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Jesús Álvarez, en el faro de Cabo de Palos. José María Rodríguez / AGM
«No hay momento para la soledad por el entorno que ha crecido alrededor»

«No hay momento para la soledad por el entorno que ha crecido alrededor»

Jesús Álvarez. Farero de Cabo de Palos

Minerva Piñero

Miércoles, 2 de agosto 2017, 10:35

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Como las carreteras al anochecer, el mar necesita ser alumbrado. Jesús Álvarez, de 58 años, no solo se encarga de los navegantes que surcan las aguas de Cabo de Palos, sino de todos los marineros que se adentran en aguas regionales: desde el faro de Águilas hasta el de El Estacio (La Manga), pasando por los seis restantes pertenecientes a la red litoral de la Autoridad Portuaria de Cartagena, estas torres de luz están bajo su custodia. Las balizas situadas tanto en los puertos de titularidad autonómica como en los deportivos y las de las dársenas de Cartagena y Escombreras, se añaden a su cuidado. Solo contando las de los muelles privados, existen más de cien balizas.

-¿Por qué decidió ser farero?

-Cuando tenía 25 años, era editor de programas informáticos en Madrid. Al estar muy aburrido de la gran ciudad, me gustaba un poco la idea romántica de vivir en el mar y decidí presentarme a la oposición. Tendría que haber sido abogado, como mi padre, pero me escapé antes de tiempo. Desde que la aprobé en 1985, he trabajado como farero durante treinta años.

-¿Alguna vez ha sentido que vive en soledad?

- No. Eso podía pasar en los faros del Norte, en los que ni suele haber personas alrededor ni presión ciudadana. Algunos están hasta quince o veinte kilómetros alejados de la población, aquí es al revés: tengo la sensación de agobio de tanta gente. Actualmente, no hay momento para la soledad por el entorno que ha crecido alrededor del faro: está todo edificado y siempre hay turismo.

-¿Qué actividades realiza durante su rutina diaria?

-En mi horario oficial, de 8.30 a 14.30 horas, me reparto el trabajo con tres compañeros más. Los cuatro vivimos en el faro y tenemos un trabajo de mantenimiento rutinario, de pruebas y conformación de equipos con los distintos planos. Según el faro que toque, existe una planificación diferente. Como a veces surgen anomalías, averías y avisos que tenemos que atender, no es un mantenimiento cerrado, vamos improvisando.

-Aparte de ustedes, ¿hay más personas que puedan acceder al interior del faro?

-En los periodos vacacionales hay muchos turistas que intentan entrar, pero normalmente no se les permite acceder al interior: no existe ninguna cobertura de seguro para ellos. Si pasa algo, por ejemplo por las 265 escaleras que hay sin barandillas, yo estoy cubierto por mi seguro profesional. Si viene alguien y se cae... Está por determinar.

-Está siendo un tema de actualidad por la proposición no de ley del PP.

-Exacto, un hecho con el que estoy absolutamente en contra. El faro es un servicio que lleva funcionando 150 años y, de repente, quieren cambiarlo todo. Afortunadamente, tenemos el apoyo de asociaciones de Cabo de Palos, La Manga, la plataforma 'Salvemos El faro'... Existe un gran movimiento social que nos escucha. Espero que los políticos recapaciten y su funcionamiento se mantenga.

-Si no fuera farero, ¿de qué le gustaría trabajar?

-Llevo siendo farero 31 años y no tengo previsto cambiar de trabajo, estoy especializado en una cosa muy concreta. Si tuviera que empezar ahora mismo, puede que me interesara dedicarme profesionalmente al turismo o a la restauración.Esta vida con lapsos relajados, en la que hay tiempo para el mantenimiento tranquilo y edificado junto con momentos de estrés cuando un equipo no funciona, me gusta.

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