras les falta el calzado

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Viernes, 21 de septiembre 2018, 03:13

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Jóvenes que no sueltan el móvil desde el que se comunican con parientes instalados en otras naciones europeas y avisan a familiares en su país de origen se mezclan, cada vez en mayor número, con personas descalzas y semidesnudas cuando Salvamento Marítimo las sube a sus barcos. El perfil de los inmigrantes que llegan a las costas de la Región ha cambiado en los últimos años y muestra claramente las desigualdades del Tercer Mundo «donde a veces es más fácil hacerse con la camiseta de un equipo puntero de fútbol y con un teléfono que recibir buena alimentación», según explicó un portavoz de Cruz Roja, que participó en el dispositivo de salvamento y asistencia de ayer.

Nada más tocar el muelle de La Curra, a las ocho de la mañana, las autoridades, las fuerzas de seguridad, los voluntarios y sanitarios y los periodistas que acudieron a recibir al barco 'Clara Campoamor' pudieron comprobar esa miscelánea. En el desembarco, fue todavía más evidente la heteogeneidad en el vestir, con personas que habrían pasado desapercibidas en cualquier calle de un país occidental junto a otras con el torso al aire, descalzas e incluso sucias.

El teclear para mandar mensajes de texto, sobre todo a bordo del barco y nada más llegar a tierra, se ha convertido en moneda común con un objetivo muy concreto. En episodios anteriores de llegada masiva de pateras, como la avalancha de noviembre, se supo de la existencia de muchos mensajes enviados por redes sociales a parientes instalados en España, en Francia y en otros países, para comunicar el rescate y la llegada a tierra firme. De hecho, algunos de esos familiares se presentaron a las puertas del Instituto Hespérides, habilitado como dormitorio colectivo, para ver si era posible establecer algún contacto.

Los subsaharianos eran los que peor aspecto presentaban y los que más cuidado sanitario necesitaron en el Muelle

También la actitud de los extranjeros ante quienes les esperan ha cambiado de un tiempo a esta parte. Están los que observan sonrientes, miran fijamente a los que les hacen fotos e incluso hacen muecas y gestos de complicidad, junto a otros que prefieren ocultar sus rostros. Lo que es común a todos es la ausencia de papeles que les identifiquen y permitan comprobar su edad y su origen.

Con todo, los ciudadanos subsaharianos son los que parecen más desaliñados, cansados y desesperanzados. «Es normal que esas personas, que han hecho miles de kilómetros desde sus países y que luego han tenido que negociar en Argelia su embarque en una patera, en un idioma que no conocen, sean los que peor lo han pasado y los muestren en sus caras», indicó el responsable de Cruz Roja consultado.

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