El Cristo del Socorro de Cartagena recupera un original de sus Constituciones de 1691

Dicho documento ha sido adquirido gracias a la generosidad de un donante anónimo y fue presentado oficialmente ante los directivos de la cofradía en el último Cabildo de Mesa, celebrado la semana pasada.

La obra reviste una especial importancia, ya que fue impresa en Murcia por Vicente Llofriu en el mismo año de la fundación de la Cofradía, que tuvo lugar bajo el patrocinio del duque de Veragua. El noble ordenó construir una capilla en la Iglesia Mayor de Cartagena, la actual Catedral vieja, para rendir culto al Cristo del Socorro, al que atribuyó la curación milagrosa de su hijo Manuel, enfermo de gravedad y sanado tras una procesión de rogativa celebrada en 1689.

El volumen, en formato cuartilla, tiene 36 páginas impresas, un huecograbado del Cristo original, guardas y un notable estado de conservación, tras un proceso de restauración. Por su contenido y características, es muy probable que perteneciera a uno de los «cavalleros fundadores» de la cofradía, cuyos nombres y firmas figuran al final del libro, certificadas ante Juan de Torres, notario público de la Vicaría de la ciudad.

En su primera parte figura un 'Auto de Remisión' emitido por el obispo Antonio de Medina Cachón, quien solicita a tres reverendos padres su parecer sobre las reglas. A continuación, se recogen las aprobaciones de estos tres prelados de distintos conventos, seguidas de la licencia episcopal, fechada el 21 de abril de 1691, y firmada por el obispo de Cartagena.

Las Constituciones contienen una introducción que narra el origen milagroso de la devoción al Cristo del Socorro, seguida de 21 capítulos que establecen las normas y fines de la cofradía. El documento concluye con la certificación notarial que da validez al conjunto.

Con la incorporación de este ejemplar, lacofradía da un paso más en la recuperación y conservación de su legado histórico, reafirmando su compromiso con la memoria religiosa y cultural de Cartagena. Este valioso documento será conservado y protegido como parte del patrimonio cofrade, testimonio único de una devoción que ha perdurado más de tres siglos.