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Varios legionarios se refugian de la lluvia bajo una marquesina del quiosco de la Plaza de San Sebastián, durante el fin de semana.
Roma pide un cambio de fechas

Roma pide un cambio de fechas

Tras las lluvias, la Federación acepta el debate dentro de un plan integral de mejora de las fiestas históricas

Eduardo Ribelles

Martes, 30 de septiembre 2014, 01:56

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Tropas y Legiones alaban la capacidad de sacrificio y trabajo de los festeros y agradecen que los actos tuvieran una gran entrada durante el Año XXV de las fiestas de Carthagineses y Romanos, pese a las inclemencias del tiempo. Las diferencias salen a la luz al hablar del mantenimiento o el cambio de fechas para evitar la 'gota fría'. Roma pide que se estudie en profundidad esa opción. Quart Hadast no lo cree necesario. Por suerte, la Federación lo tiene previsto «dentro del debate que se abrirá de aquí a fin de año para ver qué hay que cambiar para mejorar en las próximas ediciones. Después de 25 años, es el momento de resetear las fiestas», explicó su presidente, Javier Ibernón.

Los chubascos torrenciales alteraron unas bodas de plata organizadas para marcar la diferencia y tras las que Consejo, Senado y Federación consideran un éxito haber completado con dignidad casi todos los actos del programa. El sufeta cartaginés, Ramón Jerez, subrayó que los suyos (Fundación, Bodas, Oráculo y Desembarco) «alcanzaron este año una gran brillantez»; el presidente del Senado Romano, José Antonio Meca, reconoció que su agenda fue arrasada por la lluvia del viernes y agradece «haber podido salvar las adversidades», para celebrar los actos más importantes: Circo y Batalla.

Fue Meca quien abrió ayer la puerta al debate sobre el cambio de fechas. «Yo me lo replantearía», indicó. Y se atrevió a proponer finales de junio «como una posibilidad». A su juicio, es algo que tendría que abordarse «con un estudio serio y riguroso, que es algo que no se ha hecho todavía». Lo esencial, para él, es buscar una época del año «en la que el riesgo de lluvias no nos haga la puñeta tan a menudo». Jerez advirtió que cualquier planteamiento de este tipo «debe hacerse teniendo en cuenta que las fiestas necesitan de un periodo de preparación y trabajo de un mes, entre ensayos y montaje, y eso, en junio, es más difícil de conseguir».

Al igual que para Jerez, para Javier Ibernón, «junio es mal mes, porque todavía hay clases y exámenes para escolares y universitarios, lo cual va en contra de la estrategia de captar al público joven». A su juicio, la única fecha viable es finales de julio, «después de La Mar de Músicas, pero con ese calor, habrá que ver quién se pone el traje de carthaginés o el de romano», añadió.

Conquistar el casco urbano

Conseguir que las fiestas tengan reflejo en el centro urbano, especialmente en el casco histórico, sigue siendo una asignatura pendiente. «Llevamos tres o cuatro años en ello. Pero hay que recuperar lo que no se hizo en los diez anteriores», explicó Ramón Jerez.

«Claro que nos gustaría ver banderas festeras en los balcones, escaparates adornados y que los bares y restaurantes se vuelquen. Seguiremos peleando por tener ese respaldo de empresarios y vecinos», indicó Javier Ibernón. La Federación de Tropas y Legiones planteó el año pasado un proyecto de unión con los hosteleros, con la Batalla de las Barras. No funcionó. La intentona de este año, la Lucha de las Tapas, tampoco ha cuajado.

El impacto de las fiestas en el casco antiguo se deja ver en los desfiles y no tanto cuando los actos se concentran en el puerto. «Pero aunque solo fuera por esa influencia, tendría que haber más receptividad a nuestras propuestas», añadió el presidente de la Federación.

Desde la patronal comarcal de hostelería Hostecar, su presidenta, Francisca Naranjo, reconocía que no tenía información sobre la repercusión que las fiestas habían tenido sobre el sector. Sin embargo, su homóloga en la Asociación de Hoteles de Cartagena, María Dolores Sánchez, reconoció que «las cifras de ocupación han sido mejores que las del año pasado, holgadamente por encima del 50%». «Si no hubiera llovido, seguro que habrían sido superiores», añadió.

El campamento se ha consolidado y aún se espera que viva tiempos mejores, según los dirigentes festeros «El plan de dotarlo de servicios para convertirlo en un recinto para todo tipo de eventos es bueno. Y esperamos que se solucione también el problema de inundaciones de la explanada que hay delante, porque es el acceso que tenemos», indicó Ibenón. Se apuesta por seguir montando y desmontando cada año los campamentos y hacer uso de la sede almacén alquilado, inaugurada hace un mes en Los Dolores.

Por último, la Federación, el Senado Romano y el Consejo Carthaginés mantendrán la lucha conjunta por conseguir que el jueves anterior al viernes festivo sea día no lectivo. A juicio de José Antonio Meca, «la cantidad de niños que participaron el pasado miércoles en las Pruebas de Aspar y los Ludi Romani dan idea de cómo estaría el campamento el jueves, si fuera no lectivo».

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