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Participantes en el recital poético y charla sobre el modernismo, en el Teatro Romano. P. SÁNCHEZ
Modernismo y poesía en Cartagena

Modernismo y poesía en Cartagena

JOSÉ SÁNCHEZ CONESA

Miércoles, 14 de noviembre 2018, 08:35

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La III Muestra Modernista ha traído al centro de la ciudad automóviles de época, una feria donde se representaron oficios del pasado, una ruta senderista por barrios para conocer joyas arquitectónicas, que a veces pasan desapercibidas, y conferencias a cargo de los cuatro cronistas de Cartagena.

A la propuesta de la asociación cultural Los Modernistas respondí con una charla a modo de puzzle, en la que se fueron encajando una serie de poetas y escritores relacionados estrechamente entre sí, con el Modernismo y con Cartagena. A pesar de la aparente desconexión entre algunos de ellos.

Podemos definir el Modernismo como el arte de la alegría de vivir, la mirada optimista, la perspectiva más positiva el paisaje urbano ante una revolución industrial, que se inicia a finales del XIX en Inglaterra y que multiplicará en el paisaje urbano fábricas contaminantes, explicitando una explotación laboral hasta límites insospechados. El arte modernista y ecléctico lo embellecerá todo, afirmando estéticamente la Modernidad. Aquí contamos con ejemplos elocuentes como la Fundición Frigard en Los Molinos (Barrio de Peral), el Mercado de La Unión, el Teatro Circo Apolo de El Algar, diversos comercios y oficinas. Esa fe en el progreso científico técnico quedará impugnado con el estallido de la I Guerra Mundial (1914-1918) o con las posteriores bombas de Hiroshima y Nagasaki, acontecimientos que harán del progreso un concepto revisable.

Vicente Medina fue un autor influido por la corriente modernista, como refleja en su poema 'Cansera'

Félix Rubén García Sarmiento, conocido como Rubén Darío (1867- 1916), fue un poeta, periodista y diplomático nicaragüense, máximo representante del Modernismo literario en lengua española. Es posiblemente el poeta que ha tenido una mayor y más duradera influencia en la poesía del siglo XX en el ámbito hispánico, siendo conocido como «príncipe de las letras castellanas». He leído que de jovencito fue trovero en su tierra natal, por eso no faltó tras la conferencia una divertida muestra de trovo a cargo de El Baranda, Fernando García, el guitarrista Ángel Herrero y el joven cantaor Juan Molina, artistas de la asociación José María Marín.

Rubén llega a España en 1898, el año de la pérdida de las últimas colonias del Pacífico y del Caribe, manifestando su profunda simpatía por España y en contra de Estados Unidos, imperio incipiente. Desde nuestro puerto salen soldados mal pertrechados por culpa de la corrupción gubernamental hacía una muerte casi cierta. En la ciudad portuaria se erige en 1923 el monumento a los Héroes de Cavite y Santiago de Cuba, un grupo escultórico conmemorativo de los españoles fallecidos en el desigual combate.

Arte optimista

La poesía para Rubén Darío, como para todos los modernistas, es ante todo música y sensualidad. Aparecen flores olorosas, jardines recoletos, piedras preciosas, materiales lujosos como la seda o el mármol; animales exóticos como el cisne o el pavo real; instrumentos musicales como la lira o la clave.

El nicaragüense despertó la admiración e imitación generalizada de los mejores poetas del momento, como Juan Ramón Jiménez, los hermanos Machado, Valle-Inclán o Pablo Neruda. Más tarde todos, incluido Rubén, evolucionaron hacía una poesía de más hondo calado existencial, dejando atrás a las princesas del preciosismo.

El embajador de Nicaragua en nuestro país, Justino Sansón Balladares, promovió la construcción de monumentos a la memoria del príncipe del verso castellano en cinco ciudades españolas. El lugar elegido para su ubicación en Cartagena fue el Parque Torres, inaugurándose el 26 de marzo de 1972 en un acto que contó con la asistencia del alcalde Ginés Huertas y del citado diplomático.

Años antes, en 1956, Paca Sánchez, la última pareja de Rubén Darío, donó el archivo personal de poeta al Estado español, ubicándose en la Universidad Complutense de Madrid. Mediaron en toda aquella operación los cartageneros Antonio Oliver y Carmen Conde, dedicándose Oliver a la ordenación de los siete mil documentos y manuscritos.

Muerto Darío, Francisca casó con José Villacastín, ambos abuelos de la periodista Rosa Villacastín, quien recuerda en su libro 'La princesa Paca' las frecuentes visitas que su abuela recibía de un matrimonio. Con el tiempo llegaría a saber que se trataba de la primera mujer que ingresó en la Real Academia de la Lengua y de su marido, poeta y profesor universitario.

Otro autor influido en algunos de sus poemas por el Modernismo fue el archenero Vicente Medina, cronista oficial de Cartagena en 1907 y autor de 'Cansera', poema publicado por primera vez en el diario cartagenero 'La Tierra', en cuya redacción colaboraba. Esos versos eran para José María Jover Zamora, ilustre catedrático de Historia en la Complutense y cartagenero de cuna, uno de los textos que mejor refleja aquella depresión nacional que supuso la tragedia del 98, pero desde la perspectiva de los de abajo. En habla huertana expone la epopeya de los soldados cuyas humildes familias no pudieron pagar para librarlos del trance, el hambre del jornalero, la pérdida de la cosecha, la sequía, la vejez y el cansancio de vivir.

Marisa Gálvez y José Antonio Martínez, presidente de la asociación Los Modernistas de Levante, recitaron poemas de los autores mencionados, cerrándose con algunas de las Loas de Oliver, como la dedicada al porrón. Paco Henares, presente en el acto, escribió sobre una de las mejores obras del poeta: «Brilla por aquí una devoción a las criaturas», observación cálida hacia lo cotidiano, lo pequeño, lo frágil.

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