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Un joven golpea por la espalda a un empleado del bar Pico Esquina durante la pelea de este sábado por la noche.

Máxima preocupación ciudadana y policial en Cartagena por los altercados causados por menores

Detenidos dos jóvenes por agredir a camareros de un bar de la Plaza de José María Artés cuando trataban de proteger a sus clientes de una pelea

Gregorio Mármol

Cartagena

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Domingo, 10 de julio 2022, 09:34

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La violencia y la delincuencia juvenil se va de las manos en Cartagena. Ni los vecinos ni los policías esconden su creciente preocupación por el cariz de los últimos sucesos. Dos semanas después de que jóvenes y menores de edad agredieran a doce policías en una plaza de la Urbanización Mediterráneo tras pedirles que bajaran el volumen de su música, nuevos disturbios provocados por adolescentes sorprendieron a los cartageneros en plena Plaza del Ayuntamiento el sábado por la noche. Una mujer herida por el impacto de un vaso en la cara, varios camareros pateados y dos menores arrestados es el resumen de lo ocurrido.

Los agresores de los empleados del turno de tarde del popular y céntrico bar Pico Esquina fueron una veintena de menores que participaban en una riña tumultuaria por asuntos banales. Como consecuencia de ello, agentes de la Policía Local detuvieron a dos de los presuntos agresores y los pusieron a disposición del Cuerpo Nacional de Policía, según confirmó el concejal de Seguridad Ciudadana, Juan Pedro Torralba. En comisaría analizan las imágenes que proliferan en las redes sociales en busca de otros participantes en los altercados.

En el transcurso de la bronca sufrió heridas la propietaria del establecimiento, María Teresa Devia, en cuya cara impactó un vaso lanzado por uno de los jóvenes. Tuvo que acudir a un centro sanitario, donde le dieron varios puntos en la frente.

La propietaria del establecimiento, María Teresa Devia, este domingo por la mañana con las heridas sufridas tras la pelea.
La propietaria del establecimiento, María Teresa Devia, este domingo por la mañana con las heridas sufridas tras la pelea. JM Rodríguez / AGM

Los hechos se desencadenaron hacia las 23.45 horas en la esquina de las plazas José María Artes, del Ayuntamiento y de la calle Bodegones debido a una pelea de dos chicas. En ese lugar se ubica el bar Pico Esquina, cuyos camareros intervinieron para separarlas y, de paso, evitar que la aglomeración de una treintena de chavales, que las jaleaban mientras grababan con sus móviles, molestaran a los clientes que terminaban de cenar en la terraza. El Pico Esquina es un sitio popular con nutrida clientela local, presencia de turistas y también frecuentado entre semana por funcionarios y políticos del Palacio Consistorial.

Los acompañantes de las chicas se revolvieron contra los camareros, que solo trataban de mediar. Lanzaron por los aires mesas y sillas. También destrozaron vasos y platos. Envalentonados por la superioridad numérica y la ausencia de educación, la emprendieron a patadas y puñetazos contra los hosteleros. Un chico llegó a coger la pértiga utilizada para subir y bajar los toldos de la terraza para atizar a todo aquel que se cruzó en su camino. En las redes sociales proliferan desde ayer gran cantidad de imágenes de los altercados, que también están siendo analizadas por los cuerpos policiales para identificar a más responsables de lo sucedido. No se descartan nuevas detenciones en las próximas horas.

Heridas a la propietaria

«Noté que algo muy fuerte me estallaba en la cabeza. Y de repente vi que me chorreaba la sangre», explicó este domingo María Teresa Devia a LA VERDAD, aún muy nerviosa por lo ocurrido. La mujer sufre cortes en la frente y en un pómulo, así como un traumatismo en un ojo.

«Noté que algo me estallaba en la cabeza y que de repente chorreaba sangre», dice una de las hosteleras agredidas

Vecinos de la Plaza del Ayuntamiento señalaron como «fuente del conflicto» un bar de la calle Bodegones frecuentado los viernes y los sábados por chicos menores de edad procedentes de los barrios. Sus clientes se dispersan por los alrededores con vasos en la mano y generan con cierta frecuencia conflictos que casi siempre se dirimen a golpes en la puerta lateral del Palacio Consistorial, donde hay vigilancia permanente de la Policía Local y cámaras. Según el concejal Torralba, el establecimiento pasa con frecuencia inspecciones municipales y no le constan irregularidades en su funcionamiento.

«Tenemos un problema con la gente que en lugar de salir a pasarlo bien solo quiere liarla», reconoció la alcaldesa tras telefonear a uno de los agredidos. Noelia Arroyo anunció que hoy tiene previsto analizar lo ocurrido con los jefes de la Policía Local y también con Torralba. Igualmente, pretende compartir impresiones con los responsables de la Policía Nacional en Cartagena. «Las competencias de seguridad ciudadana son suyas. Quizás necesitemos más despliegue de Policía Nacional allí donde se concentra gente», aseguró, aunque pidió tiempo para tomar decisiones al respecto. Lo que sí tiene claro es que «seremos contundentes con la gente que sale a provocar peleas».

Otro motivo de preocupación es la implicación de adolescentes en los últimos desórdenes públicos ocurridos en Cartagena. «El hecho de que haya menores metidos en estos enfrentamientos debe hacernos reflexionar a todos, empezando por las familias. La calle debe ser un espacio de convivencia. Y quien no respete las normas debe asumir las consecuencias».

Arroyo no cree que haya un clima de inseguridad creciente ni muy distinto al de otras grandes ciudades. Sin embargo, en las últimas semanas ha habido graves altercados en la ciudad, con la participación de jóvenes, que han disparado todas las alarmas en los cuerpos de seguridad. La semana pasada tres muchachos agredieron de madrugada a una pareja en la calle Honda porque les negaron un cigarro. Según la denuncia del hombre, antes de ser derribado y pateado en el suelo fue amenazado con una navaja.

A todo esto se suman los altercados ocurridos a finales de junio, en vísperas de San Juan, en la Urbanización Mediterráneo. Diferentes grupos de jóvenes, como si fueran uno solo, atacaron a doce policías locales y nacionales que acudieron una noche a la plaza de la asociación de vecinos del barrio a llamarles la atención porque la música que escuchaban a todo volumen molestaba. Previamente, los funcionarios encontraron una actitud insolente y desafiante por parte de estos jóvenes, que no dudaron en utilizar hasta cascos de moto para golpearles. Como consecuencia de ese episodio violento, hubo seis detenidos, dos menores. El único que acabó en prisión adoptó una actitud irrespetuosa, chulesca y desafiante durante su estancia en los juzgados.

«Estamos perdiendo la calle y esta gente la está ganando»

El representante sindical de UGT en la Policía Local Juan José González Salas describió a los protagonistas de los últimos desórdenes públicos como «jóvenes de 16 y 17 años que han perdido el respeto a toda autoridad». En su opinión, estos chicos actúan movidos por un sentimiento grupal difícil de controlar por la Policía Local debido a la escasez de efectivos. «Se está perdiendo capacidad de respuesta frente al giro que está dando la ciudad. El espacio que nosotros estamos perdiendo, porque estamos perdiendo la calle, lo están cogiendo ellos», aseguró en referencia a estas pandillas. González pidió reforzar la ley para actuar contra los alborotadores, pero también aumentar la capacidad de la Policía Local. «Faltan cien efectivos en el cuerpo. La recomendación europea es de 1,8 agentes por cada mil habitantes. Aquí estamos en 1,1. Los compañeros ya están cansados de hacer horas extra y de no pasar más tiempo con sus familias», dijo.

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