Vertedero de residuos peligrosos Los Blancos, en Llano del Beal, con el Mar Menor al fondo. J. M. RODRÍGUEZ / AGM

La Guardia Civil denuncia que los residuos de la Balsa Jenny llegan desde el vertedero al Mar Menor

Señala los «alarmantes» valores de cinco metales detectados en las aguas que bajan desde la corta minera Los Blancos II y contaminan la laguna

Miércoles, 28 de abril 2021, 01:25

«Los resultados de los análisis acreditan que las aguas procedentes del 'vertedero Jenny', tanto en escorrentía superficial como en escorrentía filtrada, están superando alarmantemente ... los valores máximos permitidos de metales pesados tales como cadmio, zinc, cobre, níquel y plomo, y que estos terminan, a través del Barranco de Ponce, en el Mar Menor». Ésta es la conclusión del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil tras haber inspeccionado el vertedero de residuos peligrosos Los Blancos II, la corta de Llano del Beal donde fueron depositados los restos mineros de la Balsa Jenny, en esa localidad.

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La Benemérita supervisó este depósito el año pasado y, según ha sabido LA VERDAD, a finales de marzo, remitió un informe con los resultados al Juzgado de Instrucción 4 de Cartagena y al 7 de Murcia, para incorporarlo a las diligencias penales del 'caso Balsa Jenny'. El primer juzgado investiga por un presunto delito contra el medio ambiente a la empresa Portmán Golf, propietaria del vertedero y exdueña de la parcela (cedida a la Comunidad Autónoma) donde estaban los residuos; y el segundo hace igual respecto a la Consejería de Medio Ambiente. Indagan los posibles daños y riesgos causados al entorno por incumplimiento de la declaración de impacto ambiental desde 2007 a 2015.

El Seprona, que recibió una denuncia del edafólogo José Matías Peñas, asegura que el agua contaminada fluye por los poros del suelo y, por gravedad (efecto de «aguas lentas») va a la laguna.

El Instituto Armado señala varios motivos. Dos son que el depósito «carece de revestimiento artificial estanco» y que los materiales empleados para la impermeabilización, exigida por la Comunidad, no son idóneos.

Riesgo para flora y fauna

En tercer lugar, «las especies vegetales plantadas no están arraigando de forma correcta», quizás por el uso de tierra vegetal con «restos de fundición». Por último, «el sistema de recogida y conducción de agua de lluvia mediante canales perimetrales, así como la diminuta balsa de evaporación de la misma, no están evitando daños a la capa de impermeabilización»; y las lluvias han causado «cárcavas».

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Según estas pesquisas, Portmán Golf habría empleado esquistos (un tipo de roca) mineralizados de la corta Sultana, «en vez de filitas» de la corta Tomasa, para ahorrarse dinero, al reducir los desplazamientos de camiones.

La Guardia Civil informa a las autoridades judiciales (en las causas acusan Fiscalía y Ecologistas en Acción) de la falta de un programa de vigilancia ambiental, pese a la proximidad de poblaciones, y de la existencia de «riesgos para la flora y fauna acuícola y para el equilibro de la laguna». Anota que, según los análisis encargados, el agua recogida en una arqueta de la carretera RM F43 superó en 353,33 veces el límite de cadmio del Real Decreto 817/2015; en 214 el de zinc; en 0,62 el de cobre; en 10 el de níquel y en 51,39 el de plomo. En la «escorrentía de afloración», el cadmio lo rebasó en 833,33 veces; el zinc, en 490; el cobre, en 2,83; el níquel, en 27,5; y el plomo, en 119,44.

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Vertidos desde el antiguo solar

Las obras de eliminación de la balsa Jenny, que amenazaba con derrumbarse, costaron 6,5 millones de euros, pagados a partes iguales por la Comunidad Autónoma y el Ministerio de Medio Ambiente en 2006. El solar original aún causa lixiviados hacia el Mar Menor. Para atajarlos, el Gobierno regional quiere invertir 4 millones de los fondos europeos de recuperación pos Covid -19.

Portmán Golf niega los arrastres y destaca la restauración ambiental

Portmán Golf negó ayer que haya lixiviados contaminantes desde el vertedero Los Blancos II y aseguró que ha seguido las indicaciones de la Comunidad Autónoma y que la orografía hace «imposible» los arrastres al Mar Menor. Fuentes de la compañía afirmaron que en las obras de refuerzo de la impermeabilización empleó filitas de la corta Sultana, previa autorización de la Dirección General de Minas. El material fue depositado sobre los residuos, con hasta 1,5 metros de grosor.

Además plantó 4.000 ejemplares de distintas especies vegetales, como algarrobo, lentisco, esparto, romero y tetraclinis. Éstos «han agarrado» y tienen cierto porte. También, en julio de 2019, hizo 30 sondeos que descartaron los lixiviados.

Pese a todo ello, sigue a la espera de que Medio Ambiente dé por finalizada la restauración, donde ha invertido más de medio millón de euros. Por último, afirmó que el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) descartaron escorrentías desde el vertedero. La Consejería no dio ayer información.

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