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Tomás Martínez Pagán
Domingo, 5 de enero 2025, 08:21
El año que acaba de terminar nos deja recuerdos muy gratos vividos en nuestra Trimilenaria. Uno de esos momentos fue el que despedimos el 2024 y dimos la bienvenida al nuevo 2025 con las ya clásicas Preuvas de Pepita. Corría el año 2007 cuando Mari Cruz, la hija mayor de Pepita Muñoz, sugirió que se podrían celebrar en nuestra ciudad un evento de esas características, a modo de trasladar a la calle la celebración de una forma festiva, como se hace en la Puerta del Sol de Madrid cada fin de año, para así poder tomar las uvas un día antes entre amigos y el 31 en familia.
A Pepita le gustó la idea y ese año, junto a toda su familia y amigos, las celebraron en la puerta del Ayuntamiento. En años posteriores siguieron con la costumbre y cada año la afluencia era mayor. Ya en el 2015, cuando se iba a celebrar el nuevo año 2016, Pepita supo que, en ese año, se conmemoraría el 150 aniversario del reloj del Arsenal Militar de Cartagena que comenzó a dar campanadas un martes 6 de febrero de 1866 en la Trimilenaria. Entonces Pepita tuvo la idea de celebrar las preuvas en la Plaza del Rey, delante del reloj gemelo al de la Puerta del Sol. Con su gran capacidad de gestión coordinó la iniciativa con el Ayuntamiento, Hostecar, el Arsenal, la Asociación 'Cartagena de mi Alma', José Manuel Solloso, Antonio Cegarra y muchos amigos más que trabajaron bajo su magistral batuta, consolidando aquellas primeras campanadas y convirtiéndolas en lo que son hoy.
Tocó cambio de rumbo y, desde el emblemático Arsenal, di un paseo hasta el Estadio Carthagonova para, en sus bajos y frente a la tienda oficial del Efesé, mantener un agradable encuentro con uno de nuestros paisanos que cada año vuelve por Navidad a la ciudad. En esta ocasión fue con Cándido Román, gran cartagenero de la famosa dinastía de hosteleros cartageneros Los Romanes, famosos por ser propietarios de El Chamonix, El Futbolín, Hotel Mediterráneo, Denver y Cañizare. Estos fueron algunos de sus muchos negocios familiares. Actualmente, Cándido ejerce en la Universidad de La Laguna, en Tenerife, aunque tan pronto como puede aterriza en nuestra Trimilenaria.
Y con él quedé en la cafetería-restaurante Madness. Empezamos tomando un aperitivo de patatas pétalo con salsa Madness y unas cañas. Me comentó la reunión anual de cartageneros que celebran en Tenerife. Un encuentro entre la cultura, el sabor y la nostalgia que, cada año, llevan a cabo. En esta ocasión fue en la finca El Moral de Tenerife, un escenario que reunió a 34 cartageneros residentes en la isla en otra entrañable jornada. Todos ellos nacidos en Cartagena y Murcia pero que, ahora, viven en Tenerife por motivos laborales o sentimentales. En este tradicional encuentro celebran su herencia cultural, recuerdan sus raíces y comparten momentos cargados de nostalgia y camaradería.
En tan amena reunión nunca falta la degustación de exquisitos platos de la gastronomía murciana, especialmente del Campo de Cartagena. Las típicas marineras cartageneras con rosca, ensaladilla y anchoas; los michirones, tradicional guiso con habas secas y patatas para comerlas con palillo; suculentas empanadillas de carne y pescado; el bonito con tomate; embutidos de matanza y una variedad de aperitivos que evocan los sabores de la infancia y los recuerdos de su tierra natal. El plato principal fue una fideuá de marisco magistralmente elaborada por Claudio Otón y su esposa María Elena, quienes consiguieron transportar a sus compatriotas a nuestro Mediterráneo en cada bocado, con un toque especial de cocina casera que fue más que valorada por todos. Terminaron con nuestros dulces tradicionales con los que rememoraron un pedacito de Cartagena.
Durante el café, rindieron un emotivo homenaje a nuestra poetisa María Teresa Cervantes, una de las figuras literarias más queridas y respetadas en la Región. Escuchando la guitarra de Piñana, mientras el sol empezaba a ocultarse tras los montes de Tenerife, surgió la idea de realizar el próximo encuentro en Cartagena, algo que fue recibido con aplausos de aprobación.
Mientras continuamos con nuestro aperitivo se incorporó el doctor en Ingeniería Industrial y profesor de la UPCT Antonio Guillamón Insa que, días atrás, había presentado en la UNED su novela 'A fuerza de golpes'. La interesante obra cuenta cómo un grupo de jóvenes vive los acontecimientos que se van produciendo en un periodo muy difícil de nuestra historia reciente. Un periodo comprendido entre enero de 1974 y septiembre de 1977, prácticamente cuatro años, en la que tienen lugar los sucesos, algunos de ellos muy dramáticos, que condicionan la España de entonces y su tránsito a la democracia.
La historia transcurre en la Barcelona de esa época, pero con innumerables guiños a Cartagena con la que los personajes principales que sostienen el relato mantienen lazos muy profundos. Los jóvenes Víctor y Amanda se conocen y se enamoran en Cartagena durante el servicio militar del primero. Por avatares de la vida, ambos deciden desplazarse a Barcelona y se integran en un colectivo político de jóvenes comprometidos con la libertad que luchan para que las futuras generaciones de españoles puedan vivir, algún día, en un país moderno y democrático. Pero la novela no solo se refiere a las innumerables ocasiones en las que se arriesgan en la lucha contra la dictadura sino que intenta lanzar varios mensajes positivos y traslada a los jóvenes de hoy la importancia de corresponsabilizarse con nuestra sociedad, dejando patente lo que costó traer la democracia a nuestro país.
La novela está publicada por la joven Editorial Pando, una empresa familiar cartagenera. Es un proyecto emprendedor que surge de la pasión de sus fundadores por los libros y, de forma especial, por escribir. Siendo sus principales rasgos significativos y diferenciales la cercanía con el autor desde el primer momento, una apuesta inequívoca por los escritores noveles y con un equipo de personas muy preparadas que incluye profesionales tan diversos como filólogos, pedagogos, diseñadores gráficos y letrados que asesoran durante todo el recorrido.
Como no existe mejor manera de celebrar un encuentro y atendiendo la propuesta de Mariano Belmonte, director de las Secciones Deportivas del F.C. Cartagena, nos sentamos a la mesa en el acogedor restaurante Madness, donde disfrutamos de un menú exquisito. Empezamos con una ensaladilla de alcachofas y continuamos con un provolone de queso especial con tomate especiado. Después vinieron unas malagueñas de hojaldre con boquerón para terminar con un sabrosísimo costillar a la miel y la mostaza acompañado de pan artesano caliente con aceite y orégano. Todo regado con un tinto de Ribera un Lleiroso, 100% tempranillo crianza.
El punto dulce fue una napolitana de chocolate con glaseado de limón acompañada con un exquisito café. Un gin tonic en el bussines de Madness con música en directo sirvió para dar la bienvenida al nuevo año entre buenos amigos. Termino con esta sabia reflexión: «Incluso la gente que afirma que no podemos hacer nada para cambiar nuestro destino, mira antes de cruzar la calle».
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