Enrique Piñana, una voz en pie
José Sánchez Conesa
Miércoles, 5 de junio 2024, 01:14
El día que nací yo' es el título de una canción interpretada por primera vez por Imperio Argentina en la película Morena Clara (1936). La ... copla refleja las penurias y miserias a las que se ve arrastrada una mujer a causa de un amor no correspondido. De pesares y traiciones va la novela del mismo título que nos ofrece la escritora Ana María Alcaraz, presentada por la autora dentro del programa municipal 'Leer, Pensar e Imaginar', en el salón de atos de la Fundación Mediterráneo. Estuvo acompañada de las intervenciones de Belén Piñana y de este cronista.
La fecha de la cinta coincide con el inicio de la guerra civil, que tanto marcaría la peripecia vital de Enrique Piñana Segado (1909-1978), maestro nacional y poeta cartagenero.
La autora pone su prosa ágil y eficaz al servicio de la vida y obra de Enrique. El primer capítulo lo dedica al descubrimiento de la voz silente del escritor, cuyos versos irán irrumpiendo en el relato de una infancia y juventud marcadas con la huella indeleble de su paso por el colegio de huérfanos de la Armada.
Eduardo y Antonio
Conocemos la iniciación literaria e influencias primeras, sus estudios de Magisterio, el amor a la madre, la vinculación con sus hermanos Eduardo y Antonio (cantaor y guitarrista, iniciador de una saga flamenca) y su religiosidad arraigada. El hilo narrativo se adentra en los interiores de Enrique y a su vez se ensancha en el contexto socio político de la época.
La prosa cobra un ritmo vertiginoso con la proclamación de la Segunda República, la guerra civil y el juicio sumarísimo que sufriría como consecuencia de su fidelidad al Gobierno, consecuencia de profundas convicciones democráticas y un acendrado sentido de la justicia social al que le lleva su fe católica. La narración se entreteje con descripciones, diálogos y diversas transcripciones de correspondencia y de documentos oficiales.
Nuestro protagonista seguirá aquellos métodos pedagógicos experimentales propios de la renovación pedagógica de la época con actividades al aire libre, reuniones con padres, horas nocturnas dedicadas a aquellos que tenían que trabajar. Acciones y actitudes que le identificaban con la obra educativa republicana.
Ana María Alcaraz pone su prosa ágil y eficaz al servicio de la vida y obra del artista en su libro 'El día en que nací yo'
Reconozco que la biografía es un género que me resulta muy interesante, independientemente de que esta sea más o menos novelizada, porque todos necesitamos mapas para atravesar el mundo, referencias y experiencias de otros, señales vitales, reflexiones y aprendizajes.
Ejemplaridad
Enrique Piñana, un nombre y dos fechas, nacimiento y muerte. Solo cuando eso se produce podemos ver el cuadro completo, la obra y la imagen de toda una vida. Mientras vivimos la imagen, la foto final de quien somos está en gestación. Con la desaparición física queda la huella definitiva de nuestro paso. Aunque no todas las personas cuentan como Enrique con un libro que prolongue la continuidad de su humanidad. Hace poco leía una novela de Paul Auster, justo cuando me ponía manos a la obra con este artículo: «Una persona muere y poco a poco todo rastro de su vida desaparece. Mi idea es la siguiente: crear una empresa que publicara libros sobre los olvidados, rescatar historias, hechos y documentos antes de que desaparezcan para luego darles forma y construir una narración continúa, el relato de una vida...Resucitaría a esa persona con palabras...Nunca debe subestimarse el poder de los libros». Eso es lo que han llevado a cabo Belén y Ana. Ana abre su novela así: «La historia vital de cualquier persona merece ser contada para que alcance la dimensión más amada por el ser humano: la inmortalidad».
Vivir rima con reconciliarnos con nuestras imperfecciones y en la vida de Enrique observamos, no a un héroe con superpoderes, que no existen, sino a una persona que duda, que se desdice para salvar la vida. Comprobamos la auto exigencia de rehacerla cuando enviuda de Rosario, contrayendo matrimonio con Manuela. Vuelve a sentir la experiencia de la paternidad, deja la prisión y trabaja por encontrar un sitio en el mundo con nuevas significaciones. La generosidad de su magisterio en clases particulares y reinventándose con la creación de la academia Piñana, al ser depurado del magisterio. Afronta una realidad que le golpea con privaciones, pérdidas irreparables, infortunios y, sin embargo, se mantiene en pie.
Con él redescubrimos lo común de todos nosotros, el hecho de ser humanos. Y me parecen hermosas las palabras finales de Ana, acerca de lo que le ha supuesto este proceso de escritura: el conocimiento de dos seres humanos fantásticos como son Belén y su abuelo Enrique, añadiendo, «he aprendido a no juzgar, a comprender y a amar.
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