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Comuna de París con Combatz.
«¿Quién es Combatz?»

«¿Quién es Combatz?»

Luciano José Combatz, que llegó a España en 1868, fue el prototipo de aventurero rojo que se enroló en las filas garibaldinas, comuneras y cantonales

LUIS MIGUEL PÉREZ ADÁN

Cartagena

Sábado, 6 de abril 2019, 10:59

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Muchos cartageneros se preguntaban en 1874 quién era Combatz cuando visitaban la prisión de la ciudad. Mostraban curiosidad por ver a Luciano Combatz, como si de una estrella circense se tratase. Situados en la sublevación cantonal de Cartagena, encontramos múltiples personajes poliédricos y complejos que interactúan en esta insurrección. Analizados en profundidad, son verdaderamente muy curiosos.

Soldados de la Revolución que, de manera exógena, llegan de fuera y forman parte de lo que ocurre en el interior de un país ajeno al de su nacionalidad. Toda Europa vive a finales del siglo XIX movimientos revolucionarios en donde los llamados internacionalistas jugarán un papel decisivo en defensa de unos ideales, dispuestos a defenderlos donde sea y con un fusil en la mano.

En España muchos extranjeros son atraídos por los fogonazos de las revoluciones liberales y algunos de ellos adquirirán cierto protagonismo político. Por centrarnos en uno de ellos, y por su presencia en la Cartagena Cantonal, nos fijamos en Luciano José Combatz. Es el prototipo de aventurero rojo que se enroló en las filas garibaldinas, comuneras y cantonales.

Este soldado periodista había llegado a España apoyando a la 'gloriosa', una sublevación militar con elementos civiles que tuvo lugar en septiembre de 1868. Fue el primer intento de establecer un régimen político democrático en este país. Barcelona, Madrid y Zaragoza serían lugares en donde ejerció como periodista activo e involucrado en todas las insurrecciones republicanas. Incluso lo encontramos al mando de una compañía de voluntarios aragoneses por la Serranía de Ronda, en octubre de 1869.

Un año más tarde regresa a su país para intervenir directamente en la Común parisina, donde tuvo un protagonismo destacado, pasando a desempeñar importantes cargos durante la insurrección y combatiendo hasta el final de la semana sangrante. Tras la debacle comunera, Combatz permaneció en París, pero fue detenido el 1 de junio, cuando portaba una bomba incendiaria (bajo su sombrero). Fue juzgado en consejo de guerra el 16 de diciembre de ese año y condenado a deportación.

Combatz regresaría a España el 25 de marzo de 1873, en calidad de corresponsal del 'New York Herald' y llegaría a ofrecer sus conocimientos militares al gobierno republicano de Estanislao Figueras para enfrentarse a los carlistas, que se negó a darle el rango de coronel agregado al Estado Mayor General del Ejército del Norte, ante las críticas surgidas por ser extranjero y excomunero.

Según cuentan, poco después, perdería su trabajo de corresponsal del 'New York Herald' y comenzó a atravesar serias dificultades económicas. Pero con las insurrecciones internacionalistas de julio, le encontramos primero en Valencia, junto al grupo comandado por la comunera Mina Puccinelli y Ganier d'Abin, y fracasada la intentona en esa pasaron a Cartagena desde el 2 de agosto, donde fueron llegando otros excomuneros con amplia experiencia militar. Entre otros estaban el comandante de artillería Bonaure, el capitán del 61º batallón federado Sabathier Berliac, o el pintor Federico Borgella, coronel de artillería que había sido ayudante de campo del general Rossel durante La Común.

La función que asumió Combatz durante el cerco de Cartagena no está clara. Los testigos afirman que se ofreció a formar parte del ejército federal en calidad de exoficial garibaldino y participante en la insurrección de 1869, y luego como periodista, en ambos casos sin conseguirlo, mostrándose en desacuerdo con los jefes cantonales, y permaneciendo allí como mero observador de los acontecimientos.

Sufrió las mismas penalidades que el resto de los sitiados, pasó hambre y privaciones en estos meses de resistencia, y tras la rendición de la plaza, el 12 de enero de 1874, Combatz se negó a embarcar rumbo a Orán con el resto de exiliados. Fue arrestado a los pocos días en Cartagena, permaneciendo en sus calabozos y despertando el interés de su población por tan singular personaje.

Durante su encierro, aprovechó para escribir una serie de artículos sobre la insurrección cantonal que fueron publicados entre el 11 de febrero y el 28 de abril de 1874 en el diario 'La Iberia', con el título 'Hombres y cosas de Cartagena'. En estos artículos criticaba con dureza a los dirigentes cantonales y hacía una descripción bastante costumbrista de la vida de la ciudad durante el asedio.

Finalmente, Combatz sería juzgado en consejo de guerra y condenado a deportación en las lejanas Islas Marianas, donde parece que llegó a comienzos de 1875 junto a centenares de cantonales y socialistas españoles, quienes fueron abandonados a su suerte, amontonados en un territorio inerme y obligados a tener que alimentarse de raíces y plantas silvestres. Eran condiciones de vida atroces que degeneraron en una insurrección a finales de año contra las autoridades españolas en Filipinas, tras negarse a ser usados como mercenarios contra los piratas de la zona, por los que fueron duramente castigados, una historia que está todavía por contar.

Regresaría a España en 1877, estableciéndose en Madrid, desde donde enviaría su última carta a su familia el 6 de mayo de 1878, afirmando que estaba en la más absoluta pobreza y con mala salud. Después de ello simplemente desapareció. ¿Quién es Combatz? Un curioso personaje extranjero, francés de la Commune de París, peregrino revolucionario, internacionalista federalista, militar y periodista, que apareció en el escenario de la revolución cantonal de Cartagena.

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