Tres jóvenes africanos salen del recinto del antiguo Hospital Naval, en la carretera de Tentegorra. Antonio Gil/ AGM

Los inmigrantes del Naval se adaptan a su nueva vida con cursos y excursiones

Los más de quinientos acogidos asisten a clases por las mañanas, y por las tardes practican deporte y visitan la ciudad en su proceso de integración

Martes, 2 de enero 2024, 00:42

En el día a día del campamento de refugiados del antiguo Hospital Naval de Cartagena el descanso apenas tiene cabida, tan solo cuando llega la ... noche. Los más de quinientos inmigrantes africanos alojados estos días –el número es cambiante, porque el flujo de entrada y salida es constante– tienen una agenda tan apretada que les ocupa desde que amanece hasta que oscurece en actividades deportivas, talleres, cursos y visitas a la ciudad. Todo ello está coordinado por casi un centenar de trabajadores de la organización de ayuda a los inmigrantes Accem.

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El reloj suena a las ocho de la mañana. A esa hora toca el aseo y prepararse para el desayuno en el comedor central del recinto. Los menús de por la mañana, mediodía y noche están elaborados por un nutricionista que «intenta adaptarse a las necesidades de los integrantes del campamento y a sus diferentes culturas», explicó el responsable de Accem en Cartagena, Juan Alcolea. Hay sobre todo senegaleses, mauritanos, malienses, nigerianos, gambianos y ghaneses.

Tras el desayuno, compuesto en su mayoría por leche, pan y cereales, llegan las primeras actividades. El grueso de alojados es dividido en varios grupos de entre 120 y 200 personas. Así, mientras unos asisten a clases de español, impartidas por profesores y maestros contratados por Accem, otros acuden al taller de contextualización.

EL DATO

550 personas

hay en el campamento provisional y temporal del Naval. Desde su apertura el 17 de noviembre ha habido picos máximos de 600 personas. Ese es el cupo tope que puede acoger las instalaciones, según la ONG Accem.

En este, los responsables muestran cómo es España, sus costumbres y los servicios. Dentro de él aprenden también educación vial y normas cívicas, dando mayor atención al lugar en que se encuentran, Cartagena. De ella aprenden dónde están los edificios más importantes, los monumentos y los servicios que tienen a su disposición.

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Fútbol y baloncesto

Un tercer grupo se dedica a hacer deporte. Sobre todo juega al fútbol y al baloncesto, en unas pistas del antiguo centro hospitalario. Tras aproximadamente una hora y media todos van rotando en esas actividades hasta participar en cada una de ellas. Estas son impartidas en zonas y espacios preparados para ello, como carpas.

«En algunas ocasiones, en el taller de contextualización, hacemos salidas, excursiones por la ciudad con grupos pequeños, para que vean lo aprendido en la clase. Le mostramos dónde está el Ayuntamiento, los centros de salud y los hospitales y les explicamos cómo funcionan. Con los trabajadores siempre van traductores», detalló Alcolea.

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La comida se sirve a las 13 horas, de nuevo en el comedor. Es elaborada también por personal de la ONG. Tras un breve descanso después de ese momento, continúan los talleres. En horario vespertino predominan los de reciclaje y manualidades, con los que los migrantes aprenden a hacer artículos que le son de utilidad para su día a día.

Estas semanas están elaborando instrumentos y adornos de Navidad. En este también organizan gimcanas y cantan villancicos, según su cultura. Por la tarde igualmente es el momento de participar en juegos de mesa, visionados de películas e, incluso, asisten a eventos deportivos. «Recientemente nos dieron entradas para ver el baloncesto y un grupo fue al Palacio de Deportes y disfrutó», contó el responsable de la ONG en Cartagena.

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Asesor jurídico y psicólogo

La participación es obligatoria. La división por grupos se hace atendiendo a los idiomas de cada uno. Fuera de los talleres, los refugiados tienen a sus disposición otras actividades de asesoramiento jurídico, para conocer sus derechos y deberes en suelo europeo. Algunos de ellos solicitan protección internacional en nuestro país u otros comunitarios.

Por otro lado tienen a su disposición psicólogos, que les ayudan a aprender técnicas de respiración, higiene del sueño y habilidades sociales, porque «la mayoría de ellos llegan muy tocados y les tenemos que ayudar a superar el mal momento por el que han pasado y están pasando», dijo Alcolea.

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La estancia media que suelen estar en este tipo de campamentos es de un mes. Muchos, enseguida de llegar, ya piden su salida para encontrarse con familiares en España o en otros países de la Unión Europea, de ahí que el número en las instalaciones del Naval sea muy cambiante. También se han dado casos en Cartagena de familiares de los refugiados que han llegado para llevárselos, porque tienen libertad de movimiento.

Tras la cena solo queda dormir. Los fines de semana, la rutina es un poco diferente. Participan en actividades deportivas o ven películas. En todo el recinto hay wifi, lo que también les ayuda a superar las horas perdidas. Los sábados y domingos son días para hacer salidas de senderismo al monte.

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En las intalaciones del Naval tienen, además, de contenedores con habitaciones habilitadas con camas y armarios, un comedor y clases para los cursos y talleres y una enfermería con personal para atenderlos en cualquier emergencia. Según Accem, los que allí llegan se encuentran bien de salud y lo que más precisan, en la mayoría de los casos, es la ayuda de un psicólogo.

  1. Personas vulnerables y con un periodo de estancia de un mes

Los inmigrantes «solo están de paso en la ciudad», destacó el responsable territorial de la ONG Accem en la Región de Murcia, Mohammed Kebaili. Su estancia media es un mes «en función de la necesidad de cada uno de ellos», añadió. «Cada uno de ellos tiene un proyecto migratorio y necesita un apoyo para continuar con el mismo, pero, a la vez, llegan personas especialmente vulnerables, como solicitantes de protección internacional, víctimas de trata y menores. Estas personas necesitan una atención especial. Por eso, para garantizar su derecho, desde Accem tiene un equipo multidisciplinar», explicó este representante de Accem. Entre los que están apoyando a los inmigrantes hay profesionales de diferentes ámbitos, que solo piensan en hacer la estancia de los refugiados lo mejor que pueden, según el responsable de Accem en Cartagena, Juan Alcolea.

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Las más de quinientas personas estarán en el Naval hasta el 31 de marzo, fecha dada por el Ministerio de Migraciones para cerrar las instalaciones. Aun así, desde el Ayuntamiento creen que la estancia pueda prolongarse más allá de esa fecha. También que este departamento estatal se quede finalmente con las dependencias, propiedad ahora del Ministerio de Defensa, e impida los planes municipales de obtener su cesión para darle un uso sociosanitario. Fuentes de ese departamento estatal indicaron a LA VERDAD que «no hacen valoraciones sobre indicios» y que «cuando se tome alguna decisión será comunicada».

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